AMELIA
El resto de la semana transcurre de la misma manera que un caballo trota por el barro. Con dificultad y con extraños ruidos de succión. Los ruidos de succión, por supuesto, provienen de mi vibrador más nuevo, el de succión de clítoris, con el que pasé demasiado tiempo después de que Weston me agarrara los brazos accidentalmente en la cocina.
Si el hombre tenía la intención de agarrarme o no, no significó nada para mis partes femeninas. Su calidez me afecta ahora de la misma manera que siempre lo había hecho: necesidad cataclismica, deseo desbordante y muchas otras frases exageradas que me vienen a la mente mientras estoy en las confusas secuelas de otro orgasmo explosivo.
No importa si le desagrado. Si me toca, puedo usarlo como material para masturbarme. Y el hecho de que apenas lo vi desde ese día hasta el final de la semana solo significa que fantaseo más con él.
Esto no suena a la típica preparación de una boda, Amelia>>
El pensamiento no me abandona mientras me acerco al domingo, el único día de la semana en que me encuentro cara a cara con Dios y con mi familia. Sin falta, vamos a la iglesia a las nueve de la mañana, nos tomamos nuestro tiempo para socializar después y luego volvemos a casa para un gran almuerzo dominical. Nuestra denominación no incluye un confesionario, pero siento que necesito uno.
Estoy comprometida con un hombre increíble y no puedo dejar de tocarme mientras pienso en un hombre diferente. Amelia Morton, ¿Qué demonios te pasa?>>
Hay muchas cosas mal en mí. Soy demasiado provisora, Demasiado idealista. Demasiado romántica. Demasiado soñadora. Demasiado ambiciosa. No lo suficientemente sumisa. ¿Y la peor parte de todo? Cada rasgo que mi familia considera un defecto, Weston decía que era un don.
Soy una muñeca Stretch Armstrong de los noventa, arrastrada en direcciones opuestas por hermanos en guerra.
–Amelia, querida, ¿Dónde está tu sonrisa? – la voz baja de mi madre a mi lado me hace prestar atención, enderezar la espalda y curvar los labios hacia arriba, a pesar de la tormenta de niebla dentro de mí.
–Solo estoy perdida en mis pensamientos– digo, mientras Caleb se acerca a mi lado y me da un beso en la sien. Acabamos de llegar a casa de la iglesia, pero Caleb se había saltado esta semana debido a algo relacionado con el trabajo, lo que aún lo mantiene pegado a su teléfono. Me lanza un beso adicional mientras señala el teléfono pegado a su cabeza y se aleja por el pasillo, con su anillo de graduación brillando en la luz.
–La esposa del alcalde se unirá a nosotros– me recuerda mi madre con una mirada significativa. –Por favor, presta atención–
–Si– la tranquilizo, aunque no planeo hacerlo en absoluto.
–Queremos que asista a la boda– me recuerda mi madre con otra mirada.
–Lo sé – le digo, aunque no me importa en absoluto si la esposa del alcalde asiste o no.
La vida se mueve a mi alrededor, mucho más rápido de lo que mi cerebro cargado de orgasmos puede captar. Nunca me había llevado a las alturas del placer tantas veces en una semana. Pero la belleza de Weston Hamilton lo exige. Después de todo, solo es una o dos fantasías. Nada que se vuelva realidad.
Eso es lo que me repito a mí misma, al menos, para sentir que no estoy descarrilando mi vida con esta atracción reavivada.
–Dios mío, no tienes ni idea– La voz de Abel resuena por todo el comedor, haciéndome estremecer.
–Ni idea– Puede ser muy ruidoso, acaparando la atención como si la hubiera anhelado toda su vida. Pero como el niño mimado de esta familia, siempre ha sido el centro de atención, así que no entiendo por qué necesita tanta más atención a esta edad.
El hombre con el que habla, alguien de la alcaldía, si mal no recuerdo, se rie mientras Abel cuenta alguna dificultad que había tenido recientemente en el club campestre. Los almuerzos de los domingos no siempre son tan concurridos, pero mi madre ha aumentado el calendario social ahora que Caleb y yo estamos oficialmente comprometidos.
Esto es emocionante para ella; había estado esperando toda su adultez por este momento. Para planear la boda de su hija. Para ayudar a entregarme al “hombre de mis sueños”, aunque a veces me pregunto si se trata más del yerno de sus sueños.
Caleb regresa al comedor con una sonrisa brillante, vuelve a mirar a su teléfono y contesta otra llamada. Sale de nuevo un momento después. Sin duda, su interminable contacto con los médicos a los que intenta vender la nueva fórmula farmacológica de su empresa.
El comedor bulle de conversación, todos vestidos para matar, perlas en el punto, murmullos de acuerdo mezclándose con risas delicadas. Mi tío Tatum aparece a continuación, sus hombros anchos y su voz resonante encajan perfectamente con el ex mariscal de campo que era. Su esposa, la tía Agatha, entra sigilosamente tras él, con sus dos hijos, Michael y Jayden, detrás. Gemelos en la adolescencia, parpadean y asienten principalmente durante las actividades diurnas. Según el tío Tatum, son ávidos jugadores que necesitan una intervención rigurosa.
Por lo que parece, este almuerzo dominical se acerca cada vez más a la asistencia a la boda real que mi madre está planeando. Y aquí estoy yo, al margen, sintiéndome como la única persona mirando desde afuera del globo de nieve.
–Este esté almuerzo es más concurrido de lo normal– La voz de Dinah a mi lado me hace jadear. Está de pie a mi lado con una sonrisa irónica balanceando a Esperanza en su cadera.
–Me asustaste– le rodeo con mi brazo y aprieto mi cabeza con la suya. No estoy tan cerca de ella como quiero, porque ahora que Hope está aquí, es esencialmente una madre soltera. Abel apenas mueve un dedo por ellas, lo que me consume por dentro. –Estaba pensando que este almuerzo bien podría ser la cena de ensayo para mi boda–
Dinah se ríe, observando a la multitud. Mi abuela acaba de entrar, seguida de dos de mis tías por parte de mía madre. La esposa del alcalde también está presente hoy, aunque el alcalde no pudo unirse debido a un compromiso previo. –Tienes razón. Esto parece el comienzo de la lista de invitados- Me golpea la cadera con la suya. –¿Te estás emocionando? –
Intento pensar en la respuesta apropiada porque sé que esta será la pregunta más frecuente en los próximos meses. –Bueno, todavía no hemos fijado una fecha. Una vez que la fijemos, podré empezar a sentir todas las cosas– Me aliso la parte delantera de mi falda verde pastel, preguntándome si estoy haciendo un buen trabajando, interpretando el papel.
–Es bueno retrasar el sentir todos los sentimientos– dice Dinah, mientras sus cálidos ojos marrones recorren la creciente multitud del comedor. –Porque algunos de ellos no son los mejores cuando se trata de planificar una boda–
–No tengo ganas de pasar por el estrés y la ansiedad– murmuro.
Dinah se gira para mirarme, con algo ilegible en su expresión. –Solo asegúrate de que sea lo que realmente quieres, ¿de acuerdo? –
Parpadeo, sin saber si su comentario es un consejo amistoso o una advertencia. -Bueno, por supuesto que quiero casarme…– Cuando las palabras salen de mi boca, escucho lo huecas que suenan. Aunque me habían entrenado para decirlas toda mi vida.
Dinah levanta a Hope más arriba en su cadera, recordándome que la pobre mujer probablemente necesita un descanso.
–¿Puedo llevármela? – extiendo mis manos y Hope arrulla felizmente mientras Dinah me la entrega.
–Uf– Dinah endereza los hombros. –Ese pequeño trozo realmente afecta la alineación de la columna vertebral–
Le sonrió a Hope, pellizcando sus pequeña mejilla. –Apuesto a que Emma se volvería loca por ti–
Dinah nos serie, acariciando la espalda de Hope mientras la abrazo. –¿Emma? ¿Es a ella a quién estás cuidando? –
Asiento, pasando mi pulgar por la mejilla de Hope. –Es tan linda, no habla y está lidiando con algunas cosas difíciles en la vida. pero es una luchadora, y sé que saldrá adelante muy bien–
La sonrisa de Dinah se desvanece. –¿No será difícil para ti dejarlo? –
Me aclaro la garganta, mi mirada recorriendo la habitación antes de hablar, como si buscara espías.
–No planeo renunciar–
La expresión de Dinah se plastifica con una sutil advertencia. Puedo ver el “¿Estás loca?” escrito en el brillo de sus ojos marrones. –Eso no suena a que vaya a caer bien–
Suelto un suspiro, desanimándome un poco. –Lo sé. pero voy a intentarlo-
Caleb y Abel son mejores amigos y son del mismo tipo. Se que recibirás la misma justificación que yo, “Trabajo lo suficiente duro para los dos, y, además, tú tienes tu trabajo. Diosa domestica– la sonrisa irónica de Dinah me hace reír suavemente.
–Lo oirás muy pronto si no lo has hecho ya–
Toco el dobladillo de encaje del vestido de domingo de Hope. Ella patea sus lindas botas de invierno de bebé, más para exhibir que cualquier otra cosa, mientras examino el diseño de su ropa.
–¿Echas de menos tu antiguo trabajo? –
Dinah no responde de inmediato. Su mirada se dirige hacia el comedor de nuevo, sus bonitos rasgos forjados en una expresión pensativa. –Si. Pero tampoco renunciaría a lo que tengo ahora. Me encanta tener los primeros momentos de Hope para mi sola–
Asiento, haciendo rebotar a Hope en mi cadera mientras ella empieza a quejarse un poco. Tiene sentido. Se que me espera el mismo destino. Solo necesito aceptarlo ya. Dinah lo está haciendo. Tú también puedes hacerlo.
Caleb regresa rápidamente al comedor, su mirada se posa en mi brevemente. Me dedica una sonrisa, pero inmediatamente se lanza a conversar con mi tío Tatum. Una parte de mi se desanima, aunque no estoy del todo segura de por qué. Busco algo de Caleb, mucho más ahora que antes. Por mucho que no quiera reconocerlo, sé que está relacionado con Weston.
Weston ha despertado algo dentro de mí. Ha escarbado en las cenizas de mi corazón y descubierto que todavía hay una brasa ardiente allí. no debería estar ardiendo por el y quiero demostrar que Caleb puede provocar el mismo calor dentro de mí.
Pero ver a Caleb al otro lado de una habitación llena de gente no inspira nada más que una cálida sonrisa. Se que la mirada de Weston me habría chisporroteado desde el otro lado del mismo comedor hasta arder espontáneamente. Solo imaginarla me humedece las bragas y me entrecorta la respiración. Y esto es después de haber tenido un orgasmo con la imagen de Weston cinco veces en los últimos días. ¿Cuándo será suficiente?