Los siguientes días para Diane fueron tristes, aunque se concentraba en su trabajo, había momentos en que los recuerdos de su padre le inundaban su cabeza y sus ojos se entristecía, pero solo eran segundos, luego sacudía su cabeza, tomando el control de sus pensamientos y emociones. Poco a poco se fue acostumbrando a la ausencia de su padre, lo extrañaba muchísimo, pero hacía acopio de su valor y fortaleza y salía a relucir la mujer de negocios; implacable y decidida a llevarse al mundo por delante con tal de lograr sus objetivos. Habló con su madre para que se viniera a vivir con ella, pero Alexandra prefería su casa e independencia, aún era una mujer joven y también movía negocios y se enfocó por completo en su trabajo para vivir más calmada con la ausencia de su marido. Diane se moví

