Lyssa Monrrou No me gustaba permitir que un área de mi vida afectara a todas las demás, pero hoy era uno de esos días donde sentía que todo estaba perdido. Las palabras de papá seguían haciendo eco en mi cabeza y la tristeza se apoderaba lentamente de todo mi interior. Era como si toda la felicidad hubiera desaparecido y solo quedara la fría y adictiva tristeza. No todo fue negativo, el restaurante cerró temprano y cuando llegué a casa, papá no estaba, se había ido, de nuevo, a desperdiciar su poco dinero en alcohol. Vivía con el miedo de que un día se le diera por irse y no volver jamás. Admiré desde las afueras del Instituto como mis hermanos ingresaban camino a sus clases, ellos decían que la situación no les afectaba, que estaban bien si yo estaba bien, pero yo no lo estaba y ell

