CAPÍTULO II PART.2

768 Words
(...) Dicen que hay momentos malos en la vida, de esos que te llevan al borde del existencialismo. Que te llevan a pensar: "¿Habré hecho algo malo para merecer esto?". No lo sabes, no lo recuerdas o simplemente no quieres aceptar que es tu castigo por algo que sabes que sí hiciste, pero… ¿Eso aplica para todo el mundo?. Yo pienso que no. No todos merecemos algunas de las cosas que nos pasan, aún cuando sentimos que no hemos sido del todo buenos. Adrien toma la maleta, me da un beso repleto de culpa y sube al auto. — Estaré de regreso muy pronto, lo prometo. — ¿Y luego nos casaremos?. Baja la mirada. — Eso era lo que te quería decir anoche, amor… — cuando sus palabras se detienen y sus ojos vagan por doquier incapaces de verme, sé que lo que sigue, no me gustará. — No sé si estoy listo para casarme, te amo, quiero hacerte el amor de mil maneras, despertar cada mañana contigo, hacer planes pero... — hasta ese momento, todo lo que ha dicho, me ha gustado, hasta que ese "pero" aparece en la ecuación. — Pero mi trabajo requiere mucho de mi tiempo. Reprimo una mueca de dolor. Cualquiera diría que prefiere más su trabajo que a mí; a mi parecer, también es así. Quiero ser comprensiva, quiero ser como mamá, aunque papá siempre ha sabido sobrellevar todo a la perfección, pero no soy capaz de identificarme con ellos. La llamada que recibió anoche, fue para informarle que una de sus pacientes, la señora Gladys, una mujer de 75 años, se había complicado, y aunque habían logrado estabilizarla, Adrien debía viajar a su ciudad para llevar su control desde allá. Por su estado ella no podía viajar. No le pude responder nada, no tenía palabras y el teléfono, el aclamado teléfono que siempre nos separaba, le hacía prisa a sus obligaciones. Quizá debía hacerme la idea de estar con él, sin estar del todo. Contestó, asintió un par de veces y volvió su mirada apesadumbrada a mí. — Volveré apenas el tratamiento funcione, amor. Lastimosamente, ni él ni yo sabíamos, si eso sería pronto. Cerró la puerta del auto, miró por el espejo mientras se alejaba por la carretera y yo… yo solo lo ví marchar. Sí lo amaba, no podía cortar sus alas, no podía prohibirle hacer lo que más amaba, no podía enojarme con él por querer ayudar, salir adelante y triunfar. Ese era su camino, y yo debía adaptarme. (...) — otro día, otra entrevista, Danna — me doy ánimo mientras espero a ser llamada para realizar mi entrevista y entregar mi solicitud de empleo. No soy muy suertuda, así que dudo mucho que este lugar sea el correcto. Pero nada pierdo con intentarlo. — Señorita Marcia Avary. Llaman a la chica pelirroja que está a mi lado, y al saber que soy la siguiente, mis nervios se disparan al máximo. Calma, Danna, no lo echarás a perder. Bueno, sí… tantito, pero siempre tienes "La Hamburguesería Helada" como segunda opción. Después de la forma en la que salimos del local hace unos días, Nos hicimos virales en internet y el gerente del lugar que antes era nuestra competencia, nos ofreció empleo. Busco la manera de convencerme de que no será necesario, aunque a este paso, terminaré sin uñas y ofreciendo el combo de dos papás y una soda por la compra de una hamburguesa king. La entrevista con la pelirroja se tarda al menos quince minutos, quince minutos en los que me he replanteado la idea de darle el gane a Christian y aceptar el empleo que me ofrece, despertar y regresar a la universidad, a la última clase del día, y aprender la canción de "La Hamburguesa feliz" Todo suena terriblemente mal, hasta que la chica sale de la oficina del jefe y es mi turno de ser llamada. El Golden Bank, perfecto para cerrarle la boca a mi hermano, y lo suficientemente sofisticado para no hacer el ridículo. O eso creo, hasta que mencionan mi nombre y entro con una sonrisa a la oficina. Pero... Mi sonrisa desaparece y ahora todo parece mejor que esto, al ver a la persona que está frente a mí. Esos ojos… — Danna. — su seriedad es imperturbable. Encuentro las letras necesarias en mi mente, pues aparte de eso no hay más, y formo su nombre. — Andrew. Mi voz ha salido chillona, en mi mente se había escuchado con más seguridad. ¿Cuál era la letra de "La Hamburguesita feliz"?. ¡Comida rápida, allá voy!
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