—¿Por qué siempre soy el último en enterarme? —exclamo Hayes a penas entro en la oficina de su hermano. —¿Enterarte de qué? —preguntó August a pesar de que sabía perfectamente de lo que le estaba hablando su hermano. —Pff, no te hagas el idiota —refunfuño alzando su mano donde estaba la gran canasta. Cerrando la puerta, fue hacia su hermano dejando la canasta de mimbre sobre el escritorio antes de tomar asiento frente a su gemelo. —Estuve hablando con papá, me contó que le preguntaste si podía mantener a los integrantes de la manada fuera del bosque hoy y mañana, también le pediste la llave de la cabaña —señala la canasta de mimbre—. Y nuestra madre me ha ordenado que te entregue una canasta llena de comida. Dime, le piensas decir a Jimmy la verdad, ¿cierto? —Todavía lo estoy consider

