Capítulo 1

2789 Words
—Micah —pronuncio Jimmy entre risas, observando a su amigo quien se consideraba un adulto de 29 años con alma de un niño—. Vamos hombre, es hora de soltar mi pierna. —No, no, no, no —negó el pelirrojo sentado en el suelo, aferrado a la pierna de su mejor amigo. A él ni siquiera parecía importarle estar haciendo un berrinche digno de un niño de tres años en la entrada de su casa, a plena vista de todos. —Vamos, quedamos en que no ibas a hacer berrinche si te mostraba mi nuevo hogar —le recordó golpeando suavemente la cabeza de su amigo. —Aún no puedo creer que me estás dejando, a mí, a tu mejor best friend de la vida —exclamó con un puchero mientras finalmente soltaba la pierna del contrario y cruzaba sus delgados brazos sobre su pecho—. Ahora ¿quién me vera y cuidará de mí? ¿Quién me alimentara? —refunfuño. —Mi hieres, solo me quieres por mis famosos sándwiches —exclamó con dramatismo, llevando una de sus manos hacia su pecho. Rodando sus ojos, Micah finalmente se levantó del suelo sacudiendo sus anchos pantalones llenos de hoyos que estaban ahí a propósito, excepto las manchas de pinturas en este. —Tonto, sabes que no solo es por eso. Jimmy sonrió—. Lo sé, yo tampoco sé que haré sin ti —expreso de manera sincera. Y la verdad era, que Micah era la locura que Jimmy necesitaba en su vida en algunos momentos, que todos necesitaban en su vida realmente. Jimmy la había necesitado especial en el último mes, el cual había sido horrorosamente largo y tedioso para él.  Además, ¿quién no querría a un lindo pelirrojo un poco loco en su vida? —No te preocupes nene, terminando la gira de mis pinturas vendré a invadir tu casa con mi hermosa presencia y alegría —prometió apretando la nariz del contrario—. Ahora, prométeme una cosa —anuncio de forma seria. —¿Qué cosa? —preguntó curioso. —No te atrevas a tocar de ninguna forma esta hermosa preciosura —exclamó tomando uno de los largos mechones rubio platinado de la cabeza de Jimmy—. Me costó un mundo entero convencerte en dejártelo igual de largo que el mío, no quiero que arruines mi trabajo. Jimmy resopló y rodó sus ojos—. Idiota, pensé que dirías algo más importante o significativo. —Hey, esto es importante —gruñó y se arrojó contra él abrazándolo con fuerza sorprendente para un pequeño y delgado cuerpo—. Si ocurre algo con ya sabes quien, no dudes en llamarme —susurró como si fuera un secreto. —¿Desde cuándo lo nombramos como Voldemort? —pregunto en un divertido susurro. —Desde que intente editar su cara con la de lord Voldemort y quedo igual —respondió de igual manera, en un susurro. Ambos estallaron en carcajadas ante ello. —Bueno bebé, te cuidas y me llamas cada día sin importar hora o lugar —ordenó dándole una ligera palmada al perfecto trasero de Jimmy antes de alejarse—. Ah, y trata de pasearte más a menudo por la estación de bomberos que vimos de camino, ahí si hay bombones que no me importaría comerme y olvidarme de mi dieta —sonrió coqueto antes de finalmente dirigirse hacia su auto. Agitando su mano, Jimmy se despidió por última vez de su amigo mientras contemplaba como se alejaba por la calle y finalmente se perdía, obviamente girando en la dirección de donde estaba la estación de bomberos. Negando su cabeza con diversión, observó a su alrededor, contemplando con curiosidad como las personas que paseaban en las calles, algunos con sus hijos y otros solos, no mostraban el más mínimo interés en lo que acababa de suceder. Lo cual era sorprendente a su parecer. Jimmy era gay y no lo ocultaba, pero ciertamente no lo anunciaba a los cuatro vientos como su mejor amigo a pesar de que ambos tenían cuerpos similares. Ninguno de los dos sobrepasaba el 1,68 por lo que realmente no eran demasiado altos a comparación de otros hombres. Y mientras que los dos poseían cuerpos delgados, la diferencia era que a Jimmy gustaba de correr en las tardes del fin de semana para mantener su cuerpo en forma, por lo que tenía algunos músculos suaves a pesar de que su piel siguiera estando tierna y suavecita, según Micah. En cambio, su amigo, era la representación de la palabra twink en todo su esplendor a pesar de que estuviera en sus 29 años, llevándose por uno con él. Tal parecía que Nolan le había dicho la verdad cuando prometió que Busan no era un lugar homofóbico como la mayoría, y aunque ciertamente el lugar donde vivía antes tampoco lo había sido, de vez en cuando aparecían comentarios maliciosos si apreciaban en público a dos hombres juntos besándose o tomados de la mano, con cualquier acción o gesto cariñoso a decir verdad. Entrando a su nueva casa, Jimmy camino hacia su sala comedor y tomó asiento en el cómodo sofá color azul marino que había venido con la casa, junto a todos los demás muebles en esta. Lo único que había que tenido que hacer él había sido trasladar sus cosas y comprar una nueva cama extra grande y cómoda, ya que realmente apreciaba sus horas de sueño. La casa que había arrendado era de un solo piso y hecha de ladrillos. Tenía una habitación grande y una más pequeña para invitados, un baño, una cocina totalmente equipada y en la esquina de esta misma, una mesa cuadrada para 4 personas. La cocina estaba dividida con la sala de estar por una pequeña pared de ladrillos no muy alta que iba en bajada. Y en la sala de estar, una de las paredes había sido reemplazada por puertas de vidrio corredizas que daban una perfecta vista al magnifico jardín trasero lleno de colores vivos. No era demasiado grande, ni muy pequeña, solo lo justo y necesario y totalmente no a lo que estaba acostumbrado a vivir luego de haber estado viviendo en un pent-house junto a Micah, quien había sido el que le había invitado a vivir con él luego de que viera en la pequeña caja de fósforos en la que había estado viviendo mientras estudiaba. Pero en su defensa, había sido un universitario tratando de sobrevivir con un trabajo de medio tiempo a la vez que intentaba mantener sus notas altas para su beca. No era mucho, pero sobrevivía con ello al igual que cualquier otra persona sin el apoyo de sus padres. Al menos su casa había sido del agrado de Micah, y aunque a Jimmy también le gustaba ese toque hogareño que inspiraba, él realmente se había enamorado de ella debido al jardín trasero, el cual había un paraíso de flores y plantas en el pequeño invernadero que tenía la forma de una mini casa de cristal. Su placer culpable que tal vez gustaba más que dormir, cuidar de las plantas, era una afición bastante entretenida para Jimmy quien estaba enamorado de la naturaleza. Otra razón para mudarse a Busan que estaba rodeado de bosques y según tenía entendido, también estaban cerca de un río. Sacando su celular del bolsillo de su pantalón, sonrió al contemplar el nombre de Nolan brillar en la pantalla. —Hey —saludo al contestar—. Estaba esperando tu llamada. —Si, lamento la tardanza —pronuncio con un suspiro cansado—. Sé que prometí mostrarte los alrededores tras terminar mi turno en el hospital, pero... Ocurrió una emergencia y necesitan más personal, por lo que me estoy quedando unas cuantas horas más —explicó. —¿Necesitas de mi ayuda ahí? —preguntó enderezándose inmediatamente—. Mi especialidad puede ser pediatría, pero sabes que también soy un médico. —Te acabas de mudar hoy, seguramente tienes cosas que hacer —negó. —No realmente, Micah me ayudo a mudarme por lo que terminé rápidamente lo que tenía que arreglar —aseguro con un encogimiento de hombros, levantándose del sofá—. Realmente no me molestaría ir y ayudar, así también me adelanto y conozco mi nuevo lugar de trabajo y a la salida me podrías mostrar un poco los alrededores —propuso. —¿Realmente no es un problema? —pregunto inseguro. —Para nada, tu solo dime cómo llegar —anunció dirigiéndose hacia la entrada. —Te estaré esperando entonces, te enviaré un mensaje con la dirección —dijo con tono aliviado—. Y gracias. —No hay problema, no es lo mío simplemente estar en casa sin hacer nada —aseguró—. Menos ahora sin la ruidosa presencia de Micah. —Algún día tienes que presentarme al famoso Micah —expresó su amigo—. Nos hemos mantenido en contacto desde que terminé la universidad y aun así no sé más de este chico que de las locuras que hace —sonrió. —Está de gira ahora, pero en cuanto vuelva te lo presentaré —aseguró un tanto expectante a como sería ese encuentro con la personalidad tan contradictoria de ambos. Con esa promesa, el lindo rubio cortó la llamada y se subió a su automóvil. Cuando obtuvo la dirección del hospital, la ingreso en el GPS y comenzó a conducir. De camino, observó como un carro de bomberos aceleraba a su lado, pasando de largo y a gran velocidad mientras la sirena sonaba ruidosamente, logrando que otros autos le dieran el paso libre. Tal vez la emergencia de la que hablaba Nolan se trataba de un incendio... O un choque. No demoro más de siete minutos conduciendo hacia el hospital. Jimmy estacionó su auto y se bajó de este yendo directo a la entrada conectada en la sala de emergencia justo en el momento en que una ambulancia se detenía. Rápidamente ambas puertas del vehículo se abrieron y dos paramédicos bajaron en seguida, bajando a la vez con cuidado la camilla en la cual trasportaban al paciente. Pasando rápidamente por su lado, se internaron en el hospital. Inmediatamente Jimmy fue tras de ellos, contemplando un poco de caos en el interior, todo el personal se estaba moviendo por todos lados. Nolan entro rápidamente en su campo de vista, revisando al paciente que transportaban los paramédicos. —¿En qué necesitas mi ayuda? —pregunto Jimmy mientras tomaba el elástico que rodeaba su muñeca y amarraba su rubio cabello en una pequeña coleta. Inmediatamente el castaño médico le observo con sus ojos mieles mostrando algo de alivio ante su necesaria presencia.  —Tengo a niños entre tres y siete años con quemaduras y cortes en el ala este —indicó señalando con su cabeza el pasillo a espaldas de Jimmy—. Ya hablé con las enfermeras, auxiliares y el médico allí, te esperan. Observando como su amigo se retiraba junto los paramédicos y el paciente por el lado contrario, Jimmy se dio media vuelta y siguió las indicaciones. Al llegar, se le fue entregada una bata blanca y pronto fue envuelto en un torbellino de actividades sin descanso en un ambiente ruidoso y exaltado. Manteniendo una sonrisa dulce suave en su rostro, Jimmy se aseguraba primero de que el pequeño frente a él dejara de llorar antes de aplicar su conocimiento y cuidar del infante, entablando una amena conversación con el menor que finalmente lograba distraerle lo suficiente como para que el lindo rubio hiciera su trabajo sin mucho problema. —Vaya, realmente es un encantador de niños —expreso encantada la enfermera con la cual había estado trabajando una vez terminaron de suturar la frente de un infante con tres puntos. —Gracias —sonrió un tanto avergonzado que le brindo una dulce apariencia atractiva. —¿Y dices que estarás trabajando aquí? —pregunto el médico con el cual le había agrupado Nolan desde el otro extremo de la habitación donde atendía a una niña no más de siete años. —Si señor, estaría comenzando el lunes —respondió. —Será agradable tener un médico como tú por aquí —expresó—. Gracias por venir a ayudar, pero parece que lo peor ya ha pasado y no tenemos más niños que cuidar, afortunadamente. —No es nada —aseguró con una agradable sonrisa que sacó más de un suspiro a las enfermeras y enfermeros que estaban ahí—. Iré a ver si necesitan más de mi ayuda en otra área antes de volver a casa —pronunció saliendo de la gran habitación. Volviendo a la entrada en la zona designada como sala de emergencia, Jimmy suspiro con alivio al contemplar menos caos que cuando había llegado. Las puertas automáticas se volvieron a abrir mostrando a una pareja de paramédicos transportando a un paciente en la camilla. —¿Qué sucedió? —preguntó Jimmy acercándose a ellos inmediatamente cuando nadie más lo hizo. —Hubo una sorpresiva explosión en el departamento incendiado y uno de integrantes de la unidad de bomberos que revisaba la estructura luego de apagar el fuego resulto lastimado —explicó rápidamente. —No te preocupes, yo me encargo —anunció el lindo rubio platinado al no contemplar más médicos disponibles. Ambos hombres inmediatamente le explicaron los detalles sobre la condición del paciente inconsciente mientras lo ayudaban a trasladarlo a una habitación vacía y lo cambiaban de camilla, lo cual realmente agradecía porque el hombre era enorme para moverlo el solo. Estando a solas con su paciente, Jimmy se colocó unos guantes quirúrgicos y parpadeó un tanto sorprendido ante el atractivo hombre grande en la camilla. Mientras lo revisaba, no pudo evitar apreciar el sedoso cabello n***o corto o sus duros rasgos junto a su firme cuerpo musculoso.  Rayos, el sexy bombero era sexo en persona y estaba para chuparse los dedos, como diría Micah. “Por dios Jimmy, concéntrate en ayudar al pobre hombre” se reprendió a sí mismo, agitando suavemente su cabeza en desaprobación.  Observando más a detalle el golpe en la sien, Jimmy lo limpió y revisó intentando decidir si debiese de colocar puntos o no, pero percibió algo un tanto extraño mientras estaba en ello. Extrañada, frunció suavemente sus labios y decidió finalmente no dejarle nada para concentrarse en la siguiente herida, un corte en el muslo. Alejándose, el joven doctor tomó unas tijeras para cortar y abrir el pantalón del bombero, estudiando el feo corte volvió a alejarse para tomar los implementos necesarios para limpiar la zona. Gimiendo, el hombre en la camilla alzó su mano y la llevo directo a su cabeza para cuando Jimmy volvía a estar a su lado. —Yo no la tocaría —aconsejó deteniendo la gran mano con delicadeza. —¿Dónde...? ¿Dónde estoy? —preguntó abriendo sus ojos con pesar, su entrecejo fruncido ante el dolor palpitante en su cabeza. Lo último que recordaba era haber estado revisando el edificio consumido por las llamas una vez habían logrado detenerlas del todo. —¿Puedes decirme tu nombre? —pregunto el lindo rubio contemplando sin aliento el hermoso color plateado en aquellos ojos, pero inmediatamente el hombre había vuelto a caer en la inconsciencia. Un poco decepcionado por no haber obtenido ese pequeño conocimiento, Jimmy se volvió a concentrar en la herida del muslo y frunció el ceño al percibir algo extraño nuevamente. Era su idea o... ¿La herida se había cerrado unos centímetros? —¿Jimmy?  Un poco sobresaltado ante el repentino llamado, el rubio médico se dio media vuelta y contempló a Nolan entrar en la habitación individual que había encontrado.  —¿Qué haces aquí? —pregunto acercándose. —No había nadie desocupado por lo que me ofrecí —respondió retrocediendo instintivamente, dejando que su amigo se hiciera cargo. Observando, las heridas del bombero, Nolan volvió su vista hacia Jimmy. —Está bien, yo puedo seguir aquí —anunció cubriendo el cuerpo del bombero con el suyo. Frunciendo ligeramente el ceño, Jimmy observo a cada uno y luego asintió lentamente, comprendiendo. —Claro, como parece que ya no es tan necesaria mi presencia, me iré a casa a descansar —informó quitándose la bata médica—. Nos vemos el lunes —anunció retirándose de la habitación sin más palabras. Ignorando el extraño sentimiento que había que dado enterrado cerca de la boca de su estómago, casi como una pequeña espina que fácilmente podía ignorar mientras avanzaba. Cuando el pequeño hombre rubio estuvo fuera de su vista, Nolan se giró y contempló como las heridas del jefe de bomberos August Miller, se curaban solas. —Realmente espero que no se haya dado cuenta —murmuro el médico.
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