Episodio 6

876 Words
Aquella jornada empezó como todas, sirviendo desayunos para la gente de paso. Después de los acontecimientos de la mañana era normal escuchar las protestas de la gente. - No puedo creer lo que está pasando.. - Y que lo digas ... tengo miedo tan solo de pensarlo. - No digas eso, no vaya hacer que se convierta en realidad.. Eran una de las charlas habituales de hoy. - ¿Haber que pasó hoy? Por que esas caras. Pregunte con una sonrisa. - Pero , ¿acaso no te has enterado? - No se a que te refieres. - Pues se rumorea que los dioses están preparándose para una nueva guerra. Solté un suspiro de resignación y respondí. - ¿Como estás tan seguro de ello? No hagas caso de los chismes que suelta la gente. Es mejor ignorarlos. - Pero ... - Ya se lo que me dirás, pero tenéis que entender que discutir aquí no solucionará nada. - Lo sabemos, pero aún así. ¿que pasará si estalla una guerra? ¿Que haremos entonces? - Pues resistir… Le respondí mientras soltaba una sonrisa irónica. - Se que no es mucho lo que yo pueda decir para calmaros, pero hay que tener confianza en que todo se solucionara. Una vez dichas esas palabras me retire nuevamente hacia la cocina. Yo sabía que algo estaba pasando, los movimientos de los dioses eran muy evidentes. De pronto una de mis ayudantes entró frenética y enfada a la cocina. - ¿Qué paso ahora? Le pregunté - .Bueno .. es que .. una mujer .. - ¡Vamos respira! ¿ Que mujer? - Una mujer entro como loca y está molestando a la gente - ¿ Porque? ¿como lo permitisteis? En ese instante salí corriendo. Al salir al comedor me encontré con una mujer de mediana edad, vestida con un pantalón desgastado y una camisa “Blanca” que desprendía un olor muy desagradable. Su rostro estaba completamente descompuesto y su mirada parecía perdida. No era una persona que juzgara por su apariencia pero se notaba que no estaba en sus sentidos. Amablemente me acerque a ella y le dije muy tranquilamente para que no se asustará y se alterará más. - Señora , por favor .. podría retirarse. Si quiere yo … De repente aquella mujer se giró bruscamente hacia mi, me agarró de la muñeca y con una mirada perdida me gritó. - Te están siguiendo. - ¿Qué? Pregunte con sorpresa. - No te asustes, te ha enviado un regalo. Pero a cambio “Él” quiere que te unas a nosotros. Al escuchar aquellas palabras un mal presentimiento me sacudió. Me solté de su agarre y la confronte. -Mire señora, ¡váyase o la saco a la fuerza! - ¡ Esto es solo un aviso! Al oír aquellas palabras sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo. Aquella mujer agarró mi mano nuevamente y depósito una pequeña caja en ella. Me dio un fuerte empujón y salió corriendo. Intenté atraparla para descubrir quién la había enviado, pero lamentablemente ella fue mucho más rápida y huyo. Apreté mis manos con fuerza tras mi fracaso y me percaté del regalo que me había dejado esa mujer. A simple vista era una caja de madera de sencilla, pero al abrirla me sorprendí. En su interior estaba una dosis del inibidor que suelo tomar. - ¿La habrá enviado él? … no puede ser. Me dije a mi misma mientras intentaba no alterarme. Mire a mi alrededor pero no vi a nadie, solo una calle vacía. - ¡Jefa! ¡ Jefa! Yo que estaba inmersa en mis pensamientos y no escuche los gritos de Andrew. Ella era mi compañera en la cocina y una de mis primeras amigas. - Lo siento, me sorprendió lo que dijo esa mujer. - No te preocupes, además no es de extrañar. Hasta a mí me asusto con sus palabras. ¿ Pero sabes quién es? - No, pero a partir de ahora debemos tener cuidado para que esto no vuelva a ocurrir. - Si, jefa. - Andrew, no me digas así. - Lo siento Ali .. es la costumbre. - Está bien, volvamos. Le contesté mientras acariciaba su cabeza. Andrew era la primera ayudante de cocina que tenía. Era mi sustituta cuando no estaba. Era una chica sencilla, delgada y con unas pecas en su rostro que la hacían lucir de lo más adorable. La conocí de casualidad pero ver el gran amor que sentía por la cocina le recordó a su pasado. Una vez terminado el escándalo me disculpé con la gente y volví a mi trabajo. Nuevamente volvió la calma al restaurante, pero yo todavía estaba preocupada por las palabras de aquella mujer. - ¿ Por qué justo ahora? ¿ Que quiere de mi? Me preguntaba mientras observaba aquella caja de madera y su contenido. Suspiré profundamente y decidí dejar de pensar en ello. No servía de nada ahora mismo, estaba demasiado agotada. Me dirigí hacia el almacén, debía preparar el inventario para mañana y aunque no estaba de humor era algo que debía hacerse. Mientras colocaba todo en las estanterías se oyó un crujido, como si algo se hubiera roto. Cuando me quise dar cuenta una estantería estaba cayendo sobre mi.
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