Necesita ser mía o desaparecer

2070 Words
WESTON –Weston solo mira esto– Vanessa ladea la cabeza, guiando a Amelia hacia otra parte del comedor. Las observo mientras se alejan, cautivado por las líneas y curvas del cuerpo de Amelia bajo su suéter color crema y sus pantalones oscuros. –Parece que Amelia adora la ciudad– comenta Dominic, reclinándose en su asiento. Estamos en uno de los restaurantes más populares de Manhattan, conocido por su vista desde aproximadamente once mil pisos de altura. Este rascacielos es tan alto que juro que puedo sentir el restaurante mecerse con el viento. Acabamos de pedir la cena, y Emma está sentada felizmente en mi regazo, haciéndome aplaudir y sonriendo cada vez que choca. Se ha abierto un poco, pero aún no mira a Dominic a los ojos. –No me había dado cuenta de lo mucho que ama Nueva York– no aparto la vista de Amelia mientras Vanessa la conduce a la pared de ventanas en el otro extremo del comedor. –¿Por qué sabrías eso de tu niñera? – pregunta Dominic, Abro la boca para responder, pero no sale nada. Él tiene un punto. Es una confirmación contundente de mis sentimientos por Amelia. Cuando lo miro, tiene esa misma sonrisa fraternal de comemierda. –Eres demasiado– murmuro. –¿Has estado enamorado de ella desde el baile? – pregunta. Suspiro secamente, mirando a Emma –No importa– –¿Qué? – –Dije que no importa– lo miro articulando mis palabras. –Está comprometida. Voy a ir a la cárcel. ¿Cuál es el punto? – Dominic pone los ojos en blanco. –Eso me suena– -La parte de la prisión, tal vez. No la parte del compromiso– inclino la cabeza hacia las mujeres al otro lado de la sala. –Vanessa no estaba comprometida– –Bien. Ganas en ese punto. Pero Amelia no te ve únicamente como su jefe– –¿Cómo lo sabes? – Tomo mi copa de vino y tomo un sorbo. –No lo sé. Por la forma en que te mira. Es…como si tuviera brillos en los ojos o algo así– –¿Brillos? – Dominic me mira con los ojos entrecerrados. –Sabes a que me refiero– –Como sea. No importa. Será la señora de alguien más en unos meses– Tomo otro sorbo de vino y luego lo vuelvo a dejar sobre la mesa. Emma vuelve a tomar mi palma y continúa golpeándola contra mi otra mano. –Ella tomó esa decisión. Ella fue quién me dijo que me fuera a la mierda hace seis años. Estoy seguro de que tenía brillos en sus ojos también en ese entonces– Dominic asiente, pensativo mientras su mirada se pierde en el bullicio del comedor. –Si. Tal vez tengas razón– –La tengo– le doy un beso en la cabeza a Emma justo cuando mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo de mis pantalones. Lo saco y encuentro un nuero extraño en la pantalla. –Lo sé– –Suenas un poco dudoso– dice Dominic, poniendo los ojos en blanco por si su tono sarcástico no es claro. -Solo me estoy preparando para la reunión de mañana– le digo. silencio la llamada. –Reunirme con nuestro hermano requiere cierto grado de terquedad y estoy haciendo mis declaraciones ahora– Dominic se frota la frente, estudiando el mantel de lino blanco como si contuviera las respuesta que todos necesitamos. Cuando finalmente habla, dice: —Escucha, Asher dice que quiere una decisión mañana, pero creo que está fanfarroneando­– —No importa— le digo. —Se lo daré— El rostro de Dominic se ensombrece. —¿Qué significa eso? — —Dice que quiere que me vaya del negocio, y estoy más listo que nunca para dárselo. Me voy. Ya tengo todo organizado en Louisville— Mi teléfono empieza a sonar de nuevo, vibrando con fuerza contra la mesa. Es el mismo número, y lo silencio de nuevo. —Es el momento perfecto para salir— Cualquier rastro de humor jovial de Dominic cae al suelo como un peso muerto. De repente, parece exhausto. —Weston. No tiene por qué ser así— —¿Qué decía siempre mamá? — Vacío mi copa de vino. —La vida nunca sale como se planea, incluso cuando haces todo bien. Este soy yo aguantando los golpes. ¿Por qué quedarme en un negocio donde no soy bienvenido? — —Aún eres bienvenido— dice Dominic. —Mentira. Asher parece contento con pasar por alto el hecho de que fui parte integral de la creación y el crecimiento de este negocio hasta el asombroso éxito que hemos logrado. Sin incluir la investigación de la comisión en la parte asombrosa— añado. —Si. Tuve más que ver con la parte de la comisión que tu— murmura Dominic. —No importa. Seré franco. Nuestro hermano es un imbécil. Y ahora soy el blanco de su eterno rencor— Le hago una señal a un camarero. —Qué suerte la mía— Los hombros de Dominic se agitan con un profundo suspiro. Me observa por un momento. —Es mi turno de ser franco. No puedo seguir con Hamilton Enterprises sin ti— Me encojo de hombros. —No puedo hacerlo si un tercio de ella quiere que me vaya— La garganta de Dominic se mueve bruscamente y se estudia los nudillos por un momento. —Todavía podemos hacer que esto funcione— —Te equivocas. Tú y yo aún podríamos hacer que esto funcione. Tú y yo más Asher no podemos— Dominic reflexiona sobre mis palabras mientras yo me concentro en Emma de nuevo, aplaudiendo para variar y haciéndola rebotar en mi rodilla. Mi teléfono vibra por tercera vez desde el mismo número. Frunzo el ceño hacia la pantalla y lo abro de golpe, respondiendo rápidamente. —¿Hola? — El silencio inunda la línea, pero la conexión está ahí. Puedo decir que alguien está al otro lado. Después de un momento, una voz masculina dice con voz áspera. —Weston Hamilton— Se me revuelve el estómago. —¿Quién es? — No hay respuesta. Termina la llamada e inmediatamente bloqueo el número. Dominic me mira expectante. —¿Todo bien? — —No lo sé. Parecía una llamada spam— Lo ignoro. Veo al camarero acercarse con algunos de nuestros platos: filete miñón, vieiras estofadas, el plato de polenta y pulpo más suntuoso que jamás había visto. Dominic hace un gesto a Vanessa y Amelia para que se detengan, quienes rápidamente regresan a la mesa. —¡Wow. ¡Miren este despliegue! — los ojos de Amelia estan abiertos como platos mientras se acomoda en su asiento. Siento a Emma en la silla alta entre Amelia y yo mientras el camarero continúa sirviendo platos de comida. Amelia se pone a cortar la pechuga de pollo a la parrilla que había pedido para Emma mientras yo le doy pequeños bocados de macarrones con queso gourmet. —Ustedes tienen el ritmo— comenta Vanessa con una sonrisa, antes de empezar a comer polenta. —Es como si hubieran estado haciendo esto durante tiempo— –Bueno, he estado trabajando con niños durante mucho tiempo— dice Amelia con una pequeña risa. —Lo que quiere decir es que soy un peso muerto— añado con una sonrisa irónica. —Hace que parezca que se lo que hago— Amelia me da un manotazo en el brazo. —Lo has hecho muy bien. No te subestimes— —Eso es ser generoso, y ambos lo sabemos— corto un bocado de filete. Dominic se inclina hacia mí y dice en voz baja. —Brillos— le lanzo la mirada más letal que puedo. —Amelia, ¿Cuántos años tienes? — pregunta Vanessa. —Tengo veinticinco— toma su copa de vino, que solo contiene agua. —¿Por qué lo preguntas? — —Me preguntaba si tal vez estábamos en el mismo grado en la escuela. Pero soy mayor que tu— dice Vanessa riendo. —Y Weston es aún mayor— dice Dominic. Miro hacia el para poder mirarlo fijamente. —Gracias por eso— —¿Fuiste a la universidad? — le pregunta Dominic a Amelia. —Si. fui a la Universidad de Kentucky y me gradué como la mejor de mi clase. — Hace otro nudo en la garganta antes de tomar otro gran trago de agua. —Amelia iba camino a convertirse en psicóloga infantil— ofrezco, mirándola. Vanessa jadea, tapándose la boca con la mano. —¿Hablas en serio? — —Eso es genial— dice Dominic. Las mejillas de Amelia se sonrojan de inmediato, lo que me indica que mi subterfugio ha dado el resultado esperado. —Es…un interés mío. No he dado los pasos para empezar mi maestría— —¡Oh, deberías! Ya puedo decir que serías muy buena en eso— la anima Vanessa antes de tomar otro bocado de su comida. —Estoy…eh… no estoy realmente segura de sí…— la voz de Amelia se va apagando. —La escuela de posgrado no es tan abrumador— dice Dominic. —Weston y yo obtuvimos nuestras maestrías y sobrevivimos. Apuesto a que arrasarías con un título en consejería— Amelia parece dudosa y una parte de mi disfruta viéndola tan incomoda. Sospecho que su resistencia solo se basa en la desaprobación de su familia. Se espera que se convierta en la esposa de Caleb y nada más. Bueno, al diablo con eso. Como mínimo, le recordaré que tiene una vida más allá de la que ellos esperan de ella, que estoy seguro gira en torno a su útero y a la continuación del acervo genético familiar. —Lo he estado investigando— dice finalmente, antes de darle un mordisco a la vieira. —Hay algunas escuelas increíbles en todo el país, y por supuesto algunas excelentes aquí en Nueva York— digo. —Podrías tener ese horizonte todo el año– dice Vanessa alegremente. Amelia se rie suavemente y niega con la cabeza. puedo oír las excusas acumulándose en su interior, pero no desmiente su optimismo. Ni siquiera menciona que está comprometida o que regresa a Louisville porque tiene toda una vida allí esperándola, omisiones que encuentro interesantes. Incluso más interesantes que cuando ella tampoco le conto a su vieja amiga de la universidad sobre su compromiso en la oficina del especialista. La cena continúa, deliciosa y atractiva. Dominic, Vanessa y yo nos bebemos otra botella de vino, aunque Amelia rechazó repetidamente las invitaciones para unirse. Una vez más nos hartamos de cenar, beber y reír. Dominic y Vanessa se despidieron, y Amelia y yo regresamos con Emma para relajarnos en mi pent-house Emma se queda dormida en el cochecito tan pronto subimos al ascensor. Cuando las puertas se cierran, trato de ignorar el zumbido del alcohol en mis venas, que me insta a reanudar las bromas con Amelia como siempre lo hacía cuando estaba achispado. No debería tirar de ese hilo. —¿Por qué no tomaste vino esta noche? — pregunto una vez las puertas del ascensor se cierran. Me mira sorprendida. —Estoy trabajando— —Puedes tomar una copa durante la cena. No es ilegal— Se encoge de hombros. —Simplemente me parece…inapropiado. Me trajiste aquí para cuidar de Emma, y eso es lo que haré— Inclino la cabeza. —¿Pero te hubiera gustado una copa? — Amelia esboza una sonrisa. —Esto parece una trampa— —Tienes que estar fuera de horario en algún momento. Es ilegal hacerte trabajar 24/7 y yo no soy nada si no soy un cliente…respetuoso de la ley— Porque no soy su empleador. Capta la referencia y se rie. —No me importaría tomar una copa una vez que deje en su cama a Emma— Las puertas del ascensor se abren, revelando la puerta principal de mi pent-house. –Dalo por hecho— Mientras Amelia lleva a Emma a la habitación de invitados, me dirijo al botellero en la esquina de la cocina para seleccionar el vino de esa noche. Ya había tomado un par de copas en la cena; se a que me llevará más vino. Pero esta es la eterna lucha con Amelia. Necesita ser mía o desaparecer.
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