Best Friends

Capítulo 9||

June Becket

El auto se estaciona tres larguísimas horas después, frente a la casa de playa, y tomo mi mochila bajándome de inmediato, entrando a la casa solitaria y silenciosa que me provoca dolor de cabeza. Me alejo tomando las escaleras y me adentro en la alcoba dejando caer mi cuerpo sobre la cama, tomo mi móvil de la pequeña mesa y enciendo la pantalla para revisar las notificaciones y mensajes.

Tengo unas quince llamadas perdidas de Will y varios mensajes, mientras que de Mike tan solo hay una, la cual ignoro pasando a abrir los mensajes de Will.

«¿Dónde estás, cariño?» (1) Ayer, 9:01 am

«June» (2) Ayer, 10:20 am

«¿Ya estás aquí, amor? » (3) Ayer, 12: 35 pm

«¿Por qué no me contestas?» (4) Ayer, 7: 16 pm

«June, ¿Con quién estás?» (5) Ayer, 11:50 pm

«¡Enserio June, ya contesta, maldita sea!» (6) Hoy, 7: 15 am

«June, por favor responde.» (7) Hoy, 9: 05 am

El último mensaje es reciente, y tomo una respiración profunda, combatiendo el estrés y la mala racha que me invade en cuanto termino de leer cada texto.

Le comenté a Will lo de la fiesta de León, a pesar de que odio dar explicaciones, estaba muy ocupado en el trabajo con su padre por lo que no lo vi antes de partir, y el que me envíe esos últimos mensajes, me deja claro que sigue ocupado en el trabajo.

«Estoy bien, regreso mañana, tuve algunos inconvenientes. » Me limito a responderle, dejo el celular sobre la pequeña mesa, y me pongo de pie para bajar por algo de comer.

No hay rastros de León en ninguno de los alrededores, y tomo de lo que hay en el refrigerador para prepararme un sándwich, acabo con el, y me siento en el sofá que da vista a la piscina y al jardín floreado, con una lata de cerveza en mano, y me atraganto con el segundo trago en cuanto veo a León emerger de la profundidad del agua, tan solo con una bermuda puesta, y el lobo dibujado en su pecho izquierdo, distrae mi vista por completo, largos segundos, y ¡j***r, ¿Qué demonios pasa conmigo? Es solo León, el mejor amigo de Mike y guardaespaldas. No es la primera vez que lo veo, convivo con el todo el tiempo, ¡así que ya basta!

Me pongo de píe y vuelvo a la habitación recuperando la cordura, tengo nuevos mensajes de Will, los cuales siquiera leo, tomo mi libro y continúo leyendo en la página que me quede anteriormente, hasta que llega la noche.

Mi estómago empieza a crujir, y bajo por algo de cenar recordando las palabras e indicaciones del doctor, León está sentado en el sofá hablando por su móvil, trae la misma bermuda solo que ahora con una polera blanca, continúo caminando a la cocina pero, me detengo en cuanto el sonido del timbre llega a mis oídos.

—¿Esperas a alguien? —Le pregunto a León en un susurro y niega colocándose de píe.

Tomo la dirección a la puerta y, él sujeta mi muñeca deteniendo mis pasos.

—Espera aquí. —Me pide y asiento dejando que vaya.

—¡Hola! Espero no haberme equivocado de casa, ¿Está June? —Inquiere una voz femenina brusca algo conocida, y inclino mi cabeza tan solo un poco, captando a la rubia de cabello raspado y piercings de la última vez, ¡¿Qué rayos?!

León voltea su cabeza levemente encontrando mis ojos, y niego inmediatamente con incomodidad, él rueda sus ojos devolviendo su vista a la chica.

—¿Tú eres? —Pregunta él, recargando su cuerpo en la puerta de madera marrón, la chica suelta una sonrisa de lado nerviosa.

—Soy Annie, la conocí en la fiesta de cumpleaños de un amigo de mi novia. —Responde.

—¿Para qué la buscas? —Cuestiona directamente León y veo como la chica vuelve una de sus manos puños.

—¿Sos su novio o qué? ¿Por qué tantas preguntas? ¿Se encuentra o no? —Se molesta, y me encojo ante lo brusco de su tono.

—No. —Responde inclinándose. —Soy su guardaespaldas. —Miente provocándome algo de alivio, y la chica vuelve a volver sus manos puños. —¿Y sabes qué? Tengo una pregunta más, ¿Cómo demonios es qué sabes que se aloja aquí? —Inquiere en un tono brusco y la extraña chica vuelve a sonreír con incomodidad.

—Un amigo me dio la dirección. —Contesta adentrando sus manos en sus bolsillos. —Quiero hablar con ella, ¿Está o no?

—No. —Responde León sacándome del apuro.

—Bien, gracias. —Le sonríe hipócritamente, para luego marcharse, León cierra la puerta y me asomo soltando un exhalación profunda.

—Esta putamente loca, es una acosadora de mierda. —Suelto pasando mi mano por mi rostro.

—Le gustas. —Comenta León pasando por mi lado sin mirarme, volviendo a sentarse en el sofá, retomando su móvil, y ignoro su comentario yendo a la cocina.

Preparo una pasta simple con los pocos ingredientes que hay, y me siento en el sofá pequeño individual, extendiéndole un plato a León.

—No me gusta la pasta. —Dice alejando el plato de su vista y ruedo mis ojos echando todo en el mío.

—Más para mí. —Contesto empezando a comer.

Él se pone de píe, tomando las escaleras, nunca nos hemos llevado muy bien que digamos, y bueno, al parecer las cosas entre nosotros, ahora han empeorado.

Termino con todo, lavo los utensilios que utilice y vuelvo a tomar una cerveza, quedándome en el sofá con los pensamientos flotando en mi cabeza.

León... Es atractivo, lo sé, claro que lo sé, siempre lo he sabido, él es bastante alto, castaño, fuerte, y no tiene nada que no haya notado antes, excepto los muy azules que son sus ojos y su hospitalidad a la hora de llevarme y traerme de regreso del hospital, creo que me siento muy agradecida con él ahora, eso es todo.

Mike, es alguien muy importante para mí, y tengo claro lo imbécil que puede llegar a ser, siempre elige sus negocios por encima de todo, y el que no este aquí ahora no es algo a lo que debería tomarle tanta importancia, pero, no puedo parar de pensar el hecho de que si le hubiese pasado algo igual a Sofia, si estuviera aquí.

Will, es un chico guapo, atento y cariñoso, lo quiero, realmente lo hago, pero ha cambiado tanto, ha sacado sus garras, y siento que desde que formalizamos nuestra relación, solo me ha causado corajes y estrés.

Dejo de pensar boberías en cuanto León baja las escaleras vestido con una ropa casual, con el cabello húmedo y con un olor exquisito a perfume que me hace seguirlo con la mirada, toma el par de llaves del auto de sobre el mesón, y me reincorporo de inmediato en cuanto capto que va a salir.

—Oye no me dejes sola. —Bramo haciendo que voltee. —No con esa loca rodeando por ahí. —Reparo poniéndome de pie.

—¿Si captas que mentí, no? —Inquiere en un tono arrogante. —No soy tu guardaespaldas, June. —Aclara alejándose a la puerta. —Solo limítate a no abrirle a nadie. —Suelta abriendo la puerta, para luego largase sin decir más.

Regreso a la alcoba, y me recuesto en la cama, tomando mi móvil, dejando que el sueño llegue a mí, mientras observo algunos vídeos, recuerdos con mis padres guardados en mi galería, para ser exacta. El sueño por suerte no tarda en llegar y dejo mi móvil a un lado para descansar.

Mamá alisa mi cabello, y sonrío quedándome tranquila, sin moverme sobre el sofá, dejando que lo trence hasta la mitad de mi espalda, termina y se incorpora frente a mí, dejando su suave mano sobre mi mejilla.

—Sos tan preciosa, mi niña. —Me dice con una sonrisa y le devuelvo la sonrisa feliz, la mayoría de mis cualidades vienen de ella, tengo sus ojos, nariz, cejas, y labios, de papá tan solo heredé el cabello.

—¡Cariño! —Exclama papá, llamándola, entrando a la casa con su carpeta en mano, y una sonrisa enorme. —¡Le encantó, le encantó la idea y mañana firmaremos el contrato! —Suelta y mamá se pone de pie dejando un corto beso en sus labios.

—Eso me hace tan feliz mi amor. —Le dice y papá se inclina cargándome en sus brazos.

—¿Ya lo vez, hermosa? Ahora si podrás ser una gran pintora, te apuntaré en las mejores escuelas de arte, serás una estrella. —Me dice emocionado, y extiendo mis brazos abrazando a ambos.

—Gracias papá, gracias mamá, los amo. —Les digo, compartiendo mi felicidad, llenando los rostros de ambos de besos, y...

Despierto con el rostro bañado en lágrimas, las remuevo colocándome de pie, en cuanto noto la luz del sol matutina, me olvidé de cerrar las cortinas anoche, y la claridad que entra avasalla cada mínima parte de la alcoba.

Dejo la ropa que me voy a colocar sobre la cama, recojo el resto de mis cosas y voy al cuarto de baño con la toalla blanca en mi hombro, para ducharme, termino en cuestión de minutos y una vez que tengo todo listo, bajo las escaleras.

—El barco sale en unos quince minutos, vamos. —Espeta León al pie de la escalera tomando su equipaje, apresurándose afuera.

Las olas mueven mi cabello y lo ato dejando mi cabeza apoyada en el barrandar, León se mantiene alejado hablando con el encargado del barco, mientras yo me mantengo sentada en el mismo lugar en las próximas horas, hasta que el barco se detiene en las tierras de Inglaterra.

—Toma un taxi a tu casa, iremos por caminos separados. —Me espeta León en cuanto ambos bajamos, y abro mi boca para refutar pero él vuelve hablar antes. —Mike dijo que no tienes que ir hoy al bar, así que descansa.

—Estoy cansada de descansar, quiero ir y voy a ir. —Respondo sacando mi mano para detener un taxi, León toma mi muñeca, dejando mi vista en sus ojos.

—Un lavado estomacal no es cualquier cosa, todavía necesitas descansar, así que has lo que Mike dice, y no estorbes. —Suelta quitando el agarre de mi muñeca, y se aleja, perdiéndose entre la multitud de personas que van y vienen.

—Señorita, ¿Va a entrar o no? —Pregunta el señor del taxi impaciente.

—Si, lo siento. —Contesto entrando al auto, le indico la dirección y no tarda en detenerse frente a la mediana casa de mis padres, la cual atesoro y adoro con mi vida.

Me cambio a una ropa más ligera y cómoda, rehago el chongo en mi cabeza y limpio cada espacio de la casa, acabo con todo el polvo recién, y en cuanto termino tomo mi móvil, para llamar al único familiar que se preocupa por mí.

—Mi preciosa bebé, ¿Cómo estas? —Su voz suave y dulce me llena de paz y alegría.

—Estoy bien, abuela, ¿Cómo estás tú? ¿El abuelo, la tía Amanda y el tío Jhonny? —Pregunto a pesar de que a ninguno le interesa saber de mí.

El abuelo me odia por que cada que me ve, siente un dolor infinito por la perdida de mi madre, a mis tíos nunca le interese, la abuela es la única que suele llamarme y visitarme cada que puede. Los padres de papá murieron algo jóvenes, y papá era hijo único, al igual que yo.

—Estamos todos bien, princesa. Las fiestas navideñas se acercan, amor, y a todos nos gustaría que vinieras, la pasaremos bien, ¿Ven en cuanto tengas vacaciones, si? —Me pide en un susurro, y mis ojos se llenan de lágrimas, la extraño, la extraño tanto y en verdad quiero verla, pero se que miente y que solo a ella le gustaría que fuera.

—Veré que puedo hacer, abuela. —Miento, no quiero molestarlos. Cada navidad la paso con Mike, y en verdad espero que esta no sea la excepción. —Seguimos hablando luego, abuela, te quiero, cuídate por favor. —Me despido, no quiero ponerme sentimental ahora, además de que la noche se asoma y ya es hora de que empiece a prepararme.

—Esta bien cariño, tú también, te adoro. —Cuelgo la llamada con una sonrisa algo melancolía.

.

Una hora más tarde, me adentro entre la multitud del bar, Eduard es quien atiende la entrada esta noche, lo cual agradezco, no quiero más estúpidos sermones de parte de León.

Voy directo a mi lugar de trabajo, tomo el mandril que me corresponde, y me acerco a los chicos, están solo Camila y Ney, a Sofia últimamente no la veo servir.

Camila no me repara y Ney me sonríe a modo de saludo como siempre, empiezo a tomar las órdenes, y a servir tragos, el bar como siempre esta repleto de personas, y ruedo mis ojos cuando veo a Mike acercarse con su mano entrelazada con la de Sofia.

—¿Qué haces aquí? —Inquiere en un tono molesto que me irrita.

—¿Qué no es obvio? Trabajando. —Respondo en un tono sarcástico, y endurece su gesto.

—No le respondas así a mi novio, es tu jefe por si no lo recuerdas, perra. —Se mete Sofia, y la sangre en mis venas se torna ácida.

—También es tu jefe estúpida, y sin embargo no trabajas solo te la pasas follando. —Espeto cabreada y Sofia aprieta sus puños molesta, Mike lleva su mano al puente de su nariz cansado, y exhala inclinándose sobre el mesón.

—No tolero las faltas de respeto hacia Sofia, June y lo sabes. —Suelta, subiendo los niveles de mi ira en cuestión de segundos.

—¿Sabes qué? ¡Vete al diablo, renuncio! —Le grito quitándome el mandril con rabia, y me alejo con rapidez empujando a todas las personas de mi camino, las lágrimas nublan mis ojos y termino chocando contra alguien, retrocedo sobando mi frente por lo duro de su pecho. —Lo siento, yo... —Respondo cabizbaja y...

—¿Qué coños haces aquí? —La voz fría y cortante de León penetra mis oídos.

—No te debo explicaciones. —Bramo empujándolo de mi camino, pero vuelve a tomar mi muñeca deteniéndome. —¡Déjame en paz! —Le grito intentando zafarme de su agarre y levanta mi mentón deteniendo mi ataque de rabia, en cuanto mis ojos dan con los sumamente azules de él.

—¿Qué sucedió? —Inquiere y sonrío de manera irónica alejándome.

—¡Que renuncié, eso sucedió! A nadie le agrado aquí, y estoy convencida que es mi segunda mejor decisión. —Exclamo, y las malditas lágrimas empiezan a correr por mi rostro. —¡Muévete, aléjate, no quiero estar más aquí! —Continúo gritando y toma mi muñeca, empezando a caminar, sacándome de allí.

—Entra. —Exige abriéndome la puerta de su coche y niego.

—No quiero tu lastima. —Dejo claro y rueda sus ojos volviendo a tomar mi muñeca.

—Soy un guardaespaldas, June, mato a sangre fría al que tenga que matar, no siento lastima por nadie, ¿Entiendes? —Espeta fijando sus ojos en mi rostro.

—¡¿Entonces, qué? ¿Por qué cojones me ayudas si no?! Lo dejaste claro, León, dejaste claro que no soy una amiga para ti. —Susurro con el sabor salado en mis labios, y León exhala molesto. —Ni si quiera tú, lo sa... —El impacto de sus labios corta mis palabras, el sabor mentolado de su boca se mezcla con lo salado de mis lágrimas, y aún en el medio de shock, no se por qué diablos coacciono ladeando mi rostro, dejando que profundice el beso que me deja en completo asombro.

Su mano va mis caderas, dejo que su lengua explore mi boca, acoplándome a su forma malditamente exquisita de besar, levanto una de mis manos para tomar su cabello, pero, el puñetazo que impactan contra su rostro antes, lo aleja por completo de mi cuerpo.