Capítulo 14

1817 Words
Aitana Las clases continuaron con una normalidad por parte de los profesores que parecían ignorar el hecho de que policías vinieron a la escuela una semana antes, la desaparición de una de sus alumnas —compartimos a los mismos profesores— y la falta de atención presente entre mis compañeros. No quería ni imaginar cómo estarían en el salón de Kathie, dado que la mayoría eran sus amigos o les caía bien. Era una persona muy amigable, extrovertida y buena. Odiaba las peleas incluso estando de lo más borracha que se pudiera llegar a estar. Siempre estaba dispuesta a ayudar en lo que pudiera; más de una vez asistió a mis conciertos y fue tras bambalinas para abrazarme cuando sufría ataques de pánico. Además de Sean, era una de las únicas personas que podía tocarme en esos momentos. Sus notas no eran las mejores, eso no lo niego, varias veces tuvo que ir con profesores particulares y esa clase de cosas. Eso me hizo pensar que quizá no éramos tan sólo "conocidas" como yo creía. En realidad ella sí es una buena amiga, pero pasó tanto tiempo desde que tuve una así que no sabía cómo definir nuestra relación. Esos recuerdos me hacían extrañarla cada vez más. Finalmente mi última clase dio por concluida cuando de escuchó el característico ruido de la campana anunciando que era tiempo de volver a casa. Eleanor me había pedido durante el receso ir juntas a casa caminando, ya que su casa quedas unas pocas cuadras antes de la mía. Accedí inmediatamente, no porque fuera una persona que amara caminar, sino porque habían algunas dudas que sabía que ella podría contestar. —Vamos, Aiti. —dijo una vez que ya estuvimos bajando las escaleras. Llegamos hasta la entrada, para despedirnos con la mano de sus amigos y emprender camino hacia nuestros hogares. Bueno, en parte ya no estoy segura de querer llamarlo así. No por el hecho de que algo malo ocurrió... es sólo que mi abuela no está mejorando como deseé con todas mis fuerzas cada noche; dos o tres veces rezaba a la semana por su pronta recuperación. Sin embargo, su psicóloga nos llamó el día anterior, advirtieron con tristeza que Helena comenzaba a deprimirse cada vez más, tal como ella nos avisó alguna vez el año pasado. La noticia me cayó pesado. Se suponía que yo haría todo por cuidarla —lo he intentado, lo juro—, sin embargo, comencé a tener mis propios conflictos personales que me llevaron a tener que preocuparme enormemente por mi propia salud mental. Últimamente estaba teniendo muchas pesadillas por lo que pasó esa noche en el callejón, sintiendo tan real lo que ese chico pudo haberme hecho de no llegar los Evenson a tiempo. Me despertaba llorando, con ríos de sudor por todo mi cuerpo y a veces gritando. Sumando a eso la reciente desaparición de Kathie. He tenido insomnio desde hace tres días y ojeras que lo hacen notable. —¿Qué tal han estado las clases? —preguntó con amabilidad Eleonor. Ya estábamos a punto de hace media cuadra completamente calladas y me dio pena de repente pensar que ella me estuviera hablando sin que la escuchara. He estado distraída estos días, con tantos acontecimientos y demás cosas. —Todo bien, tranquilo en su mayoría... muy tranquilo. —murmuré eso último—. ¿Y tú? —Tengo un examen de matemática en una semana, pero luego de eso nada importante. Tras solo limitarse a asentir con la cabeza a lo que comentó, seguimos nuestros caminos en silencio. Dudaba de si preguntarle o no sobre aquellas dudas que se me presentaron desde que hablé con Valerio Evenson en la cafetería. Parecía ser una persona muy dulce, es decir, no hablamos mucho tiempo pero por sus expresiones me daba cuenta de ello; ojalá la campana no hubiera sonado en ese momento. Aunque, ahora que puedo sincerarme, no había mucho tampoco que pudiera decir o contar. Con eso me refiero a que sí, podría haber sacado un tema trivial para que no fuera tan incómodo para ambos; mas no se me ocurrió nada entonces. La idea de ir a hablarle no fue más que un impulso sin previa preparación, solo sentí que debía hacerlo y mi cuerpo obedeció la orden. —Oye. —hablé mientras seguíamos caminando y rápidamente volteó a verme—. Quería preguntarte algo. Hoy me crucé con Valerio Evenson en la maquina expendedora y me dio curiosidad lo que dijiste sobre ellos, Nor. Ahí pareció entender mejor a lo que iba el tema en sí, ya que suspiró con pesadez y me miró un momento. —No es que conozco sus más oscuros secretos, Aitana, solo que la escuela en general conoce de ellos. —aclaró con simpleza. —¿Y cuáles son esas cosas? Quiero integrarme a la escuela, saber con quién debo juntarme y con quién no. Esa fue la excusa más estúpida que se me pudo haber ocurriendo siendo que sé mentir bien —he ganado experiencia en ellos—, hasta a mí misma me dio lástima lo que dije. Sin embargo, al parecer a Ele no. —Créeme que es difícil juntarse con ellos. Hayden tiene uno pequeño grupos de amigos con la misma alta posición que él, siempre están en las mesas del patio de afuera. Se creen de la realeza, eso decimos todos. —contó con una mueca—. Valerio, por otro lado, es más amable pero conservador. Solo lo he visto con dos amigos a lo largo de los años que llevamos en la escuela. Esas eran cosas de las que, en general, me daba cuenta porque podía verlo. Siempre al final de las clases, Hayden se iba con su novia y su grupito de amigos que usaban muchas joyas de oro a pesar de estar en una institución, no en una alfombra roja. Me invitaron una sola vez, pero los rechacé. ¿Hice mal? Mientras que a Valerio la primera vez que lo vi en la escuela fue durante el almuerzo. Eso es literalmente todo lo que he pasado con él. —¿No me contaste que había un hermano mayor? La poca mención que tenía el primogénito de los Evenson me causaba un poco de ansias; eran muchas las ganas de saber qué era de su vida. Estaba enterada de que asistía a una universidad, pero esa era toda la información que tenía y quería agradecerle personalmente a todos los hermanos. Incluso si eso requería hacer un viaje al campus universitario. Consideraba que era lo menos que podía hacer por ellos cuando hicieron algo tan grande por mí. Al menos creía que lo hicieron por mí. Me dio miedo cómo la expresión de la hermana Anderson menor cambió de repente. Pasó de una con serenidad a la total seriedad, que me llevó a pensar qué pude haber hecho o dicho mal para ese drástico cambio. —Hero Evenson, ese es el nombre del hermano mayor. Hero. —De él no sé mucho, te soy sincera. Tenía un nombre conocido por muchos alumnos, hasta el día de hoy sigue siendo así, pero terminó la escuela el año pasado. Supongo que ya debe estar en la universidad. Luego de haber parado en una esquina por el semáforo en rojo, finalmente pasó a verde para llegar a la cuadra donde estaba la casa de la familia Anderson, así que debía apurar las cosas o Eleanor no querría volver a hablar de estos temas. —¿Tenía fama de conservador como Hayden o amable como Valerio? —cuestioné con curiosidad. La chica menor de repente apuró el paso un poco, sin querer que me cuenta de su intención, pero lo hice. No entendía qué le pasaba al no poder contestar esa simple pregunta. Sin contestar, ya quedamos frente a la reja de entrada de su casa. Suspiré con algo de decepción, dado que tampoco podía obligarla a que me dé respuestas. Mientras sacaba las llaves no me miró, pero tras encontrarlas cerró su mochila y las sacó. Después de segundos en silencio, se relamió los labios. —No tenía fama de conservador ni de amable. Ojalá así hubiera sido, pero no quería tener que contarte esto. —habló de una vez. Esa contestación me dejó confundida, y ella parecía dispuesta a darme al fin las respuestas necesarias. —Hero tenía fama de ser un loco, de gritarle a la gente, de perder la paciencia y destruir cosas como un maldito maniático... sobretodo relaciones. Mi expresión anonadada quedó corta para reflejar todo lo que me provocó aquella confesión. De todas las cosas que pude haber esperado recibir al hablar de él, desde halagos por buenas notas o comportamiento hasta molestia por alguna actitud, esta era de las menos probables. Eleanor, al ya estar harta y queriendo entrar a su casa, continuó hablando. —Hero era novio de una hermosa chica un año mejor que también iba a la escuela. Se los podía ver juntos a cada rato en los recreos y todos creían que era esa clase de relación fuerte a la que debes aspirar. —Pero no era así... ¿no es cierto? —musité. —Fue durante un receso que empezaron a gritarse en los pasillos un montón de cosas. Nunca antes se lo había visto así, a ninguno de los dos. Estaban hechos unos animales salvajes que sus hermanos y amigos tuvieron que separar. —relató, negando con la cabeza—. Resultó que ella lo terminó el día anterior y no lo tomó bien. Su comportamiento fue de mal en peor tras eso. Me quedé ahí parada, mordiendo mi labio inferior mientras mis brazos se encontraban cruzados, sin saber bien qué decir. —Quiero preguntarte una última... —Eso es todo lo que sé. —me interrumpió sin más. —¿Quién era la chica? Esa duda surgió de la nada. Ni siquiera me había interesado preguntarlo, solo que la pregunta salió de mí sin darme cuenta. La chica Anderson solo me observó, como analizándome con la mirada. Fruncí el ceño por ello, en sus ojos se notaba que ocultaba algo por lo que pregunté; sin embargo, me puse a pensar qué podría ser aquello porque yo aún no estaba en la escuela en ese momento. —Te lo diré porque eres mi amiga y siento que es hora de que lo sepas. Un sentimiento cálido invadió mi pecho por lo que dijo, sentía que nos estábamos haciendo cada vez más cercanas de a poco. —La chica era Kathie. Y sin más preámbulos, con una corta despedida, abrió la puerta de la reja para entrar a su casa. Me dejó ahí, pensando que existían demasiadas cosas que aun no sabía de la gente que me rodeaba. —Así fue como poco a poco mi vida se fue entrelazando con la de los hermanos Evenson.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD