Mi "Dom".

1220 Words
—¿Hola?—contesté mi teléfono mientras levantaba la cortina y así entraban mejor los rayos del sol. —¿Amelie?—preguntaron por la otra línea. —¿Quién es?—pregunté devuelta. —¿No te enseñaron que es de mala educación responder un pregunta con otra?—divirtió, pero lejos de divertirme me asustó. —Pues que ironía la suya porque lo está haciendo, ¿Quién es?—volví a insistir, mientras su risa inundó el altavoz. —El mismo carácter de siempre, me encanta—dijo en respuesta—, ¿Acaso no recuerdas mi voz?—preguntó. —Si lo hiciera no le estaría preguntando, así que no me haga colgarle—respondí segura, no sé porque razón le había contestado a un número desconocido y mucho menos porque no le había colgado si no me había dicho su nombre o quien era. Pero con tantas preguntas, necesitaba respuestas. —Soy Dominic, tú “Dom”—dijo con un tono, que mi mente confundió con un extraño recuerdo.—, Teníamos más de tres años de relación, princesa. —¿De qué hablas? No entiendo—pregunté tomando asiento. —¿Estás embarazada, verdad?—preguntó y sentí helarse mi sangre. Nadie más que yo sabía aquello, no se lo conté a nadie por vergüenza de no saber quién es el padre.—, Amor sé que estas asustada, pero soy yo. Tú Dom, antes del terrible accidente habíamos decidido tener un bebé. Es por eso que sé que estas en estado. Mi mundo se había detenido por un instante, mi mente solo estaba intentando procesar toda la información recibida. ¿Acaso él era el padre de mi bebe? No podía creerlo, me sentía muy ofuscada sin contar que un dolor profundo atravesó mi cabeza. ¿Cómo era posible? —¿Cómo diste conmigo? Nadie tiene mi número o dirección—respondí. —Querida, soy tu esposo. Te regale ese brazalete que llevas puesto siempre, el que tiene un dije en forma de oso panda—respondió y mi presión se bajó, me sentí mareada y con nauseas. Sabía mucho de mí, lo que me causo un terrible pánico. —¿Y? Eso no responde mi pregunta—respondí. —No me dejaste terminar, en ese brazalete hay un gps.—respondió y un terrible escalofrió subió por mi columna vertebral, el miedo me invadió, me sentía perseguida y vigilada. —, No te asustes, después de ese terrible secuestro del año pasado, ambos decidimos colocarlo. —¡Mientes!—respondí.—, ¡No te conozco, ni se nada de ti!—respondí, las lágrimas se hicieron presentes, lágrimas saladas y muy dolorosas de frustración. —, Además, ¿Por qué apareces recién? ¡Han pasado cuatro meses del accidente, nunca llamaste o apareciste!. —¡Espera, espera! Tranquilízate, me gustaría verte.—pidió—, Siento que así podríamos conversar mejor, tengo pruebas de todo lo que te digo. El doctor que te atiende, el psicólogo. Me dijo que debía esperar cierto tiempo, para que tu mente pudiera estabilizarse.—dijo todo muy rápido, como previniendo que le colgaría. —Dame unos días, necesito asumir todo lo que me dijiste.—respondí y sin darle tiempo a decir algo más, colgué. Mi mente se volvió una encrucijada, una parte de mí creía lo que me dijo aquel hombre. Eran muchas las coincidencias, sabía que estaba embarazada cuando absolutamente nadie lo sabía y que tenía un brazalete de osito panda. Quería creer que por fin había encontrado una pista de quien realmente era y de lo que fue mi vida. Que no estaba lejos de saber quién fui,  que hacía y como era mi vida antes de perder todos y cada uno de mis recuerdos. Tenía muchas dudas, miedos e inseguridades acechándome, sobretodo temor de ser encontrada por aquellos hombres que entraron a mi casa y quisieron liquidarme. ¿Qué debía hacer? Por tonta no había escuchado a la rubia del aeropuerto, pero me sentía tan atemorizada. El embarazo me tenía muy sensible, lloraba a cada rato y por cualquier cosa, así fuera mínima. Sabía que era por las hormonas y toda la cosa, pero a veces quisiera tener a alguien de apoyo. Veía esas películas donde las parejas iban a concebir y se apoyaban mutuamente, ¿Por qué no darle la oportunidad al padre de mi hijo? Si después de todo era quien me embarazó y si fue mi pareja por tanto tiempo, era necesario dejarlo hacerse responsable. Pero y ¿si era una mentira? ¿Si pertenecía a los hombres que querían matarme? Las dudas me tenían totalmente paralizada, me sentía vigilada las 24h y ni contar de cuándo dormía. Me aferraba al bebe, a sentirlo ahí en mi pancita. Aun no sabía su sexo, pero desde que había llegado a Suiza, asistía a una clínica prenatal. Me hacia los controles y ecos mensuales, estaba yendo a un grupo de apoyo para madres primerizas y trabajaba desde casa con una revista local de moda. Me encargaba del área de redacción, debía revisar los artículos. Me pagaban mucho dinero y me gustaba hacerlo desde la comodidad de mi cama. Mi panza comenzaba a notarse, cosa que me llenaba de ternura. Me sentía muy plena y feliz, había estado comprando cosas básicas como pañales, biberones, mantas y toallas. Quería tenerlo todo listo, para el nacimiento. No importaba si aún faltaban cinco meses, me gustaba tener el control de todo. Incluso había pensado en los nombres, en el grupo de apoyo nos obsequiaron una guía donde había muchos nombres. Tenía varios subrayados, si era niña quería ponerle; “Lyah”. Me encantó su significado “persona que busca paz”. También me gustaba  Valentina, “Persona valiente y decidida”. Probablemente uniera los dos, si era varón me gustaba “Lyoh” el mismo que el anterior solo que en genero opuesto. También me encantaba el nombre de “Dmitri” que en latín significa “poderoso e indomable”. Pero también me encantó “Julián”. Esas cositas me sacaban un poco de la incertidumbre que era mi vida, de los malos ratos que me hacía pasar el solo hecho de no recordar nada. Me gustaba creer que mi pasado fue borrado por alguna razón y que ahora debía preocuparme solo por mi futuro. Por el futuro que le tenía que ofrecer a mi pequeño o pequeña, por la estabilidad que necesitaba mi mundo para brindarle amor a una criatura inocente de todo lo que me sucedía. Pero sobretodo debía estar segura y protegida, no podía permitirme ser encontrada por esos sujetos que anteriormente intentaron quitarme la vida. Mi teléfono vibró y la luz de una notificación fue encendida. Lo tome y deslice mi dedo por la pantalla, era un mensaje en w******p. *Número desconocido*  Soy yo, eres tú. Eramos una pareja feliz. Por favor, Recúerdame. Despues del mensaje había una fotografía, donde evidentemente salíamos juntos sonriendo mientras el me daba de comer con un tenedor una pasta larga amarillenta. Y hacia una cara chistosa. Mi mente estallo al intentar recordarlo, mi cabeza dolía con mucha intensidad. Pero lo que más llamó mi atención, fue que dicha fotografía fue tomada en la sala de mi antiguo hogar.  
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