Alexander Undersom —¿Vas a decirme qué te sucede últimamente con esa chica? —preguntó, Anthony y se dejó caer sobre el cojín ubicado en el centro de la sala de juegos. —¿Qué chica? —pregunté mientras encendía el plasma. Rogué porque no se tratara de Lyssa, aunque muy dentro de mí no tuve dudas. Guardó silencio por unos segundos y agradecí que dejara pasar el tema de conversación. —Alex, estuve pensando en... —se hizo el pensativo— Esta chica, Lyssa, está buena ¿no? —me miró fijamente a los ojos y se animó a continuar con la conversación—. Viste su trasero, Dios, está como para darl... —¡¡Cállate!! —la orden salió de mis labios sin ningún esfuerzo, pero con la molestia plasmada en mi tono de voz. Una sonrisa se dibujó en sus labios y sentí impotencia. Había caído en su juego. —

