Capítulo veintitrés
Llevamos un par de horas rondando las mismas calles del pueblo en un silencio evidentemente cómodo, sin embargo ya no lo soporto más.
Tengo que preguntarle sobre cómo fue que resolvió el caso él solo con lujos y detalles o me voy a volver loca de pensar en como fue que llego a donde está.
—¿Qué fue lo que hiciste para dar con la chica aunque estuviese muerta? Entiendo lo de las cámaras y tal, pero quiero saber más y no me voy a quedar quieta hasta escuchar de ti todo lo que hiciste —juego con mis manos de forma nerviosa encima de mis pantalones y solo lo escucho chasquear la lengua mientras que sigue conduciendo.
—¿Por qué mejor no solo me lo agradeces y listo? Solucioné el problema que yo mismo cause y sí, me tomo tiempo y me tomo parte de mi salud mental el ve
