Al pronunciar su nombre dije deseo, y entre beso y beso descubrí, que el pecado es una nueva forma de acariciar el cielo.
-Leónidas se quitó la camiseta, mostrando su pecho marcado que Sebastián ya conocía, al acercarse terminó de desnudarse. Su cuerpo era escultural y su m*****o como tallado por los dioses, con un glande tan perfecto, rosado, con un tamaño y grosor prominente, digno de los mejores alfas. Al verlo el omega sintió la necesidad de arrodillarse delante de él.
Preso de sus emociones Sebastián se arrodilló frente a él, con su mano izquierda tomó el falo y empezó a masajearlo.
- Pruébalo- dijo Leo con una voz lujuriosa y una mirada cargada de deseo.
No lo pensó 2 veces y lo hizo, lo tomó con sus manos y lo engulló; con su lengua hacia movimientos tal cual había leído en los
