Capítulo 5

866 Words
Mis pensamientos están siendo confundidos constantemente por Miles. No puedo creer que me nuble el juicio tan fácil, estoy sintiendo como si cayera a una oscuridad y miseria de persona. Justo ahora me siento asquerosamente miserable… podéis mentirles a los demás, pero no a mí. Me siento constantemente como la basura que soy. Sé que no soy una buena persona, sé que no soy lo que dicen de los rumores de mí. Sé que soy mejor que ello. Me repito constantemente ese mantra, pero absolutamente no puedo creérmelo a mí misma. Siento que he traicionado a más personas, pero no recuerdo quienes son. Sé que he fallado incontables de veces, y me han fallado. Esta lloviendo. Corro afuera, y me dejo mojar, mirando el cielo mientras lágrimas caen por mis mejillas. Lloro de tristeza, y de melancolía. Me siento tan vacío, tan inútil, que la vida me está queriendo arrebatar las ganas de seguir intentándolo ¿para qué seguir? Si no puedo conmigo misma. Me limpió las lágrimas de un manotazo y empiezo a correr hacia donde no haya nadie. Las personas me miran desconcertadas ¿Qué hace una chica corriendo bajo la lluvia? No llevo zapatillas deportivas, ni ropa adecuada para hacer ejercicio. Corro, porque quiero huir de todos. Me paso corriendo por no sé cuánto tiempo, hasta que mis pulmones y piernas me exigen descanso, cuando lo hago, me doy cuenta de algo. Terminé enfrente de la casa de Miles. ¿Qué diablos hacía allí? Su cuerpo salió a la vista en su alcoba. Sus ojos me reconocieron de inmediato, se veía sorprendido, pero estaba más yo, por no saber qué hacer. Mi primer pensamiento fue huir, pero después lo pensé dos veces. Sé a qué había ido a su casa. El bajó corriendo de su alcoba a la entrada principal, me acerqué a su puerta y ahí estábamos los dos mirándonos furtivamente. Ninguno de los dos quería hablar. No había palabras, pero todo estaba en las miradas, en el aire se sintió una tensión s****l. Mi boca fue a la suya directamente. El beso fue voraz, urgido. Sus manos estaban por todos lados, en mis pechos y trasero. Pronto encontramos un sofá donde recostarnos, mi playera desapareció con las otras prendas de ropa de él, y cuando menos lo pensé, estaba entrando en mi interior. Nuestros gemidos eran los únicos que se escuchaban en la sala. Podría haber seguido corriendo cuando me di cuenta que había llegado a casa de Miles. Pero mi vocecilla interna seguía gritándome que me quedara, que enfrentara el pasado. Eso fue lo que hice. Me levanté y vestí, lista para irme. Su voz me detuvo. Me dolió lo que escuché en su tono. —¿Solo viniste a cogerme? —Había tristeza en su voz. Decepción. No respondí. —¿Eso soy para ti? ¿Solo un humano al cual utilizar para coger y después votarlo? —Sonreí irónicamente. Básicamente él hizo lo mismo conmigo ¿por qué yo no debería? Me di media vuelta caminando hacia la puerta. —Veo que soy una burla para ti, creí que realmente esta vez podríamos arreglar algo. —Toma aire. —Te quiero, y no puedo esconder estos sentimientos por ti. Maldita sea, el día en que te di mi corazón. —Sus palabras me hicieron detenerme por unos minutos, cerré los ojos y respiré profundo. No podía caer otra vez. La reencarnación estaba en camino. Iba a sufrir mucho. —Quiero que nunca me vuelvas hablar, no puedo seguir ilusionándome con nosotros. Caminé unos pasos para irme de una buena vez, pero sus pasos fueron más rápidos y me alcanzaron. Me abrazó, mi espalda quedando en su pecho, sus brazos me rodearon como a un abrazo de oso. Cerré los ojos, recordé cuantas veces me abrazaba así, y me hacía quererlo más. Sentía su corazón latir rápidamente, sus labios quedaron en mi oído. —Quédate, te lo ruego. —Había súplica en su voz y dolor a la vez. -Te amo. Quédate a mi lado. Tragué saliva y con el corazón en mano lo apreté. Me dolió, pero tenía que pasar. —Respóndeme. Dime que me quieres, que te vas a quedar conmigo. —No hablé. Mis palabras podrían ser muy hirientes. Pasaron minutos en esa posición, esperando que hablara, una última vez me abrazo fuerte y me dejó ir. —Eres libre. Y con esa palabra pude irme. Dejarlo en esa casa solo y semidesnudo, me hizo sentir tan triste, pero la otra parte, la que estaba renaciendo, se siente victoriosa.   ***   Las cosas suceden por algo, me sigo repitiendo esa frase varias veces para poder creérmela. Creo en el destino. Creo en los Horóscopos, y lo leo diario. Creo en todas las cosas que las personas le restan importancia, creo en las fuerzas sobrenaturales. Creo en los alienígenas. Solo que no creo en mí misma. Y eso es basura de mi parte. Aquí comienza la rencarnación. Siempre he pensado que en mi cuerpo viven dos mentes. Una mala y una buena. Desde que era pequeña tenía pensamientos tan macabros que después de un rato me ponía a pensar si era realmente yo esa persona que los creaba. Viví con eso toda mi vida, contradiciéndome a mí misma. Hay alguien más queriendo conocer el mundo igual que yo, esta persona es más fuerte y más salvaje con la vida. El problema es que no podemos vivir dos mentes juntas. Una debe morir. Y ese pensamiento no me asustó.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD