Capitulo 14||

2454 Words
June Becket Las horas, los minutos, y los estúpidos segundos... todo pasa con una excesiva lentitud, y me mantengo sobre la alfombra en medio de la sala, trazando el pincel, dibujando lo que mis pensamientos proyectan, dejando el tiempo avance, el cual tal parece estar en mi contra. Los tres pequeños cachorritos corren de un lado a otro con energía, la señora Holly me ha prestado algo de dinero, el cual pienso pagarle tan pronto pueda. He comprado algunas pocas cosas de comer, en especial para los cachorros, los cuales son blancos y bastante peludos, la tristeza que desprendían la primera vez que los vi, desapareció tan pronto recibieron caricias de mi parte, y algo de leche. Sonrio observando como juegan y muevo mi vista al reloj, frente a la cocina, la hora hace que me impulse de pie alisando la tela del vestido n***o con escote que me llega a las rodillas, los tacones de poca altura me van bien, ya que no soy muy baja que digamos. Repaso mi mirada en el espejo, vuelvo a arreglar mi cabello hacia un lado, y salgo, asegurándome de dejar todo en orden con los cachorritos. Los golpes en la puerta no se hacen esperar, y contengo las ganas de volver a entrar, apretando mi bolso contra mi pecho. Camino varios metros hasta dar con la parada de autobuses, ya que no me puedo dar el lujo de tomar un taxi. Un autobús se detiene frente a la parada a los pocos minutos, deposito el dinero correspondiente en la máquina, subo, y las miradas descaradas e insinuantes no se hacen esperar, como es de costumbre las ignoro, sentándome en un asiento de una sola persona apartado. Veinte minutos mas tarde, pido que se detenga, frente al lugar que recibí como indicación. Bajo del autobús, y respiro profundo, volviendo a pasar la mano por mi vestido, volviendo a deslizar las manos por mi cabello, revisando que todo siga en orden. Me acerco, hay un joven con ropa de seguridad parado junto a la puerta, el cual pide mi nombre, y tan pronto se lo doy, busca en la libreta que sostiene en su mano izquierda. —Bienvenida señorita June, el señor Black Morffy, la espera en la mesa 4. —Me indica a los pocos segundos, para luego chocar sus nudillos contra la puerta de cristal, la cual es abierta por una joven, aparente de mi edad. —Guíala a la mesa 4. —Le dice, y esta asiente, indicándome que la siga. Reparo el lugar, es bastante amplio, lujoso y elegante, hay muchas personas alrededor, e ignoro cada detalle en cuanto la chica se detiene, fijando mis ojos en el señor de unos cincuenta años, que me sonríe colocándose de pie, tan pronto me distingue. —Mucho gusto June, soy Black Morffy, estoy muy feliz y encantando de que hayas aceptado mi invitación. —Comenta extendiendo su mano, la cual tomo en seguida, devolviéndole la sonrisa. —Es un honor conocerlo, señor Morffy. —Contesto, y niega con la misma sonrisa. —Por favor, llámame Black. —Pide, y asiento. —Toma asiento preciosa. —indica, y así lo hago. — ¿Algo en específico qué deseen del menú? —Inquiere la chica que se ha mantenido a un lado. —Para mí la especialidad de la casa. —Ordena echando un rápido vistazo al menú. —Y el mejor vino que tengas. —Termina de decir, y la chica asiente anotando todo, fijando sus ojos sobre mí. —Puedes pedir lo que quieras, preciosa. —Expresa el señor, ante mi incómodo silencio. —La especialidad de la casa, está bien. —Contesto, y la chica asiente, retirándose. —Tienes un talento increíble, June, y iré al grano. —Escupe, recargando su espalda contra el asiento. —Tanto Paul como yo, quedamos encantado con tu arte, tienes una manera única de cautivar las emociones, los detalles son estupendos, todo tan perfecto. —Suelta con entusiasmo, sacándome una sonrisa. —Nuestra empresa trabaja con grandes artistas, y eso queremos hacer contigo, tu talento merece ser reconocido por todos, y si nos concedes el honor, queremos que trabajes con nosotros como artista central de Monney Black. —Dice, sacando una hoja, junto con un pequeño papel del maletín que permanece a su lado. —Todo lo que necesitas es leer nuestro contrato, y firmar si estás de acuerdo, con todo lo que este requiere. —Expulsa extendiéndolo hacia mí, lo tomo, enfoco mi vista en este, y leo cada detalle. La chica regresa, junto a un chico, colocando la comida y el vino sobre la mesa. No encuentro fallas, quejas ni problemas en el contrato, por lo que levanto mi mirada convencida, con una sonrisa aún más amplia en mi rostro. — ¿Dónde debo filmar? —Inquiero, y el señor me ofrece su lapicero encantado, señalando donde. Coloco mi nombre con seguridad, y lo vuelvo a extender hacia él. —Oficialmente eres parte de Monney Black. —Comenta con una sonrisa, volviendo a sacar una hoja de su maletín. —Acá están las indicaciones, los horarios en los que trabajaremos y todo lo que debes hacer. —Explica, y asiento tomando la hoja. —Y esto es un adelanto de tu compromiso con nuestra empresa. —Dice, empujando un pequeño cheque hacia a mí, el cual me toma por sorpresa. —No es necesario, ni siquiera he empezado... —Murmuro y sonríe negando. —Esto solo es un pequeño adelanto. No te imaginas las personas interesadas que tenemos por tu arte, nuestra empresa ha tenido muchas visitas desde ayer. —Explica, volviendo a tomarme por sorpresa. —Por favor, tómalo, esto son tus ganancias. —Insiste, y termino tomándolo, volviendo a infartarme con la cantidad que muestra. —Oiga... —Me corta. —Como te dije, esto solo es una pequeña cantidad, ahora dejemos lo de trabajo de lado, buen provecho. —Establece, tomando los cubiertos, empezando a comer. Y guardo todo, haciendo lo mismo. Cenamos en medio de pequeñas charlas, me cuenta detalles de la empresa, de los empleados y artistas, tornando la noche agradable. . En cuanto llego a casa, los cachorritos me reciben con fuertes ladridos, acercándose a mis pies, moviendo sus pequeñas colas emocionados. Voy hasta la cocina con ellos pisando mis talones, lleno los envases con la comida que les traje, y me alejo a lavarme las manos, dejando que terminen con todo. El señor Black, se encargó de dejarme en casa, ya que terminamos con la charla algo tarde. Saco los tacones de mis pies, y voy hasta mi alcoba, acomodo las sábanas y cojines de los cachorros, los cuales no tardan en subir, y acurrucarse, uno al lado del otro, me alejo atando mi cabello en una cola alta, me saco el vestido, abro mi armario, y me coloco la enorme y cómoda camisa de León, ahora mía. Su olor se impregna en todo mi cuerpo, y me tiro sobre las sabanas, con una sonrisa plantada en mi rostro, mañana debo agradecerle, me recuerdo acomodando la sabana gruesa sobre mi cuerpo, lo cual queda a medias, en cuanto el timbre, y el fuerte toque llega a mis oídos exaltándome. Me coloco de pie asustada, los nervios me toman, y... — ¡June, abre la puerta, maldita sea! —La voz furiosa de Mike llega a mis oídos, exaltándome una vez más. — ¡June! —Vuelve a gritar, y salgo de la alcoba rabiosa, antes de que pueda despertar a los cachorritos. — ¿¡Qué es lo que quieres!? —Exclamo molesta tan pronto abro la puerta. Este se adentra tomando mi brazo con brusquedad. — ¿¡Qué carajos hacías con ese vejete en el restaurante!? —Pregunta en el mismo tono, y me zafo con la molestia multiplicada. —Esto no puede ser enserio. —Retrocedo, negando. — ¿¡Vienes hasta aquí a reclamar cosas de mi vida!? ¡Nada de eso es de tu maldito asunto, tú y yo ya no somos nada así que lárgate! —Le grito, y vuelve a acercarse tomando mi rostro. —Responde, no me iré hasta que lo hagas. —Advierte, intento zafarme nuevamente, pero no me deja. —Si lo que necesitas es dinero solo tienes que decírmelo, no es necesario que caigas tan bajo, j***r. —Espeta, y golpeo su rostro cargada de rabia, logrando que me suelte. — ¡Lo único que necesito de ti, es que te largues maldito imbécil! —Suelto y niega llevando su mano a su rostro. —Vuelve al bar, sabes que puedes hacerlo siempre que quieras. —Dice, moderando su tono, y esta vez soy yo la que niega. —No lo necesito. —Replico. —No lo necesito, y no te necesito a ti. —Reitero, y se acerca tomando mi rostro. —Pero yo si a ti, maldita sea. —Confiesa frustrado, y vuelvo a negar intentando alejarme. —Te necesito, June. —Murmura, inclinándose, besando mis labios, provocando que voltee mi rostro de inmediato. —Por favor, necesito sentirte... —Continúa murmurando, bajando los besos a mi cuello, bajando sus manos a mis senos, y, vuelvo a alejarme, me niego a volver a esto, me niego a volver a lo mismo. —June. —Vete. —Exijo, y su gesto se transforma en cuanto detalla lo que traigo puesto. — ¿Hay alguien más adentro? — ¿Qué? No. —Contesto cruzándome de brazos, él vuelve detallarme. — ¿De quién es? —Pregunta en un tono frío, y arqueo mi ceja, conteniendo las ganas de rodar mis ojos. — ¿De quién es qué? —Me hago la desentendida. —Sabes de lo que hablo, ¿de quién es la jodida camisa, June? ¿Es de ese vejete, no? —Espeta, y exhalo furiosa. — ¿Sabes qué? No voy a tolerar esto más, tú acabaste con nuestra amistad, no tienes ningún derecho en pedir explicaciones de mi vida, de hecho nunca lo has tenido, así que lárgate o llamo a la policía, j***r. —Articulo molesta, y este vuelve acercarse. —No he acabado con nada, lo diste por acabado tú, renunciaste, tampoco te pedí que te fueras, así que quien ha acabado con todo esto has sido tú. —Vocifera, llevando su mano al puente de su nariz molesto. — ¡A todo eso me empujaste tú, y no te importó, así que no vengas ahora a querer hacerte el inocente, porque no lo eres! —Grito sin poder contenerlo, cambiando su semblante. — ¡Vete! ¡No te quiero aquí, largo! —Expulso levantando aún más mi tono. Y termina largándose azotando la puerta con fuerza. La cabeza me empieza a doler, el ardor en mis ojos no tarda en hacerse presente, y vuelvo a cerrar todo regresando a la alcoba, ignorando el dolor que me abarca el pecho. . Reviso el papel con la dirección que me ha entregado Holly, mientras sostengo la bolsa azul marino en mi mano derecha, el bullicio aumenta en cuanto me acerco, y me abro paso entre el montón de hombres musculosos, los cuales no me determinan, ya que están enfocados en la pelea que se está efectuando sobre el ring. Me he pasado parte de la mañana, creando nuevas pinturas, los cachorros me han acompañado, e incluso han pintado un cuadro entre los ellos, el cual he colocado en la sala con la ayuda de Hillary y Holly. Fueron a visitarme, almorcé con ambas, y nos pasamos el resto de la tarde viendo películas, hasta que tuvieron que marcharse, lo cual me alivio ya que no quería dejar de venir a agradecerle a León. Lo busco, me inclino tratando de ubicarlo sobre el ring, pero no hay rastros de él, y empiezo a arrepentirme, en cuanto observo la hora en mi reloj, me tomo tiempo ir al centro, Holly me explico que la mayor parte del tiempo se mantiene aquí, ya que trabaja como entrenador. A medida que avanzo las dudas se plantan en mi cabeza, y termino acercándome a un sujeto con el logo del local. —Disculpe, ¿Conoce a León? —Pregunto, y me echa un vistazo de arriba a abajo, mostrando su dentadura cubierta de brackets de inmediato. —Claro, todos conocemos al frívolo de León aquí, ¿Tú eres, familia, novia, amante, amiga, conocida? —Inquiere, y ruedo los ojos involuntariamente. —Soy su amiga, ¿Sabe dónde está? —Pregunto, y asiente tomándose el mentón. —A de estar en la cabina. —Expulsa, señalándome la alcoba a dos puertas, y asiento confundida, caminando hacia está. Toco con suavidad, y no recibo ninguna respuesta, vuelvo a hacerlo, consiguiendo el mismo resultado, insisto y el rostro soñoliento de León aparece en mi campo de visión a los pocos segundos. ¿Cómo carajos duerme en su trabajo? — ¿Qué haces aquí? —Pregunta, recargándose contra la puerta con la voz sumamente ronca, provocando que la piel me cosquillee, y el fuerte olor de su perfume no ayuda en lo mas minimo, el torso descubierto me distrae, y... — ¿June? —Me llama y... — ¿Puedo pasar? —Inquiero, espabilando. —No. —Contesta de inmediato él. —Solo serán unos minutos. —Insisto, y abre la puerta, resoplando hastiado. —Que sea rápido. —Exige y asiento, entrando en la alcoba, amueblada de camillas acolchonadas, con dos sofás. Cierra la puerta a mi espalda, y volteo quedando a pocos centímetros. —Muchas gracias por entregar la pintura, me han contratado y no te imaginas lo feliz y agradecida que estoy con vos, eres algo así como un ángel gruñón para mí, y aunque te resulte molesta, quiero que sepas que aprecio de verdad lo hago, todo lo que has hecho por mí. —Suelto con rapidez con una exhalación, mientras él mantiene su gesto neutro. —Solo estaba de paso, por eso lo entregué, y si es todo. —Me abre la puerta y niego fastidiada. —Para de mentir, escuché tu conversación con Valery, aunque hayan regresado, sé que... —No hemos regresado. —Me corta, y asiento volviendo a exhalar. —El punto es que sé que gustas de mí y tú... —Vuelve a cortarme. —Estas confundiendo las cosas... —Espeta, y esta vez soy yo quien lo corta, impactando mis labios contra los suyos, él me aleja tomando mis hombros. —No... —Me gustas, sé que es algo repentino, y puede que parezca una desquiciada, pero... —Mmm, ¿Trio o qué? —Suelta una tercera voz femenina a mi espalda, interrumpiendo mis palabras, y retrocedo con el corazón latiéndome en los oídos.
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