Confía o muere

Capítulo 3

Los días continúan pasando como si nada en aquella habitación del hospital, mi familia fue asesinada hace poco más de una semana, aún lloro sin consuelo alguno, solo puedo pensar en que no pude salvar a mi hermano, no cumplí mi promesa de mantenerlo a salvo, pude haber hecho más, pero fui una idiota, mi mente se bloqueó en ese lapso de tiempo, pudimos haber saltado desde su ventana o pude haber llamado antes a la policía, tal vez si hubiese hecho eso mi hermano estaría vivo ¿Por qué no pude morir yo en vez de mí hermano?

La enfermera entra en la habitación para cambiar de brazo la via de los medicamentos, detesto las agujas ¡Duelen tanto!

— ¡Auch! Con cuidado. — Digo quitando el brazo de la mano de la enfermera ya que me ha pinchado tres veces hasta ahora sin lograr colocarlo en la vena.

— Lo lamento señorita. — Dice tomando mi brazo nuevamente. — Le prometo que este será el ultimo pinchon.

— Esta bien. — Digo viendo hacia otro lado.

Es una enfermera muy amable, pero algo torpe, una vez me colocó la dosis de medicamento equivocado y el otro día me inyectó el medicamento del hombre de la habitación del lado, era un sedante muy fuerte así que dormí mucho ese día, a veces me presta su IPod para que escuche música; estar en el hospital me resulta monótono y, por ende, aburrido, no hay nada interesante que hacer aquí, en la television solo pasan programas basura que no me llaman la atención, asi que ni siquiera la enciendo.

La enfermera nunca abre la ventana de la habitación excepto hoy, el aire acondicionado del hospital se arruinó por lo que hay mucho calor así que, abrió la ventana para que la habitación se refresque un poco.

— No vayas a escaparte. — Dice la enfermera riendo.

— Claro que no. — Rio con ella.

Ni los médicos ni la policia me dejaron asistir al entierro de mi familia por lo cual siento algo de culpa, no pude decirles adiós, llevo varios dias insistiendo en que deben llevarme al cementerio para visitarlos sin embargo cada vez que pregunto me encuentro con una negativa así que, finalmente lo decidiré por mi misma, iré a visitarlos de una forma u otra.

Al retirarse la enfermera de la habitacion, quito la aguja de mi brazo haciendo un gesto de dolor, me siento con mucho cuidado en el borde de la camilla, ahora es menos doloroso sentarse, pongo los pies en el helado suelo, me levanto poco a poco con la ayuda de una mesa junto a mí, es la primera vez que me levanto en mucho tiempo, mis piernas tiemblan al no tener la suficiente fuerza para mantenerme en pie, caigo al suelo inevitablemente, me apoyo en la camilla para poder ponerme de pie nuevamente, siento un poco de mareo así que espero un segundo para poder estabilizarme, camino aun tambaleándome un poco hasta llegar al pequeño ropero, dentro hay una mochila, es en definitiva mi mochila ¿Quién la habrá traído aquí? Al abrirla encuentro algo de mi ropa, tambien mi billetera, dentro hay cincuenta dolares, recuerdo haberlos tenido allí definitivamente es mi dinero, con esto puedo pagar un taxi hacia el cementerio y unas flores para mi familia.

Al quitarme la bata examino mis heridas, estas aun no han sanado, según los doctores son tan profundas que tardarán en hacerlo, me pongo la ropa interior, luego con mucho cuidado el pantalón y los zapatos, finalmente una blusa verde y un suéter. Voy a la puerta para verificar que no hay nadie cerca, solamente hay un policia dormido en una de las sillas en el pasillo, a parte de él no parece haber nadie, el hospital está casi desolado, finalmente creo que saldré caminando por la puerta principal, de todos modos no creo que me reconozcan. Cierro la puerta para buscar el frasco de analgésicos, saco algunos para ponerlos en una bolsa plástica que encontré en la mesa junto a la camilla.

A traves de la ventana veo el estacionamiento, este tambien está despejado, me pongo la capucha del sueter para que no puedan ver mi rostro, salgo de la habitación con mucho cuidado de no despertar al policía, camino hasta llegar al final del pasillo, al doblar a la derecha veo más personas, parecen estar hablando con un medico, todos están enfadados, aprovecho la confusion del momento para escabullirme hacia la salida, para mi fortuna un taxi justo está bajando a alguien frente al hospital, así que lo abordo no más se vacía.

— ¿A dónde la llevo? — Pregunta el taxista viéndome a través del retrovisor.

— Al cementerio Our Lady of Mercy por favor. — Digo con mi mano en el abdomen recuperando el aliento.

En unos diez minutos llegamos al cementerio, luego de pagarle al taxista aún me quedan $40 así que compro las flores favoritas de mi madre, rosas blancas con manchas corintas. Al preguntar en la recepción por el mausoleo familiar una agradable mujer mayor me guía hasta aquel lugar.

— Es este, si desea entrar esta es la llave, devuélvala al salir ¿Quién dijo que era? — Pregunta la anciana mirándome de pies a cabeza.

— Soy su hija. — Señalo la tumba de mi padre.

— Lamento mucho su perdida. — Me observa con lastima. — Si necesita algo solo pídalo.

— Gracias. — Digo con un nudo en la garganta.

La señora se marcha del lugar para darme algo de privacidad, abro la reja utilizando la llave que me dio, me siento en la banca que esta adentro del mausoleo sin dejar de observar las tumbas, comienzo a llorar al caer en cuenta de que sus cuerpos están allí, yo debería estar allí, no entiendo por que razón fui la unica que sobrevivió. Me levanto de la banca para colocar algunas flores sobre la tumba de mi madre, lloro amargamente recostada en ella, recuerdo lo último que nos dijimos, yo estaba muy molesta porque no pude salir con mis amigas, mis padres me obligaron a quedarme en casa ya que, debiamos empacar nuestras maletas para el viaje, mi madre me abrazó fuertemente y besó mi frente.

— Cuando seas mayor entenderás. — Dijo con una dulce voz.

Yo simplemente subí muy molesta a mi habitación para empacar, ni siquiera le respondí.

Continúo caminando hasta la tumba de mi padre colocando algunas flores alli.

— Necesito su apoyo en esto, sé que ustedes entienden. Son mis hijos y los amo, por eso tenemos que irnos. —Dijo mi padre muy nervioso sin dar más explicaciones.

— ¿Por qué tenemos que irnos por tanto tiempo? — Preguntó Jonathan muy molesto.

— Se los explicaré al llegar allá.

— Vamos a empacar Jonathan. — Digo intentando calmar a mi enfadado hermano.

Camino hasta la tumba de mi hermano, pongo algunas flores sobre su tumba mientras algunos otros dolorosos recuerdos vienen a mi mente.

— Te amo Halley. — Dice con una voz tenue y entrecortada.

— Yo también te amo. — Digo en voz alta aún frente a su tumba.

Siento un enorme nudo en la garganta, mis heridas comienzan a doler, pero no le doy mucha importancia. Salgo del mausoleo cerrandolo con llave, me arrodillo en el césped con un poco de dificultad, coloco allí las flores que me quedan, fijo mi melancolica mirada en ellas.

— Les prometo que voy a encontrar a quien hizo esto. Lo juro. Haré todo lo que pueda. — Digo con una mezcla de enojo y dolor a la vez.

Me tranquilizo un poco, intentando regular mi respiración antes de hiperventilarme o que me dé otro ataque de ansiedad, mi garganta duele del esfuerzo que hago al llorar, siento que hay algo en mis manos, las abro dejando caer el césped que arranqué en algún momento mientras lloraba, mis ojos ahora están un poco secos, los froto delicadamente para mejorar mi visión, lentamente me pongo en pie, mis temblorosas piernas dan pasos pequeños e inseguros.

Veo por última vez las tumbas de mis padres y mi hermano, esto es por mucho lo más difícil por lo que he pasado en toda mi vida, desearía haber apreciado mucho más todo lo que tenía, pero fue bueno mientras duró, tuve a mis padres 20 años de mi vida, ellos siempre trataron de darme lo mejor, mi hermano solo estuvo conmigo 15 años, a pesar de las peleas por cosas tan simples sé que sabía que lo amaba, respiro profundamente limpiando mis lagrimas con la manga de mi suéter antes de irme.

Camino hacia la recepción para entregar la llave, parece que no hay nadie, solamente está el mostrador con algunas flores sobre él, me inclino para ver si hay alguien en la oficina junto al escritorio, pero no hay nadie, así que dejo las llaves sobre el escritorio y salgo de allí, no sé qué hacer, ahora que estoy fuera del hospital no quiero volver, ese lugar es tan deprimente y solitario, además no pueden retenerme allí en contra de mi voluntad, quiero salir y buscar de alguna manera pistas que me lleven a los responsables de la muerte de mi familia, sin embargo no sé cómo comenzar la búsqueda, me duele mucho la cabeza de tanto pensar, quizás solo deba ir a un motel y ya, pero antes necesito ir a mi casa a recoger algunas cosas, también necesito dinero tengo que ir rápido antes de que a la policía se le ocurra buscarme allí.

Detengo al primer taxi que veo pasar por la calle, al darle mi dirección, este se pone en marcha de inmediato, el hombre conduce muy rápido, rebasa a todos los autos que se le ponen en frente, me aterra como conduce, pero de esta forma llegaremos mucho más rápido de lo que pensé, unos minutos más tarde estamos junto a la reja de mi casa.

— ¿Podría esperarme? Necesito ir a otro sitio, no tardo. — Digo abriendo la puerta del taxi.

— El contador está corriendo. — Dice el taxista sacando una revista de la guantera.

Con mis heladas manos abro la puerta del taxi para poder bajar, mientras camino hacia la reja comienzo a recordar lo que ocurrió en mi hogar.

— ¡NO! — Grito casi desgarrando mi garganta. — Corre Jonathan, sal de aquí.

— Halley ayúdame por favor. — Grita con desesperación haciendo un último esfuerzo por levantarse.

— ¡No! — Grito con desesperación. — Suéltalo, no le hagan daño.

Mi respiración se agita y mi pulso se acelera, casi puedo ver la escena en mi cabeza, las heridas comienzan a doler nuevamente, siento un nudo en la garganta, mis manos tiemblan y mis piernas se sienten pesadas, no puedo sacar esos pensamientos de mi mente.

Vacilo por un segundo, pero finalmente abro la reja, camino a través del hermoso jardín de mi madre hasta la puerta, intento abrirla, pero está cerrada con llave, rodeo mi casa para llegar al patio trasero, tomo la llave de repuesto de la maseta que está a la par de la puerta de servicio para abrirla.

Al entrar veo la cocina detenidamente, todo está igual que la última vez que estuve aquí, no hay ni un solo plato sucio en el lavatrastos, luego de cocinar a mi madre le gustaba dejar la cocina limpia antes de almorzar, al ver el comedor la mesa aún está lista para el almuerzo, lo único que falta es la comida que mi madre preparó ese día, imagino que la policía tiro todo a la basura, continuo mi camino hacia la sala, al abrir la puerta veo las manchas de sangre en el suelo de madera, la alfombra ya no está, creo que la policía se la llevó para analizarla; por un segundo los recuerdo tendidos en el suelo, varias lágrimas recorren mis mejillas, llevo mis manos hacía mi estómago, siento náuseas, respiro profundamente antes de caminar por allí para poder llegar a las escaleras, al subir voy directo a la habitación de mis padres, como siempre su cama está perfectamente arreglada, las flores que mi padre trae cada semana para mi madre están marchitas con casi nada de agua en el florero, busco el joyero de mi madre para tomar todas las joyas, cada una es un regalo que mi padre le hizo, por eso son importantes para mí, dentro encuentro sus argollas de matrimonio, ellos casi nunca las usaban, preferían tenerlas seguras en la casa, las dejo dentro del joyero antes de dejar el joyero sobre la cama, busco el bolso de mi madre para tomar el dinero en efectivo que tuviera, lo extraño es que no logro encontrarla por ningún lado, si aquellos hombres hubieran estado buscando dinero también se habrían llevado las joyas, creo más bien que fue la policía quien se llevó la bolsa de mi madre.

Rayos, me siento en el suelo y lo golpeo con mi puño lo que causa un sonido extraño, como si hubiera una parte hueca en el suelo, retiro la alfombra que cubre el pie de la cama, entre las tablas se ve que un par están sueltas, las levanto con un poco de dificultad, finalmente logro ver lo que hay dentro, es una bolsa de tela no muy grande, la coloco sobre la cama para poder abrirla, está repleta de dinero en efectivo ¿Por qué mis padres tenían esto escondido aquí? Es muy extraño, supongo que era para alguna emergencia, dejo caer todo el dinero sobre la cama, al fondo de la bolsa había un cargador y un celular, los cuales caen sobre la cama al voltear la bolsa. ¿Qué es esto? Intento encenderlo sin lograrlo, seguramente no tiene carga.

Cuento el dinero lo más rápido que puedo, está repartido en fajos de $20, cada uno tiene 25 billetes y hay 30 fajos, lo que significa que en total hay $15,000, devuelvo todo el dinero a la bolsa junto al teléfono y el cargador, tomo también el joyero para llevarlos a mi habitación, en una mochila pongo la bolsa con el dinero, antes de poner algo más dentro de la mochila, tomo un par de billetes para poder pagar el taxi, acomodo el joyero junto a la bolsa, para después cubrirlo con algunas prendas de vestir, la maleta que traje de la universidad aún está empacada así que, solo meto un poco más de ropa en ella y otros objetos personales, me quedo sentada en el borde de mi cama por un segundo mirando hacia la nada, sacudo mi cabeza para volver a la realidad, tengo que apresurarme, no puedo estar por mucho tiempo aquí. Finalmente, antes de irme voy por toda la casa en busca de las fotografías familiares que tenemos, al tenerlas todas las guardo juntas en la maleta.

Me paro frente a la habitación de mi hermano, la puerta está cerrada, pongo mi mano en la fría perilla, una horrible sensación recorre todo mi cuerpo, tomo valor antes de girar la perilla, aun dudando abro la puerta lentamente, lo primero que veo es la sangre que aún hay en el suelo, cierro los ojos, e intento tranquilizarme, busco entre las cosas de mi hermano el oso de peluche que le regalé hace algunos años en su cumpleaños y la cruz que mi madre le obsequió cuando fuimos a Guatemala. A mi hermano le encantaba tomar fotografías así que también me llevo sus rollos aún no revelados y sus fotografías. Busco la cámara por todos lados, en su escritorio, bajo su cama, en su repisa y finalmente la encuentro en su ropero.