—¿No se te ocurrió pensar que la que no me provoca nada eres tú?— señaló él, subiendo su jean sin preocuparse en mirarla. —¿Crees acaso que me quedaría quieta ante tu indiferencia? —Es evidente que no. Los relatos de tus raides sexuales no tardaron en llegar a mis oídos. —Lo que te hayan podido decir es falso. Jamás he estado con nadie que no fueras tú. Puedo haber tonteado para darte celos… —Summer, Summer…—resopló él, buscando en su guardarropa—.¿Crees acaso que me mueve un pelo que te revuelques con otros? Sé que lo haces, no puedes evitar querer más. El sexo es una puerta para ti. Lo increíble es que lo haya aceptado y que mantuviera mi billetera abierta a pesar de todo. —¡No puedes tratarme así! —Mírame—la observó con total desinterés— Siéntete libre de mí. No vuelvas ni me busq

