Jimmy suspiró y dejó de observar por la ventana del automóvil para contemplar el perfil del conductor. —Estoy seguro de que esto puede ser considerado secuestro —anunció. Hayes sonrió logrando que Jimmy se quejara por lo bajo ante lo similar que era aquella sonrisa con la de su pareja. Dios, ¿por qué ambos tenían que ser tan jodidamente iguales? —En primer lugar, no es secuestro si te avise que íbamos a salir —anunció con su vista al frente—. Y en segundo lugar, deja de refunfuñar cada vez que me ves —rió. —No es mi culpa que esté enojado con August y que los dos tengan el mismo rostro, obviamente la voy a agarrar también contigo —se defendió. —¿Me estás diciendo que entonces cada vez que mi hermano la joda contigo yo también me tendré que mantener lejos? —exclamo. —Exactamente —asi

