Capítulo 3

2802 Words
Sentado en el escritorio de su oficina en la estación de bomberos, August Miller tomó su teléfono y llamó a su padre. Mientras esperaba a que le contestara, movió la punta de sus dedos contra el mesón de firme madera rústica liza y barnizada.  —Aquí Miller —contesto una voz dura finalmente. —¿Papá? soy yo, August —anunció. —Oh, perdóname no vi quien era cuando contesté —se explicó—. ¿Qué sucede hijo? —preguntó más amable. —Uhm... Necesito saber si hay alguna diferencia para nosotros, los alfas, para cuando encontramos a nuestra pareja además del característico aroma dulce —pidió yendo directo al punto. Su padre se mantuvo unos largos minutos en silencio. —¿Quieres tomar a Antia como tu pareja? —preguntó finalmente. —¿¡Qué!? —exclamó sorprendido—. No papá, yo terminé con Antia hace meses, ya no somos nada más que unos buenos amigos —le recordó. —Entonces conociste a alguien. —Papá, ¿me dirás o no? —preguntó un tanto irritado. —Tendrás que venir a cenar a casa para que te cuente, sabes que no me gusta hablar de ciertos temas a través del teléfono —dijo. —Bien, pero no quiero a Hayes ahí metido —advirtió. —No le diré nada —prometió—. Te espero en unas horas más en la casa entonces, le avisaré a tu madre que iras —anunció cortando la llamada. Observando la hora en su celular, August frunció el ceño cuando contempló que aún le faltaban varias horas para ir a cenar a la casa de sus padres. Suspirando frustrado, dejó su teléfono móvil y salió con sus hombres para reordenar los nuevos turnos de guardia. Afortunadamente para August, el resto del día se le pasó volando mientras hacia su trabajo, y cuando finalmente era hora de irse, el alfa corrió a las duchas para tomar una rápida y cambiarse ropa nuevamente. —¿Vas a salir? —preguntó Jackson al verle volver a ver con ropa casual—. Hoy estas de turno con nosotros —le recordó. —Tengo una cena. —Uy, ¿con tu chica misteriosa? —pregunto curioso. —Con mis padres —corrigió—. Y mi chica resulto ser un hermoso hombre —sonrió—. Volveré dentro de un par de horas a lo mucho, tengo mi teléfono a mano cualquier cosa. —Como ordene mi capitán —se burló recostándose en su cama. Lanzándole un zapato de quien sabe a quién pertenecía, August prefirió usar el tubo para deslizarse hacia abajo al primero piso en vez de las escaleras. Saliendo hacia su auto, el alfa se quedó mirando la calle cuando un auto azul pasó llevando en el interior a cierto rubio hermoso que se perdió tras doblar en la esquina. Ojos bonitos no debía de vivir muy lejos de la estación. Ignorando la tentación de su lobo sobre perseguir y cazar a su presa, tal cual lo haría un acosador a los ojos humanos, August se subió a su camioneta y condujo a la casa de sus padres, la cual, estaba alejada del centro del pueblo y más cerca del borde del bosque. Quince minutos después, August estacionó su auto frente a la rústica y gran casa de dos pisos de su padre y gimió audiblemente cuando contempló el auto de su hermano por el costado de la casa. Resignado, se dirigió a la casa. Entrando en el porche delantero, una mujer castaña oscuro con el tiempo marcando de forma sutil en su rostro, abrió la puerta recibiéndolo con una amorosa sonrisa. —Mamá —pronuncio inclinándose ligeramente hacia abajo para rodearla con sus brazos. —Hijo, que bueno verte —exclamó—. Si no es porque necesitas algo ni siquiera te acuerdas de visitar a esta mujer —expreso rompiendo el abrazo y golpeando de forma suave el hombro del alfa. —Lo siento, he estado ocupado últimamente —se excusó besando su sien. —Esa no es excusa jovencito, si no es por tu hermano o la señora de la panadería ni siquiera me habría enterado de que estuviste en el hospital —refunfuño ingresando nuevamente a la casa. —No quería preocuparte porque no era nada serio, ya sabes —pronuncio siguiéndola a la cocina—. ¿Y papá? —preguntó tomando asiento en el banquillo de la isla mientras contemplaba a la mujer seguir cocinando. —Salió a correr con tu hermano, ya deben de estar de vuelta —respondió y le observo con curiosidad—. ¿Quién es la persona que conociste? —¿Te contó papá? —preguntó—. ¿O Hayes? Porque no me sorprendería de que él supiera algo al respecto a pesar de que no le mencione nada —bufó. —Tu padre —respondió concentrándose en la verdura que picaba—. Tu hermano apareció auto invitándose a cenar sin dar aviso alguno porque el restaurante donde usualmente cena está cerrado. Eso les pasa porque ninguno quiso escucharme cuando les ofrecí enseñarles a cocinar —refunfuño. —Culpable —rió August y observo la puerta de la cocina que conectaba con el jardín trasero cuando esta se abrió revelando a su padre y hermano entrar completamente vestidos otra vez. —Oh, ya estás aquí —sonrió el hombre mayor con su cabello n***o y ojos grises. Realmente, cualquiera que los mirara podría decir que Hayes y él eran sus hijos, las similitudes pasadas hacia ellos eran sorprendentes. —¿August? —pregunto sorprendido su hermano—. ¿Qué haces aquí? —Sé que no vine a asaltar la cocina de mamá porque no encontré un lugar donde cenar —eludió. —Oh cállate, tú tampoco sabes cocinar, por algo cuando es tu turno en la estación de bomberos prefieres comprarles la comida o prepararles sándwiches —rió. —Si, si, si —pronuncio la señora Miller—. Ahora, salgan de mi cocina y aprovechen de hablar mientras termino de cocinar —ordenó logrando que los tres alfas se retiraran hacia la sala de estar. Tomando asiento en los sofás, August contempló a su padre. —Querías saber si hay alguna diferencia para nosotros, los alfas, para encontrar a nuestras parejas —pronunció el hombre mayor, observándolo—. Sí, la hay —asintió. —Wow, ¿pareja? ¿De qué me perdí? —preguntó Hayes observando entre los dos con grandes ojos. —Has silencio que esto también te servirá a ti —anunció el alfa mayor. Inmediatamente ambos hermanos juntaron sus labios y se inclinaron ligeramente hacia adelante, interesados a la información que su padre iba a decir a continuación. —Ambos saben que es de conocimiento común que para un cambiaformas beta, descubre a su pareja destinada cuando siente un atrayente aroma sobre ella o el, pero para un lobo alfa, eso solo significa que es un potencial a pareja —anunció. —¿Cómo es eso? —pregunto August frunciendo el ceño. —Por lo general, los shifter viven más tiempo que los humanos, pero los alfas que son más especiales que los betas, viven por mucho más y para encontrar a la pareja perfecta que les acompañe durante todo ese tiempo, es que se le presentan estos potenciales —explicó—. Por ejemplo, si estuviste en una relación con Antia casi cerca de un año me imagino que es porque había algo en ella que la volvía singular a las otras y otros —pronunció y August asintió. —Poseía un ligero aroma un poco dulzón y atrayente, pero con el tiempo simplemente se volvió más suave —respondió. —Significa que ella era un potencial a pareja, pero no tu pareja destinada. Ahora, ¿hay una diferencia entre ella y esta persona que conociste que te hizo pensar que podría ser tu pareja destinada a diferencia de Antia? —preguntó interesado. Hayes observó a su hermano arqueando una ceja. —Su aroma fue mucho más fuerte y delicioso, casi un afrodisíaco para mi lobo quien reacciono demandándome más de aquel aroma —recordó—. Fue algo instintivo que surgió en mi cabeza, pareja.  —Me sorprende que hayas decidido hablar conmigo antes de abordar a esta persona, logrando controlar los instintos de tu lobo —observó su padre. August torció sus labios—. Es un humano y Nolan estaba conmigo en ese momento, me ayudo a pensar las cosas antes de actuar porque Jimmy es su amigo. —¿Jimmy Parker? ¿El nuevo pediatra? —preguntó sorprendido Hayes—. j***r si no es una cosita linda con su pelo rubio y ojos azules. —¿Y tú como lo conoces? —cuestiono August con el ceño fruncido mientras le observaba con cierta molestia. —Soy un sheriff, es mi deber comprobar qué clase de personas son las que se mudan a nuestro pueblo —respondió con obviedad. —¿Podemos seguir? —pregunto August volviendo a observar a su padre. —Bueno, entonces Jimmy es un potencial a tu pareja destinada, y uno muy fuerte si logro que tu lobo reaccionara —pronuncio con una sonrisa—. Y para saber si es o no tu pareja, solo deben de tener sexo —anuncio. —¿Así de simple? —pregunto Hayes escéptico—. ¿Solo debo de tener sexo con ella o él en caso de August? ¿Qué se supone que me dirá aquello? —La cabeza de tu pene se hinchará en un nudo cuando te corras en su interior —explicó—. Si no se hincha, entonces solo era eso, otro posible potencial a pareja, pero no el indicado. —¿No es doloroso? —pregunto Hayes arrugando su nariz. —¿Para quién? —pregunto el alfa mayor, divertido. —¿Para los dos? —respondió August con la misma expresión que su gemelo. —Para nada, es natural para los alfas al encontrar sus parejas y sumamente satisfactorios para sus parejas, sino, pregúntenle a su madre —sonrió. —No gracias —respondieron ambos hermanos en sincronía. —¿Y cuánto tiempo tendré esta especie de nudo o hinchazón? —preguntó August rascando su mentón visiblemente incómodo. —Solo será unos minutos, es la forma en la que nos aseguramos de dejar embarazadas a nuestras parejas —aclaro. —Estoy salvado entonces —sonrió August observando a su hermano. —¿Los condones no sirven? —preguntó Hayes. —¿Por qué crees que están aquí? —respondió arqueando una ceja. Desde la cocina, se escuchó la alegre risa de su madre. —Pero entonces tendríamos más hermanos —se defendió Hayes. —Y precisamente por eso es por lo que yo me operé para no tener más —anuncio su madre mientras ponía la mesa que estaba al lado de la sala de estar—. Cuando su padre me explicó todo esto y del riesgo que había de quedar embarazada en nuestra primera vez, yo le advertí que solo tendría dos hijos. Bueno pues, dicho y hecho —rió volviendo a la cocina. —Ahí está su respuesta —sonrió su padre. —¿Y la reclamaste esa misma noche como tu pareja como los demás? —preguntó August—. Porque a mí se me haría difícil explicarle todo esto a un humano para que luego resulte que solo era un potencial más a mi pareja —explicó. Pero internamente... No lo creía así. Algo le decía que Jimmy, aquel hermoso hombre rubio de bonitos ojos azules era su pareja. —No, nosotros los alfas tenemos que reclamar a nuestras parejas los días de luna llena mordiéndoles el cuello para poner nuestra marca en ellos —respondió—. Pero de igual forma me imagino que tendrás que explicarle con anterioridad esto al chico, darle la oportunidad de escoger. —Pero es humano —le recordó Hayes. El padre de ambos se pasó la mano por su cabello de forma pensativa. —Entonces solo te puedo aconsejar conocerlo bien antes de tomar la decisión de si confiar en él algo tan importante o no —respondió finalmente. —¿Pero y si no lo entiende o resulta que no es una persona confiable? —preguntó Hayes. —Chicos, a cenar —anuncio su madre. —Entonces le advertiremos de lo que le pasara si abre su boca y le mantendremos vigilado —anunció finalmente, levantándose—. Pero Nolan a pesar de ser un beta tiene un buen juicio sobre las personas, por lo que no creo que este Jimmy sea alguien malo —pronunció dando por finalizado el tema—. Venga, vamos a cenar, no hagan esperar a su madre. Levantándose, ambos alfas siguieron a su padre a la mesa, donde cada uno tomó asiento para disfrutar la deliciosa comida preparada por su madre. —¿Y entonces? —preguntó Hayes a mitad de la cena—. ¿Cuándo conoceremos a Jimmy? —¿Se llama Jimmy? Ese es un bonito nombre —comentó su madre. —También trabaja en el hospital, es pediatra —añadió su molesto gemelo. —Un chico inteligente entonces —sonrió y observó a August—. ¿Están ambos bien siendo el un médico y tú un bombero? —preguntó—. Me imagino que sus horarios han de ser apretados. —Tal vez, pero aún no he cruzado más de un hola con él así que no hablen como si ya estuviéramos juntos —pidió—. Después todos en el pueblo también lo harán y tal vez lo asusten con ello. Y si lo pensaba, en realidad no había cruzado exactamente un "hola", había sido más bien un “mierda” que generó un malentendido el cual sería lo primero que aclararía cuando se encontrara con Jimmy nuevamente. Y por supuesto que lo haría. —En eso tienes razón —asintió su padre—. Vamos a tener cuidado de donde hablamos y quienes estén a nuestro alrededor —aceptó. —Pero tienes que traerlo en cuanto estén saliendo formalmente —exigió su madre—. Habiéndole dicho o no sobre todo esto de las parejas, algo me dice que este tal Jimmy estará a nuestro alrededor siendo o no tu pareja, como resulto con Antia. —Está bien, después de que logre que Jimmy salga conmigo en una cita y estemos en una posible relación, lo traeré para presentártelo, no antes —aceptó August. —Y hablando de Antia —pronunció Hayes—. ¿No se enojará porque encontraste a una persona? —preguntó—. Tal vez ella tenía la esperanza de volver contigo en un futuro —señalo. August limpió su boca con una servilleta y negó. —Lo de Antia termino hace meses y en buenos términos, ambos somos amigos —anunció—. Pero ya que me la mencionas en cada oportunidad que tienes, ¿tal vez deberías de intentar salir con ella? —preguntó arqueando una ceja. —Gracias, pero Antia es demasiado dulce para mí —negó inmediatamente cuando su madre poso sus ojos sobre él. Riendo, August negó con su cabeza al igual que su padre. —Gracias por la cena, estuvo deliciosa mamá —pronunció August habiendo terminado de comer entre la conversación al igual que todos. —¿Te quedarás un poco más? —preguntó observándolo mientras se levantaba. —No, estoy de turno hoy en la estación —respondió juntando todos los servicios sucios para llevarlos a la cocina junto a su hermano. —¿Y tú Hayes? —preguntó siguiéndolos. —Gracias mamá, pero tengo que volver a la comisaria —respondió. —Muy bien, entonces dejen eso ahí que yo los lavo con su padre y ustedes vuelvan a trabajar —anunció con una suave sonrisa. —Gracias mamá —pronunciaron ambos, cada uno besando su frente antes de salir de la cocina. Despidiéndose también de su padre, ambos salieron de la casa y fueron a sus respectivos autos. —Si sabes, que si yo consigo una pareja, tú serás su próximo objetivo de mamá y todos en el pueblo ¿cierto? —preguntó divertido August, observando a su hermano antes de alejarse hacia su propio auto. Riendo ante las maldiciones que soltaba entre dientes su hermano al percatarse que tenía razón, August se subió a su auto y condujo hacia la estación de bomberos. Ahora con su mente un poco más clara ante la información adquirida, August visitaría nuevamente a Jimmy en el hospital e intentaría que sus palabras fueran más que un tonto y estúpido "mierda" para luego invitarle a una cita. Si, eso se oía como un buen plan.
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