CAPITULO 2: El contrato

2006 Words
NARRA MAX El día ha sido muy estresante, la naviera me está absorbiendo más de lo que pensé, necesito un relax. - Hola tonto ¿Tomamos algo? - Le llame a Bruno, él es uno de mis socios y amigo. - No lo sé Max, la contabilidad de fin de mes ha sido algo pesada, necesito más que un trato ¿Qué te parece si vamos al Edén a desahogarnos con unas bellas mujeres? - Me resigné. - Bruno sabes que hace tiempo me aleje de todo eso... - No es de mi agrado meterme con cualquier mujer. - Anda Max deja de ser agua fiestas. - No me quedará más que aceptar o morir del estrés en mi casa. - Está bien, en una hora nos vamos. - Colgué mi móvil. Tenía un largo tiempo sin acudir al bar, la última vez mezcle los sentimientos con una de aquellas chicas y no salí nada bien, desde aquel momento he decidido no enamorarme y mucho menos de ninguna mujer que vende su cuerpo por dinero. Quizá ya es hora de tocar otro cuerpo que no sea el de Venus. Mi socio y yo nos dirigimos a ese bar cada quien en su auto. En el Eden, así es llamado el lugar ya nos conocen, a mi por Venus y a Bruno porque cada vez que venimos él se desaparece a no sé que parte del bar, aquí siempre gasta fuertes cantidades de dinero. Yo me dirigí al privado de siempre, pedí una botella de champagne, ahora solo necesitaba relajarme, beber y liberar el estrés de una semana tan agotadora en la naviera. - Joven Max aquí tiene su botella. - Las chicas siempre me coqueteaban. - Gracias, puedes traerme un vaso de agua por favor. - Quería que se marchase y no siguiera mirándome. La música aqui siempre tenía buen ritmo, de este lugar tengo recuerdos tan agradables y tan tristes, aquí fué dónde Venus me traicionó ¿Cómo pude ser tan imbécil para no darme cuenta que solo le interesaba mi dinero? Me enoja y entristece pensarla, creo que aún la amo, aún no la superó. - Joven Max su agua. - La chica que me atendía no se fijo y lo derramó en mi rostro. - ¿Qué te pasa? - Ahora pide una habitación para que me vaya a duchar, me siento incómodo y sucio. Inmediatamente escucharon mis gritos, la dueña de este lugar Brenda, me llevó hasta una suite, siempre ha tenido un trato amable y especial conmigo, es obvio que desde hace tiempo quiere que la haga mia. - Gracias Brenda tomaré una ducha y me marcho ¿Puedes avisar a Bruno que tuve que irme por favor? - La rubia siempre me coquetea. - Por supuesto Max ¿Necesitas que te ayude a duchar? - Aunque Brenda es muy atractiva, no me interesa. Esta salida con Bruno se volvió un desastre, cada vez que vengo aqui termino metido en líos. Por un largo rato me quedé en la ducha, ya era demasiado tarde y mañana tengo reuniones pendientes. Salí de la ducha. Esperaba todo menos encontrar a una hermosa mujer en mi habitación, ella es muy hermosa, pelinegra, ojos grandes color avellana, con una estatura grande para ser mujer y no se diga del espectacular cuerpo que luce. - ¿Qué haces aquí? - Nuestras miradas coincidieron a la misma vez, su rostro es de una chica inocente. - Soy el premio por tu visita al Edén. - ¿Qué? no entendía. - ¿Premio? ¿Que cojones es esto? - Ella se quitó la bata regalándome una vista espectacular. En verdad que es hermosa. Más o menos seis meses desde que Venus se marchó que no he estado con ninguna mujer. Nadie me había provocado una erección tan rápida como la que ahora esta chica consiguió. Me dejé llevar por el instinto de hombre y me fui sobre ella, tal vez Bruno la ha enviado para mí. La sujete de los glúteos y la cargué en mis brazos, huele delicioso, su piel es extremadamente suave, delicada y tersa. Tiene un lunar en sus pechos, la hace lucir tan sexy, lo que más me ha impactado son sus largas y gruesas piernas que hacen par con sus grandes caderas ¿Puede ser más perfecta? lo dudo. Besé sus piernas, tocaba sus senos y a la misma vez sus redondos glúteos, introduje un dedo en su v****a, está tan apretada. No suelo probar a ninguna mujer pero ella me excita tanto que mi boca pide saber cual es su sabor; metí mi lengua lentamente, su clítoris es fascinante... ella soltó un ligero gemido, su voz es dulce y tierna. Juraría que ella quiere ser penetrada, siento como anhela porque la haga mia. Ruidos fuera de la habitación se escuchaban, creo que es Brenda. La pelinegra se paró enseguida y se fué. Rápidamente me cambié de ropa, tenía que seguir a aquella mujer, prometí no meterme con ninguna mujer de aqui... pero ella es diferente, no se parece a las chicas que aquí trabajan, cualquiera otra habría montado sobre mi desde el principio, ella no, ella se dejó llevar como si fuese una inexperta. Estaba terminando de colocarme mis zapatos, escuché gritos de la pelinegra. Ella estaba siendo amenazada por Brenda, al parecer la ha vendido con más tipos. Salí inmediatamente, su rostro de miedo me provocaba ternura, sus lágrimas me provocaban tristeza. He tenido que pagar más de un millón de pesos por rescatarla de aquel hombre y de los demás hombres con los que sería vendida. Ahora ella vendrá conmigo, será mía y de nadie más. Su reacción al escuchar que seré su dueño ha sido gracioso ¿Por qué piensa que la maltratare? Se ve tan delicada. La dejé en un habitación mañana temprano acudiremos a firmar un pequeño contrato que tengo listo para ella. - Diago necesito que investigues a esta chica, te envío foto de su identificación. - Necesito saber más sobre ella, no quiero una sorpresita más como la que he pasado con Venus. - ¿Estás seguro Max? - Diago sabe todo lo que sufrí por meterme con chicas del bar. - Espero que si y si no por eso te estoy mandando a investigar. - Colgué la llamada. Me dirigí al desayunador, el fin de semana las chicas de servicio no se encuentran, me tocaba realizarme el desayuno. Una gran sorpresa me llevé al encontrarme a Marianne con todo listo. - Gracias ¿A qué debo todo esto? - Me senté muy cerca de ella. - Dijiste que eres mi dueño, tengo que pagar una enorme deuda, espero que esto pueda bajar un poco la tensión entre nosotros. - Reí al escucharla. - No te traje para que seas mi chica de servicio, tampoco para que seas mi servidora s****l, te repito no eres mi tipo, éstas aquí para otras cosas. - Ella hacia muecas. - Está bien... ¿Después de ir a firmar aquel contrato, puedo salir un par de horas? tengo algo importante que hacer. - ¿Tendrá algún novio al que quiera ir a visitar? no entendía la razón de porque tenía una sensación de celos. - Después de que leas las clausulas del contrato hablamos, ahora vamos a realizar compras, no puedes asistir así a mi empresa. - Creo que se molestó. Al llegar al centro comercial pedí a las chicas de una famosa tienda de ropa que le ayudaran a Marianne a elegir la mejor ropa. Yo tenía muchos pendientes, pedí un pequeño rincón para terminar desde mi laptop las cosas de la empresa. Marianne entraba y salía del vestidor, desde lejos miraba lo hermosa que se veía con cada cambio. - Señorita envía todo a esta dirección y puede avisar a mi acompañante que en cinco minutos nos marchamos, la quiero lista. - Ordene. Aquí ya todos me conocen y saben de lo que soy capaz si no cumplen los órdenes. Esperaba en el auto a Marianne para ir a la firma del contrato, Diago llamó. - Max tengo lo que has pedido, lo estoy haciendo llegar a tu correo. - Mi asistente siempre es tan veloz. Ella es una chica de recursos limitados, su casa está por entrar en remate bancario, la hipoteca debe de haber salido de sus posibilidades monetarias. Actualmente se encuentra cursando el primer año de la carrera de Medicina. Su madre Elena se encuentra entre la vida y la muerte, necesita un tratamiento muy costoso. El padre de ella se desapareció. Ahora entiendo porque esa chica tan linda e ingenua estaba en aquel lugar. Marianne no es lo que llegué a pensar, fué por eso que se ofendió al llamarla sexo servidora. Seguramente al hospital es donde quiere ir después de la firma del contrato. Ella salió de la boutique... no podía creer lo hermosa que se veía. Una falda tipo lápiz con una enorme abertura en la parte trasera hacían resaltar sus redondos glúteos, un body ajustado a su pequeña cintura, el lunar enmedio de esos lindos pechos resaltaba con lo apretado de su vestir, la pelinegra llevaba su gran melena suelta y un discreto maquillaje, ella no necesita más, es perfecta, es hermosa... - ¿Puedes dejar de comerme con la mirada? - iQué mujer tan creída! me había pillado cuando mis ojos recorrían cada parte de su cuerpo. - Marianne deja de ser tan arrogante, se nos hace tarde. - La hice subir al auto. Al llegar a la empresa ella estaba sorprendida por el lugar, debo de admitir que la arquitectura es muy impactante. - Bienvenido joven Maximiliano. - Me saludaba mi asistente, él miraba a Marianne detalladamente. - Diago puedes traer dos cafés a mi oficina, también puedes llamar a los abogados con lo que les he pedido que redacten por favor. - Sujete a Marianne de la mano y la lleve hasta mi oficina. Todos los presentes no dejaban de observar a la linda chica que me estaba haciendo compañía y es que ella es realmente impactante. La firma del contrato se llevó acabo, en el se específicaba que ella tenía que estar durante un mes a mi disposición, para poder pagar la deuda que tenía conmigo. También señalaba que ella no podía estar con ningún hombre mientras nuestro contrato estuviera vigente. Marianne me sorprendió por la facilidad que tiene de comunicación con las personas. Se nota que es muy inteligente, realizó un par de preguntas antes de colocar su firma. Y es que ella tiene todo lo que me atrae de una mujer. Los abogados y Diago nos dejaron solos... Se notan los nervios que le ocasionó al acercarme a ella. - ¿Puedo marcharme? - Ella preguntó. - Creo que si... aunque quiero llevarte a un lugar, ven conmigo. - La tomé de la mano para salir de la oficina. Tal vez mi agarre ha sido algo fuerte que ella tropezó y quedó en mis brazos. - Si quieres acercarte a mí no es necesario que lo hagas de ésta manera, puedes simplemente hacerlo y ya. - Ella dio un ligero golpe en mi pecho. - Eres un tonto Max... tampoco eres mi tipo, mi corazón y ojos están en otra persona. - ¿Qué? ¿Ella tiene un hombre en su vida? - No me interesan tus relaciones, sólo no incumplas el contrato. - Abrí la puerta y salí con ella detrás de mi, me había hecho enfadar. Tengo que apresurar el encuentro con Venus... El motivo de obligar a Marianne de estar conmigo es eso, tengo que ver a mi ex para cancelar un negocio muy importante que ambos teníamos en el cual están en riesgo muchos millones. No deseo ir solo, por eso creo que elegí bien, la pelinegra es la indicada para que ese día no caiga una vez más con Venus, tampoco quiero que note que aún siento algo por ella, si, se que es algo infantil refugiarme en alguien más como cual niño asustado pero no tengo más opciones.
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