Coloque un beso sobre la frente de Eliza y la rodee con mis brazos. - Mi niña, todo estará bien. Nuevamente agarre su mano y continuamos nuestro camino a casa. Pocos metros después algo llamó la atención de Eliza. Era brillante y redondo, sus colores la atrajeron como una polilla hacia la luz. Apretó mi mano y tiro de mi. Cuando me giré pude ver cómo sus ojos estaban fijos en un lugar. - Mamá, ¿podemos comprar un globo? Me preguntó ella mientras no dejaba de mirar el globo de color oro. - Está bien. Pero solo por esta vez. ¿ De acuerdo? - Si mamá. Tome la mano de Eliza y me dispuse a cruzar la calle. En ese momento todo empeoró. Esa voz en mi cabeza se intensificó más, era como si quisiera salir y que todo el mundo la escuchará. Empezó a faltarme el aliento y el dolor se v