"La tentación a veces es mas grande que la culpa" D D
Danielle Díaz
Tengo información de seis lugares que me gustaría visitar, para ver apartamentos, nos subimos al coche, su perfume delicioso, me hace suspira, el sonríe cuando lo aspiro…
Este espacio, pequeño junto a él, me hace respirar acelerada, trato de disimular inútilmente el efecto que causa en mí su cercanía, ni yo entiendo ¿Qué carajos me está pasando?
—Te gusta mi perfume. —
—Me encanta. — Respondo con sinceridad.
—A mí me gusta el tuyo. — Dice sincero, a pesar de todo esto, sigo molesta con él, por la forma como me trato, y es que un lo siento, no mengua la humillación que me causo en la universidad.
Y después, como me mojo como si yo estuviese alcoholizada, soy muy responsable, nunca he perdido la razón bebiendo y de paso no tomo con frecuencia, solo lo hice de tristeza, jamás pensé que él me trataría de esa forma.
Coloco la dirección en el GPS de la ubicación y Manuel va conduciendo hasta allá, de un momento a otro comienza a alejarse.
— ¿Que sucede?— Pregunto sin entender nada.
—Me encanta mi bentley no pienso regalarlo. — Me dice.
— ¿Es peligroso?— Pregunto, entre asombrada y preocupada.
—Créeme, lo menos que perderíamos es el auto si entramos allí. —Me ilumina él
—Ok, siguiente dirección. — Respondo esperanzada, ingresamos la dirección en el GPS, Manuel maneja en silencio ¡casi por hora y media!
—Esto te quedara muy retirado. — Menciona, yo asiento, pero no me quiero ir sin ver el lugar…Al detener el auto la fachada del edificio es desalentadora.
— ¿Te piensas bajar?— Pregunta con los ojos desorbitados señalando el lugar, cuando abro la puerta.
—Sí, estoy viendo mis opciones. — Respondo, volteando los ojos, se que la fachada está mal, pero el interior , tengo una esperanza …Tal vez sea diferente.
—Danielle, esta no es opción para ti, de ninguna forma.—Se baja del auto y lo rodea y se para al frente de mi, para evitar que entre.
—No puede estar tan mal. — Le respondo, soltándome de él, que me sujetaba los brazos, y mi cuerpo reacciona de formas que ni yo misma comprendo, ¡me erice toda! Y siento una tensión en mi centro ¡Por Dios!, debo alejarme antes que haga una tontería.
—Entro a paso decidido, no hay vigilantes, en la entrada, las paredes interiores están sucias y ralladas la luz esta parpadeante y hay mal olor…El piso vio épocas mejores y además está lleno de basura…
Manuel sonríe tapando su nariz…Ya estoy arrepentida, cuando llego al número del apartamento indicado, una persona le lanza la ropa a otra al suelo furiosa, me tengo que apartar rápido cuando vuela una maleta por el aire, ¡por poco me golpea!
— ¡Te largas!,. — Le grita una mujer, a un hombre que está aparentemente sorprendido de lo que está ocurriendo
—No tengo a donde ir, dame unos días por favor. — Suplica el hombre, recogiendo la ropa que se ensucio al caer en el piso sucio.
—Eso no es mi problema, a mí me pagas al día o te largas. — Le grita ella y yo solo soy espectadora de lo que está pasando
— ¡Solo estoy atrasado solo tres días!— Chilla él.
—Ya vendrá gente que si cancele en la fecha. — Dice ella con una sonrisa de suficiencia, al percatarse que estoy aquí.
Pregunta— ¿Eres Danielle? ¿Deseas ver el lugar? Es precioso. — Dice como si nada.
El hombre desde el suelo, le dice—Bruja. — Y ella ni se inmuta, yo niego mientras le tomo la mano a Manuel para salir de allí,
no quiero presenciar cosas así en mi vida, el sujeto sale malhumorado a nuestro lado y tropieza el hombro de Manuel, sin disculparse.
—Manuel aprieta el puño, y yo le sujeto la mano, para que no inicie una discusión con el sujeto, que tuvo un mal día, y aparentemente quiere que sea peor.
—Cuando nos subimos al auto, él suelta la carcajada. — Fueses visto tu cara. —
—Esa mujer da miedo. — Expreso consternada, media casi dos metro corpulenta y estaba gritando de forma agresiva a un hombre pequeño y gordito, la escena más que cómica daba terror…Eso sumado a las luces parpadeantes del pasillo.
—Te dije, pero como tú no haces caso te tienen que pasar estas cosas. — Se burla , viendo el reloj.
— ¿Que sucede?— Pregunto al ver que cambia la expresión alegre, a una como preocupado.
—Tengo guardia en el hospital en dos horas, apenas llegare a tiempo si te llevo a casa. — Murmura, apretando el volante.
—Si quieres me dejas, yo tomo un Uber, no tienes que perder el tiempo llevándome. — Informo quitándome el cinturón de seguridad dispuesta a bajarme.
—No señor, yo te traigo, yo te llevo. — Expresa con necedad y arranca a una velocidad demasiado alta.
—Deberías ir más despacio. — Le suplico, algo temerosa
—A ti te encantaba la velocidad. — Me dice, sin apartar la vista del camino,
—Me caí en la moto hace seis meses, y me dejo una fea cicatriz en la espalda. —
— ¿Puedo verla?, no te la vi…Cuando te desnudaste, tal vez pueda bórrarla si quieres— Se ofrece con las mejillas rojas
Me carcajeo nerviosa. — No entiendo ¿como no la viste?, es enorme. —
—A veces nuestra cabeza percibe de forma errada y más grande nuestras cicatrices. — Me dice apretando la mandíbula.
Sé que es un tema difícil para él, después de todo, la tenia graves problemas psicológicos a causa de las cicatrices en su rostro, solo él las veía.
—Créeme, la mía es real. — Menciono, señalándome el costado.
— ¿La puedo ver?—Cuestiono.
—Claro cuando lleguemos a casa ¿Te tienes que cambiar cierto?— Cuestiono y el asiente, pone música latina y a mí me sorprende un poco, ya que esos son mis gustos no los de él
Al llegar a casa, vamos directo a la habitación él se quita la playera yo contengo la respiración, esto se siente demasiado intimo…Me quito el crop top quedando en un sexy brasier de encaje blanco, Por un momento el se queda sin habla, me coloco de lado y elevo el brazo mostrándole el lugar.
El se acerca e inspecciona el queloide, traga grueso al pasar sus dedos con suavidad sobre él—Eres muy linda incluso con ella. — Susurra, ¡estoy empapada! mi panti se acaba de mojar con solo un roce de los dedos de Manuel, debo morder mis labios para contener un suspiro que quería salir.
De pronto él se aleja de mí, niega con su cabeza y se coloca una camisa rápido.
—No vengo esta noche, tengo guardia. — Dice mientras toma un maletín con sus cosas y sale prácticamente huyendo, como alma que lleva el diablo…
Sé que el sintió, lo mismo que yo, ¡pero eso no puede ser! Manuel y yo somos hermanos, así no llevemos una sola gota de la misma sangre…Me siento culpable y debo ir a asearme al baño…