Capítulo 2

1608 Words
Paro el despertador apenas empieza a sonar, aun con el corazón a mil por hora por el susto, para evitar que Axel se levante. Espero 5 segundos en completo silencio, temiendo por que haya despertado, pero cuando no oigo ningún sollozo estoy segura que sigue durmiendo. Suspiro con descanso. No me puedo dar el lujo de perder un mísero segundo, así que me levanto y me voy directamente a tomar una buena ducha, aunque corta de agua caliente. No puedo permitirme estar todo el rato que me gustaría, porque voy justa de tiempo así que 10 minutos después de baño relajante, salgo y me seco. Cuando termino de secarme el pelo, me pongo crema por todo el cuerpo, y con la bata aun puesta me dirijo a la cocina a preparar la papilla de Axel. -Buenos días, me voy ya que llego tarde. Pero por la tarde hablamos de cómo nos organizamos para ir por tu vestido-Dice Mi de corrido mientras recoge todas sus cosas. -Respira Mi-Me río de ella. -1 día. Tan solo queda 1 día-Recuerda. -Adiós te quiero-Me besa en la mequilla. -Y yo-Le digo de vuelta viendo cómo se va corriendo. Miro la hora, son las 7.30 am. Voy a la cocina a hacer la papilla y cuando termino me dirijo de nuevo a mi habitación para levantar a mi bebé y empezar realmente el día. -Axel cariño-Lo despierto. -Vamos levanta-Susurro. Este va abriendo los ojos poco a poco y bostezando. Cuando lo veo más o menos despierto, lo cojo en brazos y lo llevo a la cocina. Lo siento en su silla y empiezo a darle la papilla con paciencia. Entre que sigue medio dormido y que comer no es su actividad favorita tardo siglos en alimentarlo. Mientras el desayuna yo aprovecho para comer la macedonia que tengo ya preparada de compra. Estos días estamos tan ocupadas que no tenemos tiempo a cocinar, y es algo que odio, porque siento que no nos estamos cuidando tanto, aunque intentamos comparar lo más sano posible. Cuando terminamos, lavo todos los platos que hemos utilizado y nos dirigimos al baño. Es la hora del baño de Axel. -Ma-Balbucea, ya no tan somnoliento y un poco más despejado-Na… Ma… Ta… -Mami está aquí cariño-Le doy un beso en la frente. Abro el grifo para que el agua se vaya calentando mientras lo desvisto. -No... No... -Balbucea. -Si-Lo contradigo con diversión. Este frunce el ceño, pero no dice nada más. Cuando me aseguro que el agua este templada, sumerjo a mi bebé en ella. Este entonces empieza a llorar y el calvario de cada mañana empieza.-Mira cariño, el patito-Este lo mira por unos instantes, pero lo aparta de su alcance siguiendo llorando a mares. Lo baño lo más rápido que puedo y lo saco del agua antes que acabe de inundar el baño. Por esto mismo no puedo vestirme antes de bañar a Axel, porque siempre acabo empapada de pies a cabeza. Seco a mi bebé como puedo a la vez que trato de calmar sus llantos. Cuando por fin deja de llorar, y está completamente seco le pongo el pañal y lo visto. Por suerte no me lo complica mucho, porque ya son las 8.30. Vamos más tarde que de costumbre. Cuando termino de vestirlo, me visto yo con unas medias térmicas, un vestido y unas botas altas. Algo cómodo pero bonito, de mis outfits favoritos. Prepara el bolso de la guardería de Axel, maldiciéndome como siempre por no haberlo hecho la noche anterior, también mi bolso repitiendo la acción de maldecirme y finalmente cojo a Axel para dirigirnos a la guardería. Por suerte, esta se encuentra cerca de casa, a unos 10 minutos andando. Pero en dirección contraria a mi trabajo. Cuando llegamos hay muchas madres por allí. Las saludo sin detenerme mucho, hoy tengo prisa y no tengo muchas ganas del lidiar con sus miradas y comentarios despectivos. Dejo a Axel dentro con una profesora e intento irme sin que me vea, sino llorará y hoy no puedo atrasarme más. Cuando salgo, consiguiendo mi objetivo. me despido de las madres y corro hacia la agencia. No me gusta la sensación que me queda cuando no me despido de él, pero no tengo remedio. -Buenos días Carter-Saludo al guardia de seguridad que se encuentra en la puerta siendo siempre el primero en llegar y el último en irse. -Buenos días Natalie. -Me saluda de vuelta con un asentimiento de cabeza. Corro al ascensor y espero pacientemente a que baje. De este sale mucha gente, lo que significa que el primer turno ya ha terminada. Maldigo esperando a que todo el mundo salga, y cuando está vacío entro y aprieto el piso número 4, apresurando al ascensor como si este fuera a ir más rápido por mis súplicas. -Llegas tarde-Dice Paul sin girarse o dedicarme alguna mirada. Pero tampoco hace falta, porque su tono de voz ya lo dice todo-No quiero excusas, solo cámbiate. -Tan simpático como siempre. Sin contradecir, o quejarme hago lo que me dice. -Esta es la ropa que usarás hoy-Señala Angie, la ayudante de Paul. -Gracias-Agradezco cogiéndola y dirigiéndome directamente al vestidor para cambiarme. Cuando termino corro a maquillaje sin siquiera mirar cómo me queda la ropa. No tengo tiempo y tampoco mucho derecho la verdad. -Tienes suerte de ser perfecta, sino ya te hubiera echado de una patada hace tiempo-Oigo que gruñe Paul mientas supervisa que todo esté bien. Si ser perfecta quiere decir seguir los cánones de belleza de la sociedad, entonces ser perfecta es una mierda. Aunque tampoco puedo quejarme ya que vivo y me lucro de ello. -Estoy lejos de ser perfecta-Susurro para mí misma. Dejo que me maquillen permitiéndome relajarme por primera vez en todo el día desde que me he levantado. Apenas 3 horas despierta y ya estoy agotada. Y todavía me quedan muchas horas por delante. - ¿Sabes con quién me toca? -Le pregunto a mi maquilladora. -No recuerdo su nombre, pero creo que es un futbolista-Me encojo de hombros. La verdad es que no me importa mucho. Lo único que tendré de hacer es estar 3, tal vez 4 horas haciendo fotos para que después solo salgan un par a la luz. En fin, el trabajo de modelo, aunque no lo parezca no es fácil, pero estoy orgullosa de trabajar de ello. Al fin y al cabo, es lo que siempre me ha gustado y además está muy, muy bien pagado. Vamos, gracias a esto es que hoy en día vivo básicamente. Y os preguntaréis, ¿entonces porque trabajo por las noches en un bar de mala muerte, cantando si el sueldo no llega ni a una 5 parte de este?  Y, además, siendo honestos no necesito ese dinero. Pues porque mi sueño, no es modelar, sino cantar. Si por mí fuera me pasaría el día cantando. Pero por desgracia, eso no me da para vivir. No he tenido suerte en este ámbito, así que se limita a ser un simple hobby para mí. En mi caso, me fue mucho más fácil entrar en el mundo de la moda. Y no estoy insinuando que sea más fácil entrar en el mundo del modelaje, porque os puedo asegurar que no es así. Pero tuve la “suerte” de tener una progenitora con mucha influencia en el mundo de la moda. Así que entrar en el mundo del modelaje no fue nada difícil para mí, y volver tras el embarazo de Axel tampoco. Tuve la suerte que tengo un organismo muy rápido, así que apenas tuve que hacer ejercicio para recuperar mi peso. 2 meses para ser exactos. Sobre las 2pm por fin estoy abandonando el edificio. Al final la cosa se ha alargado más de la cuenta, pero tengo que admitir que lo he pasado bien a pesar del cansancio. El chico con el que he modelado si ha resultado ser un futbolista, aunque no le he preguntado de que equipo ni nada. Solo sé que se llama Marc Bartra, que es muy majo, divertido y además muy guapo. También sé que está loco por su mujer e hijas. No diré que saber eso me ha dolido, porque yo solo tengo ojos para mi hijo, pero seamos sinceros, tener una cita con ese chico… En fin. Que me desvío. Cuando salgo, abro mi teléfono para llamar un taxi, pero me llevo la sorpresa de encontrarme con mil llamadas perdidas de Mí y un montón de mensajes. Corriendo abro los mensajes, ya temiéndome lo peor. Leo el último Llámame cuando puedas. Es muy importante Nat Rápidamente marco su número. Espero a que conteste, entre asustada, intrigada y… mil emociones más que siento. -¡Naat dios mío! Por fin contestas. -Grita Mi cuando contesta al 5 pitido. -Estaba trabajando-Le explico. - ¿Pero ¿qué ha pasado? ¿Estás bien? -Le pregunto agitada. -Sisi, tranquila. Todo está bien conmigo. -Me calma. - ¿Entonces por qué tantas llamadas? ¡Mí me has asustado mucho! Espero que no sea por el maldito vestido-Gruño ya más calmada. - ¿Has salido ya del trabajo? Prefiero contarte esto cara a cara-Dice seria. Rara vez Mi se pone tan seria así que es algo serio. Muy serio. -Si ya he salido. Michelle me estás asustando. -Le digo mientras alzo la mano con cierta desesperación para que el taxi pare. No es fácil conseguir taxis en esta zona. -Nos vemos en el centro-Dice. Suspiro sin insistir más. Sé que no me contará nada hasta que estemos cara a cara. -Está bien. -Cuelgo. -Al centro, por favor. -Le pido a la taxista. Esta asiente poniéndose en marcha.
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