Luego de entregar el obsequio a Sebastián, Paúl se sentía muy satisfecho consigo mismo, hacía mucho que no compartía de corazón con alguien y pensaba que este omega se lo merecía, para él, la acción del omega de ojos color miel, fue el gesto mas bonito que alguien había tenido con él, sus supuestos mejores amigos, estaban ahí cuando todo ocurrió, pero ninguno hizo nada por ayudarle, Sebastián lo calmó, lo llevó a los servicios, le limpió el rostro, lo abrazó cuando estaba muriéndose de miedo.
Se dirigía rumbo al comedor para cenar con Máximo, su amigo alfa que esa noche había decidido confesarle que quería cortejarlo, suspiró por que no quería verlo y sabía que los alfas al ser rechazados no lo tomaban muy bien, sabía que Leo se pondría mas pesado de lo que estaba, o quizás si le gustara
