【La guerra a penas comienza】

936 Words
Amalia. Los viejos pensamientos que escondí durante tantos años, es como si estuvieran floreciendo en este momento. Esa maldita pregunta recorre una y otra vez en mi cabeza, pero me es imposible detenerme. Amo a mi esposo, más que una afirmación eso suena como una pregunta. Sus besos son intensos, es como su en un solo beso podemos recordar todo el pasado y lo que éramos antes. No puedo hacer esto, está en juego la relación con las dos personas que más amo. Mi esposo y mi mejor amiga que es como mi hermana, soy una maldita estúpida. Separo con todas mis fuerzas a Mario. —¡¿Qué diablos nos pasa?! No podemos hacer esto. —Amalia... Yo... Lo siento, perdóname, creo que el vino me afecto más que a ti. —Quiero estar sola, por favor, vete a tu casa. —Me iré, Amalia, pero antes quiero que te preguntes esto. ¿Estás molesta por el beso o por qué te gustó? Él se va dejándome sola, mi cabeza es un total lío, solo quiero tomar un baño e irme a dormir, lo necesito. 【Sebastián Ramsés】 Una mujer que me ama, una familia perfecta. Todo era un sueño, pensé que nunca me podría enamorar, hasta que ella pareció esa noche. Amalia la madre de mis hijos y mi esposa, la mujer por la que daría todo y amo con todo mi ser. Pero ese día cambio todo. Nunca sabrás a quién realmente dejas entrar en tu vida. ¿Un demonio o un ángel? No lo sabes hasta que extienden sus alas negras o blancas. Quiero hacer el amor con mi esposa, pero la culpa no me deja. Cuando ella se entere nunca jamás me volverá a dirigir la palabra. Larissa. Flash back Siempre es lo mismo de todos los días, no sé si esta estúpida es real o solo finge. Pienso que un chico me hablara a mí, pero solo me preguntan por ella. El bachillerato es una basura, el mundo se encuentra al revés. En las películas las rubias altas y de cuerpo y rostro perfecto son envidiados. Pero, en este maldito lugar prefieren las ratas de biblioteca. —¡Larissa! Buenas tardes, ¿cómo estás? —Hola, Mario, muy bien ahora que te veo. —Vengo por Amalia, ¿sabes donde esta? —No lo sé, creo que con otro chico, nerda como ella. Creo que eso es lo correcto, pronto entraremos todos a la universidad y tú eres guapo y popular. —¿A qué te refieres? Otro idiota, el mundo está plagado de estúpidos. —Me refiero a que tú no encajas con ella, no sé talvez, con alguien como yo por ejemplo. —¡Chicos, hola! Lo siento, le estaba ayudando a Dante con algunos temas que no entendió durante la clase. Esta maldita perra, siempre de inoportuna. —Amalia, te llevaré a casa, vamos. —Claro, pero sabes que tengo clases de cocina, estoy tomando un curso. —Los dejo, ustedes diviértanse. —Nos vemos, Larissa —le digo y ella me da un beso en la mejilla. No sé por qué odio tanto a Amalia, talvez porque igual a como la odio la amo. Mis padres siempre la ponen de ejemplo, son la familia perfecta ante todos. Desde hace mucho tiempo, desde el primer día que la vi me propuse una cosa, nunca la dejaré ser feliz con nadie que no sea yo, le quitaré todo para que ella siempre venga en consuelo a mí, porque yo soy la única que tiene derecho a estar a su lado. Mario solo es un obstáculo del cual pronto me desharé. Fin del flash back. Ese recuerdo de cuando Amalia y yo íbamos a bachillerato vino a mi mente y luego se fue. Como humo de una fogata recién apaga. El agua caliente cae por mi espalda, puedo sentirme relajada. —¿Me dejas entrar, preciosa? —pregunta mi esposo. No lo soporto, al principio pensé que podía llevar una vida normal, pero simplemente cada día me doy cuenta del grave y estúpido error que he cometido. Al menos si no puedo tener a Amalia, nadie podrá hacerlo. Todo lo que hice por ella es una clara muestra de todo. Fernando entra a la ducha conmigo y sé que tendré que fingir como todos estos años. Mientras Fernando me folla a su antojo mi mente divaga en todos los esfuerzos que he hecho solo por ella. Le conseguí un trabajo a tiempo completo a la maldita perra básica de Evelyn y después le pedí a mi esposo que formáramos una empresa asociándose con Sebastián en la cual trabajo todos los días. Aunque también sé que en este momento estamos presentando problemas, pero es mejor, así Amalia no puede estar con Sebastián. Tantos años sufriendo, tantos años pensando en las noches cuando hacen el amor. No me importa ver sufrir a Amalia, porque siempre me tendrá. Juro que lo intente, mantuve mis malditas emociones ocultas. Aunque lo que le hice a Sebastián no tiene perdón, por ella iré al mismísimo infierno. Un consejo de mí para ti, nunca dejes entrar a una persona en tu vida, porque no sabes lo que esa persona puede hacer o ser. ¿Acaso puedes leer lo que se encuentra en el interior de su corazón? ¿No puedes? Entonces no lo dejes entrar. —¡Mierda! ¡Me voy a correr! —grito mientras no siento nada. Que alguien me dé un Óscar por mi actuación. Esta guerra no se acaba hasta que consiga a quien quiero y yo decida terminarla.
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