Sentir el masculino olor y el sabor amargo del líquido pre seminal no hizo más qué ponerla a mil, lista para lo que él quisiera darle. Convencida de esto, incentivó su succión y caricias y lo sintió tensarse y separarse. —Para, para, Sharon. Si sigues me harás correr... —¿No es el objetivo?—se lamió el labio inferior y él gruñó. —No es mi meta correrme en tu boca tres minutos luego de comenzada la noche, bella. No voy a avergonzarme de tal modo. Tengo planeado arrancarte varios orgasmos antes de correrme. Es de rigor que te brinde mi mejor esfuerzo—sonrió. Ella sintió que un estremecimiento atravesaba su cuerpo al escucharlo y él volvió a su lado para tomar su boca y devorarla, apretándola contra sí mientras jugaba con sus senos que aún colgaban libres. —Tiéndete—le ordenó y ella obed

