Capítulo 4

2775 Words
Bajo la maleta y la mochila a la sala, antes de irme entro a la cocina para buscar en la alacena algunas barras de cereal, no he comido nada en todo el día, muero de hambre, adicionalmente tomo algunas para comer más tarde. — ¿A dónde iré ahora? — Me pregunto a mí misma. — ¿Quién puede ayudarme? Mi tía está en Texas y si tomo un vuelo la policía se dará cuenta, quizás pueda ir a casa de Valentina, sus padres podrían recibirme en su casa. No ¿A quién engañó? Sus padres me entregarán a la policía. Lo mejor será ir a un motel, sé que hay algunos decentes a unos kilómetros de aquí, salgo con las maletas para meterlas en el taxi, al subir guardo silencio por un segundo, el conductor me ve de reojo por el retrovisor. — ¿Todo en orden señorita? — Dice guardando su revista. — Si. — Digo aclarando mi voz. Sin mediar alguna otra palabra le doy la dirección aproximada de donde sé que hay un motel, aquel taxista me deja justo en la entrada de la recepción, le doy $100 antes de salir del taxi, me bajo inmediatamente después sin esperar el cambio, al entrar a la recepción no veo a ningún empleado, parece que todo aquel sitio esta desolado, toco la campana sobre el mostrador dos veces, de la habitación de atrás sale un hombre comiendo una barra de chocolate, su playera blanca está percudida, su cabello desaliñado cae por su rostro, me observa de pies a cabeza mientras limpia un poco de chocolate de su mejilla. — ¿Cómo puedo ayudarte? — Recuesta sus brazos sobre el mostrador sin apartar la vista de mis ojos. — Quiero una habitación. — Son $40 la noche ¿Cuantas noches vas a quedarte? — Para empezar tres. — Bien, solo aceptamos pago por anticipado ¿Efectivo o tarjeta? — Efectivo. — Necesito tu identificación para registrarte. — Si te doy $200 extras ¿Podrías olvidarte de la identificación? — No eres una ladrona de bancos o una asesina serial ¿Cierto? — Ambos de hecho. — Bromeo para romper la tensión. — $250 en efectivo y es un trato. — Hecho. Ya en la habitación me quedo un buen rato recostada en la cama observando el techo, mi mente divaga en todo lo que ha pasado estos días, estoy muy jodida, adolorida y completamente sola. Nunca pensé que tendría que valerme por mí misma, ahora soy huérfana, mi único hermano está muerto, no tengo casa y no sé qué hacer con mi vida ¿Cómo se supone que voy a superar esto? Nada te prepara para superar algo como lo que estoy viviendo, mi corazón está roto, mi moral está hasta el suelo y mis sentimientos son demasiado confusos, ni siquiera sé si debería llamar a la policía para hablar con ellos, siento que a este punto van a arrestarme por escapar del hospital, ahora que lo pienso más detenidamente quizás ahora piensen que tuve algo que ver con esto. Mi estomago gruñe sin parar, eso es lo único que logra distraerme de mis turbios pensamientos, no he comido desde la mañana, ya son las seis de la tarde, es más que necesario buscar algo más que comer que un par de barras de cereal. Creo que antes de salir a buscar algo de comer necesito tomar una ducha, me desvisto dentro del baño, me retiro el vendaje del abdomen y el pecho, las heridas parecen estar sanando correctamente hasta ahora, abro la llave de la ducha para graduar la temperatura del agua, me gusta mucho el agua caliente, por desgracia el doctor me recomendó únicamente bañarme con agua a penas tibia con mucha razón, hace unos días intenté ducharme con agua caliente, el dolor que sentí al exponer mis heridas a esa temperatura es inimaginable, aprendí por las malas a obedecer las órdenes del doctor. Luego de una ducha rápida salgo del baño para vestirme en la habitación, enciendo la televisión para ver algo mientras me visto, justamente está sintonizado un canal de noticias, para mi mala suerte hay una fotografía mía en la pantalla, subo el volumen del televisor para poder escuchar mejor la noticia. — La mujer de la fotografía que ven ahora en pantalla es Halley Messer, la única sobreviviente de la masacre de la avenida Meridian, como se le ha dado a conocer a este caso. Hoy al mediodía se dio a conocer la noticia en una rueda de prensa con el departamento de policía de que escapó del hospital donde se recuperaba, por lo que dio a conocer la policía, ella es la testigo principal del caso e informó que su salud aun es delicada. — Dice el presentador de noticias. — Si alguien tiene alguna información de su paradero por favor informar a la policía lo antes posible, ya que es primordial que continue con su tratamiento médico y que brinde sus declaraciones a la policía de lo ocurrido ese fatídico 4 de diciembre. Me quedo perpleja mirando la televisión, me dejo caer sentada sobre la cama analizando todo esto. — Mierda. — Digo entre dientes. — Si el taxista o el recepcionista me reconocieron van a llamar a la policía para decirles donde estoy. Me visto con lo primero que encuentro en mi maleta, guardo todo lo demás en un dos por tres, dejo las toallas sobre la cama antes de salir de la habitación casi corriendo, por fortuna la maleta que llevo conmigo no está muy pesada, al cruzar la calle llama mi atención que dos patrullas están entrando en el estacionamiento del motel, el hombre de la recepción sale a recibirlos a la puerta sosteniendo un juego de llaves, los guía hasta el segundo nivel justamente a la habitación donde me estaba hospedando. — Que idiota. — Pienso. Es una suerte haber salido de allí a tiempo, me pongo en marcha sin algún rumbo en específico, termino por entrar a un restaurante que no tenga televisores para al menos poder comer con más tranquilidad, mientras espero la comida sentada en la mesa veo un enchufe junto a la mesa, recuerdo en ese momento que tengo el celular y el cargador en mi mochila, lo conecto con la esperanza de que aquel celular no tenga contraseña para poder utilizarlo con libertad, dejo que se cargue lo más que pueda mientras ceno, pedí una pasta a la boloñesa para comer, está algo desabrida, pero ya que, solo quiero dejar de tener hambre. Terminando de comer tomo nuevamente el celular, al encenderlo me lleva directo a la pantalla de configuración, al parecer ni siquiera lo habían usado, me conecto al wifi gratuito del local para terminar de configurar el teléfono, parece que ya tiene un chip instalado ya que tiene señal ¿Será que tiene plan móvil activado? Desconecto el wifi para verificar si funcionan los datos haciendo una búsqueda en la web, así confirmo que en definitiva lo tiene ¡Perfecto! Ahora ¿A quién contacto? Hago una lista mental de pros y contras de todas las personas que conozco, pronto para mi está más que claro a quien debo contactar ¡Alex! Él vive cerca de aquí y vive sólo, él podrá ocultarme por un día o dos, solo quiero despejar mi mente y estar tranquila antes de hablar con la policía. Recuerdo que recientemente cambió de número, me lo envió por mensaje directo en mis r************* , instalo la aplicación de inmediato, entro a mi cuenta dirigiéndome a la bandeja de mensajes para obtener su número, sin siquiera guardarlo le marco, el teléfono suena un par de segundos que parecen eternos antes de escuchar su voz del otro lado de la línea. — Hola. — Dice tímidamente. — ¿Alex? — Pregunto antes que nada para confirmar que es él. — Sí, el habla ¿Quién es? — Soy Halley. — ¿Halley? ¿Dónde estás? Escuché que te fuiste del hospital donde te estabas recuperando. ¿Te encuentras bien? — Se escucha muy preocupado. — Sé que va a parecerte muy extraño, pero ¿Crees que podría quedarme en tu casa un día o dos? — Si, claro que puedes. ¿Necesitas que vaya a recogerte? — Sí, por favor. Solo... no llames a la policía por favor, aun no quiero que sepan dónde estoy. No puedo con esto. No me malentiendas, te juro que no hice nada malo, sabes que no sería capaz de hacerle daño a mi familia. — Lo sé mejor que nadie, tranquila. Me alegra que me llamaras a mi para ayudarte ¿Dónde estás? — En el restaurante Los tres papagayos. — Estaré allí en cinco minutos, diez máximo. — Gracias, nos vemos. Mientras él viene a recogerme pago la cuenta, me quedo sentada afuera en el estacionamiento mirando los autos pasar, en cuestión de minutos veo el auto de Alex estacionarse, espero a que él salga del auto para confirmar que es él antes de acercarme, al verme caminando hacia él, sonríe ligeramente. — Halley, dame tus maletas. — Las toma para subirlas al auto con bastante rapidez. — Vamos. Alex abre la puerta del auto del lado del copiloto para que pueda entrar, el observa su alrededor mientras lo hace, supongo que está asegurándose de que nadie nos vea, rodea el auto para entrar del lado del piloto, sin decir algo más pone el auto en marcha en dirección a su casa. — Gracias por venir por mí tan rápido, lamento molestarte. — Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites. — Lo sé, por eso decidí llamarte a ti. — Intente visitarte varias veces en el hospital, pero la policía no me dejo hacerlo, te tenían vigilada las 24 horas. — ¿Ah sí? No me lo dijeron. — Sí, de hecho, algunos de tus amigos también intentaron visitarte, no dejaron pasar a ninguno de ellos. — No lo sabía, supongo que era para protegerme. — Si, es lo que dijeron, lo cual me lleva a preguntar ¿Por qué escapaste del hospital? — No me dejaron ir al funeral, ni siquiera ir a visitarlos al cementerio, hoy se dio la oportunidad de salir de allí, así que lo hice. — ¿Ya fuiste al cementerio? — Si, al salir del hospital fui directo allí. — Me entere que ayer colocaron las lápidas. — Si, yo también escuche eso, no sé quien las escogió, pero, supongo que son adecuadas. — Fue tu tía, de hecho, ella se encargó de organizar el funeral. — ¿Asististe al funeral? — Si, estuve presente. — ¿Que tal estuvo todo? — Fue un muy emotivo funeral, todo fue perfecto. — Me reconforta saber eso. Gracias por asistir. — Es lo menos que podía hacer, además tenía la esperanza de poder verte allí, aunque finalmente jamás apareciste. — Ni siquiera me avisaron cuando sería, me lo hicieron saber un día después de que los enterraron. — Lamento escuchar eso, imagino que debió ser difícil enterarte de eso. — Bastante. — Observo el camino a través de la ventana del auto mientras suspiro. Al llegar a su casa abre el garaje para meter su auto, una vez dentro baja mis maletas y me guía hasta la sala, solamente he venido aquí una o dos veces, la primera vez creo que fue hace dos años para una fiesta que ofreció, y la segunda fue hace algunos meses mi familia estaba de viaje, ese día salí de fiesta con Valentina, mi mejor amiga, ella se fue a casa de su novio de ese entonces mientras que yo regrese a mi casa, al estar frente a la reja me di cuenta que no tenía las llaves en mi bolso, no sabía que hacer, afortunadamente estaba hablando con Alex por w******p, le comente lo que estaba pasando, el inmediatamente se ofreció a llegar a traerme para quedarme en su casa a dormir, me sentí muy segura con él, siempre ha sido muy amable y respetuoso conmigo, es un buen amigo. Hay un silencio incómodo, me quedo de pie recostada en el marco de la puerta, las puñaladas por alguna razón están doliendo cada segundo un poco más, siento como si fueran punzadas que hacen el dolor más fuerte, hago un gesto evidenciando el fuerte dolor que siento. — ¿Pasa algo Halley? — Alex se acerca a mí con notoria preocupación en su rostro. — No nada, estoy bien. — Miento. — Te conozco Halley sé que te sucede algo. — Se cruza de brazos — No es nada, solo me duelen las heridas, creo que ya pasó el efecto de los medicamentos. — ¿Quieres unas pastillas para aliviar el dolor? — No, yo tengo. Tomé unas del hospital antes de irme. — Digo mostrándole las pastillas. — Bien, te traeré un vaso de agua. — Dice caminando hacía su cocina. Poco tiempo después regresa con el vaso de agua, tomo las pastillas de inmediato, el me observa atentamente mientras hago esto, podría decirse que parece estarse asegurando de que las tome, seguramente está preocupado. — ¿Estas segura de no querer regresar al hospital? — Muy segura. — Halley, me preocupas, deberías considerar volver por tu bien. — No voy a regresar. — Digo en un tono firme. — Si quieres que me vaya de aquí solo dímelo y me iré. — No quise decir eso, solo estoy preocupado por tu salud, eso es todo. Por favor no te enojes conmigo. — Últimamente he estado de mal humor, lo siento. — Recapacito sobre mi actitud, después de todo solo está intentando ayudarme. — No te preocupes, sé que no estas pasando por un buen momento, si quieres dormir la habitación de huéspedes está en la segunda planta, primera puerta a la izquierda. — Recuerdo donde está, gracias. Alex me ayuda a llevar la maleta a la habitación, yo me encargo de subir la mochila, al entrar golpea su brazo izquierdo contra el marco de la puerta lo cual le causa mucho dolor dejando caer la maleta al suelo, instintivamente lleva su mano al hombro para intentar aliviar el dolor. — ¿Estas bien? — Lo observo con preocupación. — No es nada, hace unos días me lastimé el hombro mientras intentaba escalar una reja para obtener información de una noticia, creo que aún tengo bastante resentido el hombro. Alex es periodista, algunas veces tiene que hacer trabajo un tanto peligroso con tal de conseguir información de primera mano, se está esforzando para ser columnista en el periódico local. — Debes tener más cuidado, a veces te pones en demasiado peligro solo por un artículo en la prensa. — Gracias por preocuparte por mí. — Sonríe. — Te prometo que de ahora en adelante tendré más cuidado. — Eso espero. — Bueno, yo también iré a dormir ahora, si necesitas algo estaré justo enfrente. Hay más sabanas y almohadas en el closet. Si quieres ver televisión el control está en la mesa de noche. — Dice señalándolo. — Gracias, buenas noches, Alex. — Digo sentándome en el borde de la cama. — Descansa. Alex sale de la habitación cerrando la puerta detrás de él. Saco mi cepillo de dientes de mi maleta para lavarme los diente, observo mi rostro en el espejo detenidamente, mis ojos verdaderamente están hinchados, últimamente no he dormido bien, siempre que me quedo dormida tengo pesadillas con ese día, incluso al solo cerrar los ojos vienen a mi mente imágenes de lo que sucedió. Me pongo mi pijama con un tanto de dificultad no sin antes revisar las puntadas en mi abdomen, parece que todo está en orden. Luego de apagar las luces me meto debajo de las sábanas, hago mi mayor esfuerzo por dormir pero me resulta imposible, doy vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, no hago más que pensar en mi familia, no entiendo bien porque algunas veces los recuerdos que vienen a mi mente son no del todo felices, pienso en algunas veces en las que me molesté con mis padres por no dejarme salir de fiesta, algunas otras en las que me enoje porque no me dejaron salir con mis amigo porque ellos tenían planes para pasar algo de tiempo en familia, ahora desearía haber pasado más tiempo con ellos y no tanto con mis amigos, supongo que uno no aprecia lo que tiene hasta que ya no está más, el reloj en la mesa de noche marca las 3:55, me obligo a mí misma a mantener los ojos cerrados sin pensar nada más para así tal vez poder quedarme dormida.
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