Capitulo 2

3451 Words
El bar era conocido como el "Orfanato de tristezas" Su eslogan trataba de reflejar que en ese bar entraba la tristeza pero no salía de ahí. Las personas la abandonaban y regresaban felices a sus casas. Un claro ejemplo de lo que buscaba Sandra en sus noches de melancolía. Siguió corriendo, esta vez su destino fue una mesa con tres hombres bromeando y bebiendo eufóricamente. Sandra vió la oportunidad perfecta para liberar su mente y se acercó a ellos. —¡Hola chicos!—Hablaba con un tono fuerte e intentaba disimular lo exaltada que estaba mostrando una gran sonrisa al hablar.—¿Puedo sentarme con ustedes? Los tres voltearon a verse sorprendidos de tal pregunta hecha por esa hermosa mujer, se miraron como comunicándose de este modo y todos lo aprobaron, siendo el más cercano a ella el que respondió. —Por su puesto guapa.—Contestó muy emocionado mientras se levantaba para darle su silla. —¿Qué gustas tomar?—Continuaba otro de los tres la conversación.—Yo te invito lo que gustes. —Lo mismo que ustedes por favor.—Dijo ella muy seca mientras se sentaba, seguía mirando constantemente que su perseguidor no llegara. Sus nuevos acompañantes no duraron en atenderla lo mejor posible. No iban a desperdiciar como águilas que eran, el pichón que llegó a su mesa. Ninguno se percató de la situación que pasaba con Sandra ni mucho menos de la presencia de ese ser que aunque no visible, no se alejaba en ningún momento de ella. —¿Que haces aquí sola?, ¿te dejó plantada alguna amiga?—Quería indagar sobre su recién llegada uno de ellos mientras se acercaba a ella en plan seductor.—Lo digo porque no creo que un hombre sea tan tonto de hacerlo y dejarte aquí sola.—Intentaba ser amable pero ligador al mismo tiempo. —No, no es eso.—Respondió aún muy nerviosa.—Solo vengo a pasar el rato.—Hablaba con un tono suave mientras miraba de reojo hacía atrás. —Pues llegaste a la mesa correcta para pasarla de lo mejor.—Reía espontáneamente para intentar caer lo mejor posible, pero ella no le prestaba atención en lo absoluto. —¡Que no te asusten estos feos que me acompañan, yo te cuidaré bien.—Otro de los amigos quería lucirse para llamar su atención, pero no lo logró. Sandra parecía despejarse un poco con esas risas, en otras circunstancias le hubieran desagradado sus intentos de chistes y burlas sin sentido, pero este día, soportar la voz del diablo a solas era peor que eso. Se relajaba un poco más aunque el temor aun le infundía muy profundamente. —Te ves muy nerviosa.—Continúo otro m*****o en la mesa.—Un rostro tan bonito no debe preocuparse, platica conmigo, ¿Qué tienes?—La agarró de las manos tiernamente.—Sea lo que sea te ayudaré. —No es nada, solo estoy tensa por el trabajo. —Volteas constantemente como si alguien te siguiera. Los tres empezaron a notar esto y se mostraron desconcertados. Si alguien quería hacerle daño tal vez terminarían involucrados. En el mejor de los casos sería una chica problema huyendo hasta de la policía y estar con ella podría traer repercusiones. —Necesitamos que nos digas que pasa.—Dijo uno de ellos ya sin burlas. —¿Alguien te está siguiendo? A esta pregunta Sandra reaccionó pues era verdad pero no podía decirlo. Sabía en el fondo que al ser obscuro no lo imaginaba, pues por arte de magia ella era rica y una famosa escritora. Comprendía que ese momento llegaría pero ella se veía viva hasta la vejez y no en seis meses después que se había presentado este ser. Por su mente pasaba infinidad de cuestiones en esos cortos momentos. —Estoy bien, vamos a relajarnos chicos.—Les respondía por primera vez mirándolos a los ojos e intentando mostrar una apariencia más relajada. —¡Asi se habla mujer! Los convenció de inmediato con esa nueva actitud. Pero ella seguía nerviosa. Bebió un trago tan rápidamente por instinto; relajarse, embriagarse, vomitar, todo era mejor que la situación de la cual quería huir. Pero la voz que tanto temía regresó, ahora aparecía en su oído izquierdo con un tono mas suave. —¿No has tenido suficiente con hombres?—Aumentó un poco el volumen que aún a esa distancia parecía que tenía un amplificador que se escuchaba muy dentro de la cabeza de Sandra.—¿Cuál de estos tres crees que no te traicionaría como lo hizo tu ex?—Los señaló uno por uno.—Este es un estafador de oficio, ni con sus propios amigos se va contener para que paguen todo esta noche. Siempre usa las palabras para convencer a las personas que hagan lo que quiere. Al ver tu dinero, es un hecho que te manipulará para sacarle un beneficio propio.—Señaló al de en medio.—Este es un mujeriego, tres parejas con tres hijos respectivamente, lo tienen demandado porque no se hace cargo de ellos. Es un rompecorazones de oficio y créeme, no cambiará por ti. Serías una víctima más.—Se dirigió al último de la mesa.—Este es más comprometido pero es un cobarde, jamás te cuidará y al primer problema saldrá corriendo. Además siempre prefiere pagar para que le hagan las cosas, por eso no le pesa pagar la cuenta a su amigo, prefiere eso y cobrarse el favor después. ¿Eso es amistad?—Comenzó a caminar lentamente rodeando a Sandra como un león encerrando a su víctima antes de lanzarse al ataque.—Si me preguntas, ninguno te hará algo diferente a tu ex. Te dañarán y se irán con la mejor opción, ¿Cuál elegirías tú? —¡No me tortures más!—Empezó a gritar al aire causando el desconcierto de sus acompañantes. —¿Yo?, pero si el castigo y tortura no han empezado. Lo único que estamos haciendo es ver tus decisiones en la vida y sus consecuencias, es un regalo mío antes de partir.—Se alejó un poco de ella y dio media vuelta.—Mira ahí está, puedo verlo justo ahora revolcándose con tu compañera. Esa por la que te dejó, es atractiva eso es claro pero no de muy buenos gustos. Es impulsiva y sin duda muy fácilmente aceptó estar con él. No tiene valores, mira que traicionarte así después que por ti entró a su empleo. Le diste las mejores referencias y le enseñaste. Es verdad que nadie te apreciaba pero bueno, no es culpa tuya del todo.—Seguía parado observando al frente, conectando sus ojos a otro lugar.—¡Vaya que están teniendo intensa actividad! Eso es nuevo, creo que nunca lo practicó contigo.—Movió los labios como si no aprobara ciertas acciones.—Aunque les falta mucho por aprender, devorarse así de rápido no siempre es lo mejor. Esos golpes sin sentido, más que pasión demuestran lo salvajes que son. Si continúan así harán de esta noche algo tan corto y ¿Luego qué? seguro dormirán todas las horas que faltan, ¡Qué perdida de tiempo! Deberían prolongar el momento y no acabarse así. Era dudable la personalidad de este ser. Tenía expresiones frías y carentes de sentimientos, pero parecía conocer muy bien el mundo de los humanos. Tal vez siglos de convivir y aprender de ellos lo hacían ver así. Un ser que imponía autoridad desde que se manifestaba, aunque a lo largo de la historia no muchos habían podido verlo. Algunos incluso dudaban de su existencia, mientras que otros simplemente le llamaban por nombres diferentes. Era alguien con poderes inimaginables a la comprensión humana, contaba con una mente y un cuerpo obviamente superior. Pero para seguirse fortaleciendo necesitaba más almas a su servicio, de las cuales, necesitaba poder aprovechar su energía. No podía tomar las almas por la fuerza ya que eso le restaría más poder debido a las reglas universales. Necesitaban ser entregadas por voluntad y para lograrlo empezó a realizar pactos con humanos desde tiempos inmemorables. En estos, daba algo para que al finalizar sus vidas recibiera sus almas. Dar las cosas en absoluto le costaba algo debido a sus poderes. Lo único era esperar, que para alguien con su eternidad, el tiempo era relativo. Para que los humanos aceptaran necesitaba aprovecharse de sus momentos de debilidad, sueños, ambiciones, egos, deseos de poder, etc. Los pactos podían variar de un humano a otro, se necesitaba considerar la fecha de su muerte, sus deseos, sus consecuencias, sus lazos y aparecer ante ellos en el momento ideal para ser aceptado. Con el tiempo, las mismas personas lo fueron recomendando hasta que ellos mismos lo invocaban para que él apareciera, todo era más sencillo cada vez. Las personas además, necesitaban estar bajos en fe y espiritual, con una moral baja o en algunos casos, no saber el significado del alma por lo cual se les hacia sencillo solo aferrarse a este plano material. Cuando encontraba una víctima aceptable, lo acechaba un tiempo para conocer como iba su vida y el destino de esta. Así podría aparecer en el momento justo y no ser rechazado con su oferta. En ocasiones estas víctimas potenciales, tenían que recibir una ayuda obviamente de su mano para lograr el momento preciso. Estas ayudas o influencias las hacía a través de amigos, conocidos, gente que distribuyera su nombre y sus acciones. Con el tiempo, incluso llegó a hacerse de sectas y muchos grupos de seguidores, personas igualmente engañadas que servían a sus propósitos que era llegar a más y más personas. Cuando no podía usar a estos seguidores él mismo se disfrazaba interactuando como humano. Ganaba la confianza y lentamente los seducía hasta lograr el objetivo que era hacer el pacto con él. Personas de todas las culturas y todas las clases sociales habían caído en sus garras; reyes, emperadores, sacerdotes, religiosos, guerreros, artistas, plebeyos, casi todas las personas famosas y poderosas de cualquier era sabían de su existencia y habían decidido hacer uso de sus poderes. El proceso era sencillo, una vez convencida la persona faltaba lo más importante; el ritual y el pacto. Para esto el diablo debía ser invocado en su espíritu antiguo, en una habitación perteneciente a la persona que lo invocaba. Se colocaban símbolos antiguos como el tetragramatón o la estrella de 5 picos invertida. Se acompaña de un canto y un sacrificio para abrir el portal por el que él cruzará. Al presentarse, busca formas de comunicarse, generalmente prefiere la escrita. Aunque la forma oral no le desagrada. En la primera, la víctima escribía lo que quería siempre con la presión del tiempo y la terrible energía que se siente en esos momentos, por lo cual, casi nadie era específico y pactaban algo que nunca les convenía. Malos términos, fechas próximas, etc. Todo porque aún él más fuerte de espíritu, se doblegaba ante su presencia. El temor, algo característico de los humanos, siempre salía en esos momentos. Con la presión del pago y de las circunstancias, querían terminar la reunión rápidamente y al escuchar que recibieran lo pedido, se limitaban a firmar sin importar nada más. Sandra fue una de estas víctimas potenciales. A a su corta edad mostraba grandes sueños y ambiciones pero también mucha soledad y situaciones no gratas en su vida. Estas situaciones la fueron sofocando y encerrando en esas emociones, sin poder explorar sus sueños como hubiera querido. Principalmente la muerte de su padre cuando ella era muy pequeña. El abandonó de su madre para rehacer su vida con otro hombre, dificultades con la familia que la adoptó, mal en los amores desde una corta edad. Nadie la apoyaba para cumplir sus sueños, la enviaban a trabajar, la explotaban, entre otras terribles cosas. Raúl, el novio que más quiso y por el cual decidió hacer el pacto en ese entonces. Lloraba con ella por la mala situación económica en casa, madre enferma y padre sin trabajo, además de tener un hermano pequeño sobreviviendo apenas con lo básico. Ella, apesar de todo lo sufrido, con su buen corazón le dió sus ahorros ya que trabajaba desde muy pequeña por el abandono de su madre. Pero esto no fue suficiente para él y un día llegó comentando que un amigo suyo hizo un pacto con el diablo para ganarse la lotería y a cambio, al morir, su alma le pertenecería a este ser. A los 2 días su amigo era el millonario del vecindario y de la ciudad entera. Raúl llegó muy emocionado con el procedimiento exacto para realizar el pacto. Él también le contó todo a ella y estaba dispuesto hacerlo. Sandra, un poco incrédula le convenció para no hacerlo y le confisco todo esa noche. Desde entonces ella tenía sueños repetitivos donde hacia ese pacto y gozaba de una buena vida, en esos sueños todo era rosa, nada de miedo ni daños para ella o su familia. Despertaba tentada con ganas de realizar el ritual pero la poca prudencia que le quedaba terminaba por ganar y ella abandonaba esas ideas. Pero un día todo cambiaría. Su novio llegó con ella desesperado y con llanto le dijo que su madre estaba empeorando y que su padre se había accidentado. Quería hacer mil locuras pero ella conseguía calmarlo en cada una de ellas. Juntos pasaron esa larga noche en el hospital hasta que hubo noticias de sus padres. Necesitaban una operación muy costosa que claramente no podían cubrir. Esa noche Sandra no lo pensó más y a escondidas de su novio se desapareció para hacer todo el ritual hasta contactar con el diablo. Este apareció con su espíritu antiguo, vientos, pequeños movimientos en la casa, baja temperatura, objetos que se caían, un olor insoportable, eran algunos de los elementos que aparecieron con esta invocación provocando escalofríos y náuseas en ella. —¿Que deseas obtener?—Esa voz quedaría grabada durante los próximos meses en su memoria, tan escalofriante y penetrante que la misma Tierra retumbaba. —Yo quiero tener mucho dinero y ser una escritora famosa conocida en el mundo. De inmediato una hoja muy especial apareció enfrente de ella como si de magia se tratara. Se escribieron unas palabras en ella. Todo fue tan rápido que apenas pudo reaccionar y contemplar lo que pasaba. —Este es el contrato, firma aquí con tu sangre y te lo concederé. Sandra titubeó un poco pero al sentir ese temor deseaba que ese ser se fuera. Cortó su muñeca para sacar un poco de sangre y firmar el acuerdo. —Con esto quedamos satisfechos, mañana empezarás a disfrutar de los beneficios que has solicitado y el día de tu muerte yo mismo te encontraré y te llevaré al infierno. Sin tiempo de arrepentirse, ese ser se fue. Desapareció el humo y la baja temperatura que su presencia había provocado. Sandra sintió un poco de alivio y miró el contrato en el piso. Lo tomó y lo guardó donde nadie lo encontraría en ese mismo departamento. Después se sintió tan cansada que fue a dormir. Al abrir sus ojos en la mañana, despertó en otro lugar que parecía irreconocible para ella. Un lugar lujoso, muy amplio y con la decoración perfecta. Se levantó lentamente para examinarla. Recorrió el lugar cuidadosamente tocando todo en ella. La cama, los muebles, el nuevo clóset con ropa hermosa y de todos los estilos, una gran cantidad de zapatos igualmente surtidos. Las ventanas enormes y con una gran vista e iluminación. Un gran televisor con pantalla curva. Un escritorio de madera fina en una esquina, ideal para cualquier escritor. Unos cuadros decoraban aquel sitio. Leía títulos de sus propias obras que alguna vez se le ocurrieron, parecía ser que había logrado sacarlos a la luz al fin. Siguió caminando hasta que llegó al baño y se miró al espejo, un look moderno la hacia ver mas hermosa de lo normal, su rostro parecía cuidado y las facciones de cansancio ya no estaban. Buscó su teléfono para corroborar lo que había pasado la noche anterior, las llamadas de su ex y los mensajes, todo coincidía con la noche pasada. Entonces le llamó para explicarle lo que había hecho y que le ayudaría inmediatamente a pagar las operaciones de sus padres. Pidió que consiguiera el mejor hospital y realizó un depósito nada despreciable para que los pudieran atender y sanar. En su celular también contempló muchas llamadas perdidas y mensajes de personas que no conocía pero que al leer, se dió cuenta que eran sus trabajadores y que era dueña de una importante compañía que se encargaba de artes y publicidad. Respondió todos los mensajes y sin perder tiempo se incorporó a esta nueva vida. —Lo ves Sandra, de nada te sirvió sacrificarte por esas personas. Ellos ahora ni se acuerdan de ti, no están en tus depresiones ni tampoco les importas… fue un desperdicio. —Entonces, ¿Por qué debes castigarme así?—Parecía experimentar diversas emociones en su cabeza que le hacían perderse en el tiempo y lugar. Sus nuevos acompañantes no tardaron en notar que algo no estaba bien y se alejaron de ella para evitar problemas dejándola sola en esa mesa. —Porque a pesar de todo yo te di lo que solicitaste, el como lo usaras, el rumbo que tuviera tu vida y cuanto durara, no es mi responsabilidad. —Dame otra oportunidad.—Suplicaba en llanto.—No me quiero ir aún. —Nunca nadie lo quiere.—Seguía hablando mientras la intentaba tomar de los hombros.—Pero así es la realidad para los humanos. —¿Que puedo hacer para convencerte?—Decía mientras le acariciaba sus piernas subiendo lentamente a sus genitales.—Puedo ser muy complaciente. —El sexo es una forma de placer para los humanos, yo he vivido tanto tiempo y no eres la primera mujer que me ofrece eso. He tenido grandes experiencias y aún algunas me pertenecen, puedo ir y tomarlas cuando quiera. No te sientas tan importante, no me da interés poseerte, además nunca me he satisfecho realmente. —Debe haber algo más que pueda hacer para complacerte o darte algo más a cambio.—Sugería mientras se ponía de rodillas con la desesperación consumiéndola.—Necesito disfrutar más mi vida, no quiero irme con esta soledad y tristeza. —Podría haber algo de lo que seas capaz.—Le respondió mientras analizaba una situación.—En el pasado un hombre en el país de Grecia me dijo algo similar. Él deseaba el conocimiento más que el dinero. Cuando se lo di, me sorprendió que no se volvió loco, aunque su vida no duraría mucho después de nuestro encuentro, era algo viejo. No quería despedirse de este plano así que me ofreció algo interesante. —¿Qué fue?—Preguntó muy intrigada. –¡Historias maravillosas!-Respondió con un tono apasionado. —¿Historias?, ¿qué tipo de historias? —El tiempo para los humanos es diferente que para mi, necesitaba algo para pasar el tiempo y distraerme de lo mismo. Esas historias fueron tan entretenidas que le dejé vivir más tiempo.—La miró fijamente.—Esto podría ser un reto para ti, te dices ser una escritora. Si tienes la creatividad suficiente para entretenerme con historias te dejaré vivir más tiempo, haremos un nuevo acuerdo. —¡Acepto!—Exclamó sin dudarlo. —Muy bien, pero no será fácil entretenerme.—El diablo cruzó sus manos mientras anotaba en el pergamino rojo algo.—Este es el nuevo acuerdo. "Todas las noches vendré y si tú me cuentas una buena historia, digna de mi atención, te dejaré vivir un día mas. Y así mientras me cuentes historias por las noches yo te daré días de vida. En estos, podrás disfrutar los beneficios actuales del pacto, como tu riqueza y fama.—Se acercó a ella nuevamente, mirándola muy penetrante.—¿Estás de acuerdo? —Si, claro que si.—Contestó con una expresión nueva en el rostro, una llena de esperanza.—Tengo muchas buenas historias que te gustarán tanto que me dejarás tener una vida larga. —Tranquila, una noche a la vez.—Contestó el diablo mientras se acomodaba en la mesa. En automático las personas habían dejado de observar a Sandra por los gritos y cosas que había estado diciendo anteriormente. El ambiente volvió a la normalidad y no se volvieron a preocupar por ella en el resto de la noche. El diablo parecía haber provocado esto pues no quería interrupciones en la historia. —Muy bien mi querida escritora sopréndeme… puedes empezar ahora mismo.
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