Al llegar las cinco de la tarde, recogió sus cosas y se dirigió directamente a casa de sus padres, su mamá estaba sentada en el sofá de la sala, esperando a que Anthony bajara para así sentarse con su hija y comentar los acontecimientos sobre la salud de su padre. — ¡Hola mamá!— saludó Diane— ¿Y papá?— preguntó buscando con su mirada en los espacios de la casa. — ¡Hola mi niña!— correspondió al saludo con un beso en la mejilla de su hija— está arriba, bajará en unos minutos cielo, estábamos esperando por ti. — Y tú mamá, ¿Cómo estás?— preguntó interesada Diane, estaba preocupada. — Estoy perfectamente bien, —dijo Alexandra— el que no está nada bien, es tu papá. — ¡Amor, ¿Puedes esperar a que esté con ustedes?— entró Anthony al salón— ¡Hola hija!— dijo cariñoso. — ¿Cómo estás papá?— d

