Vizsla sentía la presencia de la luna en su celda y empezó a reír, lo sabía, sabía que fue ella quien envío a sus cachorros a buscarlo.
— Mí reina, ¿Puedes escuchar mi voz? ¿Puedes sentir la voluntad de mi lobo?
preguntó Vizsla esperanzado.
La presión de un alfa parpadeó dentro de su celda por un segundo antes de desaparecer, el lycan empezó a reír, era ella, su presencia estaba junto a él y podía escucharlo y sentirlo.
¿Sería adecuado darle las buenas noticias a su señora? ¿Los Hariva estarían escuchando? decidió esperar un poco más antes de hablar, aún era muy pronto, además cuando lo sacaran de ahí podría actuar, pero si ella no estaba al tanto de lo que planeaban podía salir herida.
¿Debía hablar o no? ¿Cuánto debía decir sin arruinar sus planes?
Poco a poco se fue relajand
