Capítulo 7. Alas de mariposa, segunda parte.

1599 Words
Azalan caminaba buscando al cazador que se había alejado del grupo, esperaba que fuera la bruja a la que habían llamado hada, mientras caminaba llegó a un punto muerto, los pasos dejaron de escucharse. Se detuvo y empezó a buscar un rastro, un sonido, una sombra fugaz, cualquier cosa serviría, cuando su lobo sintió un cosquilleo, como el cosquilleo que produce el viento al moverse muy suavemente cerca de tu nariz. — ¿Eres un fantasma o un espíritu de los bosques? La voz suave que pronunció aquellas palabras hizo que el corazón de Azalan se saltara un latido, era la voz más hermosa que había escuchado en su vida. La única voz que le había dado consuelo cuando era pequeño era la de su madre y le gustaba mucho la voz de su madre, pero esta voz era diferente, no solo le daba esa sensación de que todo iría bien, le hacía sentir único y especial. Giró la cabeza en dirección de la voz y sus ojos se quedaron fijos en una muchacha con alas traslúcidas de mariposa, no podía ser cierto lo que estaba viendo, era en verdad un hada. No pudo evitar reírse internamente de aquel pensamiento, su madre en secreto les había mostrado un libro de cuentos de humanos, la mujer humana que era la mejor amiga de su madre se los había enviado como regalo. Qamar no quiso saber nada del libro y dijo que era algo totalmente inútil y una broma de mal gusto de parte de los humanos, en especial le molesto un cuento en que un lobo se comía a una viejita para luego fingir ser la viejita y comerse a la nieta. Decía que por causa de ese cuento su madre siempre lo celaba con damas fofas imaginarias y les prohibió leer el libro, su madre no estuvo de acuerdo y un día que Qamar se fue en una misión, Lyricka llevó a los trillizos a la casa del árbol y les leyó el libro. Dijo que era necesario que conocieran incluso eso para que no fueran unos nobles incapaces de vivir en el mundo real y ser embaucados por el primer charlatán con el que se encontraran. En el libro había una imagen de una mujer con cabello blanco y alas de mariposa, los humanos decían que era la reina de las hadas y que hacía crecer las plantas y otro montón de cosas propias de las brujas. Azalan al igual que sus hermanos se divirtieron con el libro y después lo olvidaron, después de todo solo eran cuentos falsos para niños pequeños y ellos son lycans. Pero en ese momento frente a él estaba la reina de las hadas en persona, la muchacha también lo miraba con asombro y parecía bastante emocionada con su actuar. — ¿Estás aquí por mi, lobo ilusorio? El corazón de Azalan empezó a latir con fuerza, ella podía verlo, de verdad podía verlo, ni siquiera su madre podía verlo, ni sus hermanos podían verlo, pero ella sí podía. Empezó a caminar hacia el claro, ella sonrió y levantó un poco el rostro para que la luz de la luna le iluminara, Azalan contuvo la respiración ella tenía los ojos negros al igual que él. Solo conocía a otra persona con ojos azabaches y era su padre, había ido a cientos de lugares en sus misiones y jamás se había encontrado con otro ser con ojos de color tan oscuro, color azabache. ....... Cleome preguntó: — ¿Estás aquí por mi, lobo ilusorio? Estaba muy emocionada, no sabía que esperar cuando fue hasta aquel lugar, pero definitivamente no esperaba encontrarse con un lobo y mucho menos uno tan especial como ese. El animal no le respondió empezó a acercarse a ella, Cleome sonrió más ampliamente, al parecer no se había equivocado, el lobo estaba allí por ella y se sentía muy nerviosa y emocionada. Las patas del lobo cruzaron y la luz de la luna cayó sobre el lobo y siguió de largo, el lobo no dejaba ninguna sombra, avanzó un poco más y el lobo se convirtió en un muchacho alto, de ojos negros y bastante apuesto. El rostro de Cleome se cubrió de rubor y está vez no estaba fingiendo, el muchacho era bastante atractivo y la miraba como si no existiera ninguna otra mujer en el mundo. Azalan no notó que los ojos de la muchacha estaban velados, no podía notarlo en su forma fantasma, ella estaba usando su magia de sueño para ver lo que no se puede ver y un lobo fantasma no se puede ver. Azalan vio el rubor en las mejillas de ella y su lobo gimió con anhelo, quería tenerla entre sus brazos y no dejarla jamás. Azalan se movió sin pensar y rodeó la cintura de la muchacha con su brazo y suavemente tomó de la barbilla a la muchacha, ella era alta para ser una chica, pero su rostro quedaba a la altura de su pecho, ella tenía el tamaño exacto para que el pudiera protegerla. Cleome sintió el brazo del muchacho rodeando su cintura y su cuerpo se acercó al de él, su corazón latía tan deprisa que estaba segura que en cualquier momento brincaría por su garganta, la mano de él la tomó con delicadeza por la barbilla y le hizo levantar el rostro. Azalan se inclinó y sus labios se unieron con delicadeza a los labios de la muchacha, había visto a su padre hacer ese movimiento cientos de veces con su madre y en ese instante agradecía que sus padres fueran tan melosos o se vería bastante torpe ante ella. Cleome cerró los ojos, no podía creer que aquel muchacho en verdad la estuviera besando, sus labios se movieron con vida propia y le devolvió el beso, sentía todo su cuerpo vibrando y sus manos se aferraron a la espalda del lobo. Azalan y Cleome se besaban en el claro del bosque de los susurros mientras en sus respectivos campamentos sus compañeros empezaban a preocuparse por sus tardanzas. ¡Aaauuuuu! El aullido de un lobo rompió la magia del momento y Azalan y Cleome se soltaron de mala gana. Azalan acarició la mejilla de su hada, la muchacha lo miró con ojos brillantes, no necesitaban hablar, ambos sabían que no querían separarse, pero debían hacerlo. Azalan había permanecido todo ese tiempo invisible, con la punta del dedo delicadamente acarició las alas de mariposa en la espalda de la muchacha y sintió como ella se estremecía en su abrazo, no pudo evitar sonreír, las alas eran reales. A lo lejos proveniente del río escuchó el rugido de un oso y vio como la muchacha fruncía el ceño, entre los cazadores debía haber un kumarg o un mestizo de oso. La soltó y sostuvo su rostro entre sus manos, con voz suave dijo: — Tengo que irme, estoy en una misión, pero iré a buscarte y te haré mía, ¿Me esperaras? Cleome sonrió con picardía, por supuesto que deseaba ser suya y no estaba dispuesta a perderlo, pero ella también estaba en una misión y por el rugido, Tarik ya la estaba buscando. — Te esperaré... dijo al tiempo que abría la cadena alrededor de su cuello y retiraba su medallón con las flores secas y se lo ofrecía. — ... llévatelo así pensarás en mí y volverás más pronto a mi lado, desde este momento eres mi lobo ilusorio, no lo olvides. Azalan vio el medallón y lo reconoció, no se había equivocado los cazadores también usaban flores de coleus para esconder su rastro. Se sacó su medallón y lo colocó alrededor del cuello de Cleome al tiempo que ella con la sonrisa aún más grande cerraba el broche de la cadenita alrededor del cuello de Azalan. — Llévalo siempre, así una parte de mi estará contigo, pequeña hada. Cleome cerró los ojos y su boca dibujo un beso, Azalan se inclinó y la besó, a las afueras del claro un enorme oso gris se acercaba gruñendo. Tarik había encontrado el olor de Cleome y lo había seguido, su prima debía estar más loca de lo que creía para haber cerrado su medallón en un bosque que podía estar lleno de enemigos. Su oso se detuvo algo perplejo, Cleome estaba sola en medio de un claro con el rostro elevado y haciendo pucheros, ¿Estaba teniendo algún ataque de mojigatería? Tarik cambio y entró al claro, Cleome dejó de hacer muecas y guiño el ojo a la nada, Tarik volteó observando con detenimiento en la distancia y sí, no había nadie allí. — ¿Qué haces, no escuchaste el aullido, hay enemigos en la zona? Cleome lo miró con todo el rostro lleno de felicidad y un rubor tan marcado que parecía tener fiebre. — No escuché nada... dijo empezando a caminar de regreso al campamento. — ... me daba un baño de luz de luna, ya terminé así que podemos volver. Azalan ya regresaba junto a sus hermanos, le había guiñado un ojo a su hada mientras se alejaba un poco antes de tomar su lobo, el kumarg ya había llegado al claro y por supuesto no podía verlo, ella le devolvió el guiño y él se alejó. El lobo de Azalan corría de regreso al campamento, estaba ansioso por terminar la misión y regresar a la manada para tomar su año lunar y dirigirse al castillo de los cazadores para buscar a su hada. Debería ir con el tío Mackya y preguntarle dónde quedaba el castillo, él debía saberlo fue él quien les contó sobre los cazadores.
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