Capítulo 2

4113 Words
Podría creer que todo lo que le dije al barman no fuera real. Pero realmente lo fue. El chico fue paciente escuchándome, y entre ratos iba a atender las bebidas. Para entonces ya estaba ebria como había dicho él. Lo que me desconcertó fue la frase que no he podido sacarme de la cabeza desde anoche. “La vida te pone a esas personas para que te enseñen una lección, si puedes aprenderla, has logrado mucho. Y si no, estarás tropezándote con la misma piedra siempre ”   Me he estado tropezando con esa piedra más que meses, pero aprendí la lección en la segunda vez. En mi amor fallido. El primer amor que tuve, fue desgarrador. Me hizo trizas y me sopló al viento. No quedaba nada de mi confianza y de mi amor propio. El segundo amor, que me costó lidiar más tiempo, fue “él” el que parecía interesarle un día, y al otro día no. Jugó bien sus cartas, y jugó bien conmigo. Me enredé con el segundo para superar al primero, y al final me tocó tener que superar a los dos. La vida es una hijueputa. Al final estoy a punto de llegar a la victoria. *** —Tuve que llevarte a casa, estabas tan ebria que no podías caminar. —Recuerdo eso. El barman la ayudó. —Creí que al final de todo, sería yo la ebria. Pongo los ojos en blanco. —No necesito reproches. —No hijo reprocha, da igual. Te divertiste. O si como me divertí. Estaba contándole mis penas a un barman. *** Mientras tomo apuntes de la pizarra, su presencia se hace presente en la clase que llevo. Se me olvidó decirles que “él” estaba en dos de mis clases. Ignora el hecho que el profesor está exponiendo su tema, y entra y se sienta con sus amigos al final de la clase. Mascando como siempre un chicle. Hago una pregunta al profesor, y Noah contradice mi pregunta. Siempre está desechando mis preguntas, o cambiando mis respuestas. Él fue mi primer amor aquí en la universidad. Duramos 9 meses, fueron 9 meses de mentiras, hasta que me enteré que ya tenía otra novia y me iba a dejar. Así que terminé con él antes de que él lo hiciera. Así que tengo a mis dos ex en las clases que llevo. Que tan jodida podría estar en estos momentos. Es mi turno de exponer el tema que se me dio la clase anterior. Estoy segura del tema. Todo va bien, hasta que al final Noah me ataca con varias preguntas. Le respondo cada una.Y contraataco haciendo mella en su error de pregunta. Puntos para mí. Toda la clase ríe burlándose de él. Se pone rojo de vergüenza. Y mi mirada se fija en "él" Está riéndose por lo que he hecho. El profesor anuncia que ha terminado la clase. Estoy frustrada, así que tomo mis cosas y me largo a casa. En mi apuro. Mis amigos me alcanzan y me invitan a festejar esta victoria. Estoy pensando en no ir, porque es seguro quién va a estar allí. Pero termino por aceptar. Da igual.   Lucas brinda por mi exposición. Sonrío. Me hacen preguntas acerca de por qué me atacó tanto. Pero desestimo a cada una de ellas. No respondo. No me interesa en lo absoluto su persona. Lo último que me dijeron mis amigos fue que él subía fotos a sus r************* , y proclamaba su amor por ella (cosa que nunca hizo conmigo) había visto en su foto de perfil, antes de borrar su número quién era la chica. Era bonita. Es lo único que puedo decir. La puerta se abre y ellos entran. Toman una mesa junto a la nuestra y piden cervezas. Él comienza a jugar cartas. Cuando uno de sus amigos llama mi nombre, alza la cerveza en mano y celebra por mi exposición. —Te has cargado a ese hijo de puta. —Sonrío en satisfacción. Y en su respuesta le grito: —Y los que faltan —se echa una carcajada. Se levanta de la silla y viene hacia mí. Él solo se queda mirando como su amigo viene a mi encuentro. No es de esperar que sepa que su amigo y yo tuvimos algo que ver antes de andar con él. Y cuando estuvimos juntos igual me enviaba mensajes con su amigo, una de las razones por lo que nuestra relación fue en declive. No confiaba en él y en nadie. Nunca supo ganarse mi confianza, y me enteraba de cosas que él hacía en las fiestas por sus amigos. Eran mentiras cada una de las cosas que me decía. He terminado con esto.   Para cuando vamos por la quinta ronda de cervezas, entra un chico al lugar. Mi mirada se queda fijada en él. Pero me quedo petrificada cuando va directo hacia la mesa de los chicos y lo saluda a todos y le da un abrazo a "él" Estoy jodida. Él se da cuenta que los miro, y es cuando la mirada del chico choca con la mía. Veo reconocimiento en su rostro. No puedo creer que es amigo del barman. Termino la conexión y le digo a un amigo que me acompañe a fumar afuera. Necesito respirar aire fresco. —Estoy jodida de todas las formas posibles —espeto a Alan. Es mi amigo desde hace tiempo, y puedo confiar en él. —¿Qué sucede? —¿Viste el chico que acaba de entrar? Asiente. —Es el barman de la fiesta de ayer. Estaba ebria y le conté todo de él. Alan sabe a quién me refiero. —No jodas conmigo. —No estoy jodiendo. No sé si ya le contó todo, y hasta se han de estar burlando de mí. Espero que no. Que ese barman no sea así. Todavía creo en los milagros. —¿Y qué harás? Le doy una calada a mi cigarro antes de respondedor. —Entrar con la frente en alto y pensar que no pasó nada. —Eso es todo. Enséñales quien manda aquí. Esa es una vil mentira. Cuando entramos el barman está hablando con él, y riéndose de algo. Espero que no sea de mí. Me quedo una hora más. Cuando pido otra ronda al mesero, el barman se me queda mirando alzando una de sus cejas negras. El alcohol está haciendo efecto, y puedo darme cuenta que el chico es inquisitivamente atractivo. Alzo un hombro y lo dejo caer, diciéndole que me vale emborracharme. Me da una sonrisa de lado. Trago saliva. Eres un demonio. Me siento calibrada después de no sé cuántas cervezas. Y los chicos de la mesa de al lado se unen a la nuestra. Esto no está bien. Debería irme ahora antes de que esto se descontrole. Para mi mala suerte. El barman queda justo enfrente mío. Lo cual puedo mirarlo cada vez que tome. Veo que en su lugar solo hay un vaso medio lleno de cerveza. Y aquí va mi estúpida otra personalidad borracha.   —Creí que no bebías —solté. Algunos rostros que estaban cerca de nosotros pusieron atención a nosotros. Entre ellos, él. —En horas de trabajo no lo hago. Pero no estoy trabajando hoy. —Respondió. Sonreí. —¿También bailas? —Cállate ya de una maldita vez. —Lo hago. —¿Se conocen? —Ese fue uno de los amigos de él. —¿Lo hacemos? —Me preguntó el barman. Sonreí. No podría creer que haya preguntado eso sabiendo que le conté mi desgraciada vida amorosa. —Creo que debería irme. —Solté al final. Estaba en la puerta cuando apareció. —Estás algo ebria para ir a casa. —No creo que debería importarte —espeté algo dura. —Espera. No deberías estar enojada conmigo sino con él. Él me llamó. No sabía que sería de él quien me hablaste. —No sabía que eran amigos. —Lo somos desde hace unos años. Es mi mejor amigo. Joder. Su. Mejor. Amigo. —De seguro se rieron mucho de mí. Se puso serio. —No le he dicho nada. Ajá. —Te lo juro. No le diré nada. Lo que me contaste esa noche no se lo conté a nadie. —¿Cómo puedo creerte si es tu mejor amigo? —No sabía que eras tú tampoco de la chica que él me habló. ¿What? —¿Qué te dijo de mí? —No sabía que tenía novia hasta después de un mes que ustedes terminaron, me contó todo. Como pasaron las cosas. Y puedo decirte que aquí no eres una santa. No lo soy. Soy una perra. —No importa. Ya pasó. Y no puedo dar vuelta atrás. Lo que te conté esa noche, él no puede saberlo nunca. —Tienes mi palabra —extendió su mano. Suspiré y la estreché. Él salió por la puerta y miró nuestras manos unidas. —Confraternizando con el enemigo, Max. Sonrió. —Es una amiga, no un enemigo. Miles. Se me quedó mirando a Miles. ¿Me creía un enemigo? Ni que fuera terrorista. ¿Tanto me odia? —Me iré —le dije a Max. —Espero cumplas tu parte. Tomé un taxi y me largué de allí, antes de que cometiera una estupidez más.     Estoy segura que no le di mi número a Max. "¿Quién te dio mi número?" “Se lo robé a Miles de su celular. Todavía te tiene como contacto ” Yo había borrado su número desde aquella vez que me quedé sin dignidad. "No te lo creo" "como quieras" Bueno, había una posibilidad de que todavía lo tuviera. Porque somos compañeros en la misma clase. "Solo lo robé para invitarte a una fiesta" "¿Y eso?" "Quiero solo salir contigo" Esto es un error. ¿Y si quiere jugar conmigo? ¿Y si es un plan entre él y Miles? "Eso me es algo extraño ¿Qué buscas?" “No busco nada. Solo quiero verte ” “Aún más extraño” “¿no está contigo miles?” "No." “…… que sospechoso. ¿Qué quieres de mí? ” "Cuando aceptes venir a la fiesta, te lo diré". Lo pensé…. "Okay. Envíame la dirección ”   —¿Qué se supone que es esta fiesta? —Estaba en una galería de arte. Era una exposición. —Esto es una fiesta. No como a la que acostumbras ir. Y, por cierto, deberías dejar de beber. No se te da muy bien por lo que he visto. —No tienes derecho a decirme que hacer. —¿Qué es lo que tenías que decirme? —Bueno. En primero, no te invité para cortejarte ni conquistarte. No me gustas, no eres mi tipo. En segundo, Miles no sabe que robé tu número de su celular, y ni sabe que estas aquí conmigo. En tercero, te invité para que conocieras a alguien que podría ayudarte con tus libros. —¿Cómo sabes de mis libros? —Me lo dijiste esa noche que estabas ebria. ¿Lo hice? no recuerdo eso. Escribía desde que estaba en la prepa. Y mi carrera soñada era ser escritora profesional. Aún tenía esperanzas. Era raro que él se acordara de eso. —¿Por qué estas ayudándome? No me conoces, no somos amigos. —Eso me dolió —hizo como si su pecho doliera. Empezó a caerme bien. —Creo que es un favor, ya que mi amigo Miles te hizo mucho daño. —¿Estás tratando de expiar sus pecados? Debería ser Miles que intente hacer eso. No tú. —Soy su amigo. —Me largo de aquí. Estaba enojada. ¿Por qué su amigo debería hacer en su lugar lo que debió hacer él? Aunque sea su mejor amigo, no debería hacerlo. —Oye, espera. Tal vez me expliqué mal. Pero ve esto como una oportunidad para ti. —Que te jodan. —Ya lo estoy. Solo trato de hacer las cosas bien. —En mi mano dejó una tarjeta pequeña. —Por si te arrepientes. Llámalos. *** En clase ignoré a todos. Miles se me quedaba viendo inquisitivo, lo mandé a la mierda. Era un idiota. Max no me envió mensajes otra vez. Estaba cansada de todos ellos, que jugaban conmigo.   Susan llamó a mi celular varias veces para asistir a una fiesta. Apagué mi celular. Salí a correr en su lugar, con la fría noche. Necesitaba despejar mis pensamientos. Era hora de cambiar.   *** Por favor que alguien me diga que tengo que hacer para dejar de tomar decisiones fatales en mi vida. Era Halloween. Amo Halloween. ¿Quién no podría hacerlo? El disfrazarse, el poder comer dulces, las series de terror, todo es tan genial. Así que obviamente no podría perderme una fiesta de Halloween de la universidad. Estoy sentada con medias negras y un vestido de tul n***o, llevo un antifaz plateado y un sombrero de bruja. Porque soy una maldita bruja cuando quiero. Llevo mi vaso a mis labios. Es refresco con vodka. Dejé esta noche la cerveza a un lado. Debería de poner atención a mis hábitos de alcoholismo. A este ritmo que voy, iré a dar a AA. Como ya mi madre me había amenazado. Ahora que lo recuerdo, no le he llamado. Soy una odiosa hija. Lo pagaré con creces. Me concentro en terminar mi vaso y pedir otro, hay música sonando de fondo, así que pido la mano de mi amigo Cristian y me lo llevo a la pista. Un pirata bailando con una bruja. Qué ironía. Mi risa se queda estancada en mi garganta cuando veo pasar a Miles. Está en la cocina, viene con una chica de la mano. He de creer que es su nueva conquista. Susan se le queda mirando curiosa, como si estaba examinando una rata de laboratorio, el mero hecho de compararlos, me hace reír. —¿Estás divirtiéndote? —Grita Cris por sobre la música para hacerse oír. —Lo hago, ahora. Y eso no significaba del hecho de porque hubiera llegado Miles, debería ahora estar divirtiéndome. Sino del hecho de que ahora que lo veía no podía sentir nada, y lo mínimo que se estaban dentro de mí estaba como luz apagándose constantemente disminuyendo. Me la pasé todo el rato bailando con Cris, hasta que mi vejiga pedía a gritos ir al baño. Salí corriendo hacia allí. Unos minutos después, en la puerta se encuentran un chico disfrazado de la muerte. Me quedé petrificada. Mi sangre se heló y comencé a sentirme agitada. El lugar me empezó a aparecer muy pequeño, así que necesitaba salir de allí o estar convulsionando ahora mismo. Hice a un lado al chico y corrí afuera. Vomité en una maceta. Susan corrió a mi lado a auxiliarme. —¿Qué sucede? ¿Estás bien? No lo creía. Puso en mis manos un pañuelo, el cual usé para secar mi boca. Era asqueroso. Recordé a ese chico, y me volvieron nauseas. Esta vez me obligué a no vomitar. Odiaba vomitar. —¿Qué ha pasado? —No podría decirle exactamente, porque ella no me entendería. El hecho de que ese chico se parezca a la muerte de mi sueño, no es real. No puede serlo. Esa pesadilla que siempre termina despertándome a mitad de la noche. La tuve después del sueño donde ardía en llamas. Eso anunciaba mi propia muerte. Siempre que soñaba mi muerte, aparecía esa figura parecida a la parka. Me imaginaba que se refería a que la muerte está muy cerca de mí, lo cual me hace sentir escalofríos. Tenía que largarme, o podría morir esa misma noche allí. Llámame loca, pero creo en las supersticiones, y energías que transmiten las personas. Recuerdo que mi tía abuela, me dijo una vez antes de que muriera. Que yo atraía la muerte. Y eso me asustó, tenía once años cuando tomó mi mano y la sujetó fuerte. Después se murió. Fui la última con la que habló. Lo que nunca le dije a nadie, es que esa noche soñé con la muerte y mi tía abuela estaba allí. Mis ojos surcan lágrimas, pero no las dejaré salir. —Me estás asustando, Mia. —Créeme que estoy más asustada yo, que tú. Eso no la hizo sentirse bien. Había un chico disfrazado de Demonio, se me quedaba mirando desde el otro lado del jardín, eso me causó escalofríos. No me di cuenta que caminaba hacia él, hasta que me escuché a mí misma gritarle. —Oye tu ¿quién eres? —Me sentía paranoica. —¿Qué miras? El chico huyó. Mis manos estaban temblando, Necesito un trago. En mi adentro a la casa de la facultad, me tropiezo con Miles. —¿Te encuentras bien? —El hecho de que estaba bebiendo de mi vaso como una loca sedienta, no ayudaba. Llené mi vaso, y bebí otro trago. -¿Desaparecido en combate? —Estoy bien, solo estaba sedienta. Lo hice a un lado para ir a buscar a Susan y salir de allí, pero me retuvo del brazo. —Oye, no parece que estés bien. ¿Quieres hablar? -no lo creo. —No quieras aprovecharte de la situación, Miles. Conozco tus tácticas. Después querrás llevarme a la cama. Y eso ya no va conmigo. Solté mi brazo de su mano, y me moví. No respondió, porque sabía que era verdad. —Nunca me conociste. —Me detuve. —Siempre creíste que era un cretino. ¿Por qué anduviste conmigo, entonces? —Me di la vuelta. Su rostro estaba completamente serio. Nunca lo había visto tan serio y molesto a la vez. —Nunca te gustó mi forma de ser, nunca te gusté yo. Entonces ¿por qué yo? Oh vaya, después de meses me pide explicaciones. —No fue así. —Oh vamos, Mia. Todo lo que hacía te parecía absurdo. Nunca te gusté tal y como soy. —No hagas esto aquí —presioné. —No hay nada de qué hablar. —Sabes Mia, vete a la mierda. Mis labios intentaron decir algo, pero él ya estaba largándose de la fiesta como a un huracán. Los pocos que estaban cerca de nosotros me miraban esperando una reacción. Nunca esperé eso de él. Nunca lo vi enojado y mucho menos pensé que lo hubiera lastimado. Siempre estaba riéndose, y tomando con sus amigos. Parecía que le valí un carajo después de que terminamos, al contrario de mí. Y eso se lo di a conocer muy bien. Posiblemente necesite una respuesta de mi parte, pero no estaba en las condiciones de dárselas ahora, después de lo sucedido con el chico demonio que encontré allí afuera. Esta no había sido mi noche.   *** —¿Puedes repetir eso? —Claramente estaba escuchando decir a Susan que Miles había contado algunas cosas a sus amigos, pero eso no podía ser cierto. Miles no podría hacerme eso. —Lo escuché anoche de la boca de Zach, mientras cogíamos. —Intenté controlar lo que estaba sintiendo allí mismo. La indignación pudo más que sobre todos los sentimientos que estaba sintiendo ahora. —Estaban bebiendo en su casa, cuando le hicieron la pregunta de si estado juntos. Respondió que sí, que para él no te resististe mucho. Que todas caían a sus pies —empuñé las manos. Quería ir y golpearlo. —Escucha, todo es mentira. Mentí, aunque ella sabía la verdad. Solo no quería dar explicaciones a Susan. Tomé mi mochila y me fui sin entrar a clases, no quería ni verlo. En su lugar tomé mi botella del estante donde la guardaba y pedí pizza a domicilio. Me pasé viendo toda la tarde películas de amor, mientras lágrimas surcaban mi mejilla. Recordé lo que me hizo Noah, la asquerosa verdad de persona que me encontré al final del pasillo. En esta vida todos fingimos ser alguien que no somos, para saber sobre las debilidades de las personas y de esa forma podremos desenvolvernos tal y como queramos. Creamos una máscara para cada tipo de persona con la que convivimos. Y Noah me engañó siendo alguien que no era, fingió tan bien que me creí todo. Al final de lo que pasó, me sorprendí a mí misma viendo que no podía odiarlo, de todas formas, un corazón que está lastimado por la persona a la que amó, no puede odiarse. Intenté, pero fracasé. Solo le deseé lo mejor en su vida. Pero en mi vida, ya no tenía espacio. Miles entró en la escena correcta de la obra de teatro. Salvó la noche con botellas y risas. Y creó la escena más falsa que pude actuar. Fuimos dos actores, sabiendo que solo estábamos interpretando un papel para ganar la obra de teatro. Cuando ha terminado la obra de teatro, también lo han hecho los actores, era hora de quitarnos el personaje y dejar los guiones escritos a un lado. Para enfrentar a las dos personas reales con voces reales para hablar. Lo contrario de las personas de la obra que interpretábamos, es que a nosotros no nos gustó la versión de cada uno. Allí encontré el final del guión de la vida real.   *** Podría darle a Miles todas las respuestas que quería esa noche. Pero realmente tampoco las tenía. Esa noche sueño con muerte. Voy en el auto de Susan y un camión golpea la parte trasera de su auto, me golpea la cabeza y me quiebro el cuello. Susan sale de su auto. Ella vive y yo muero.   Recibo un mensaje de un número desconocido. Solo dados, hola . No respondo. Envía otro preguntando si estoy bien. No pienso respondedor, quiero pensar que se ha equivocado la persona.   Pero no creo que lo haya hecho. Me envía mensajes tres veces más en la semana. Por lo cual opto por respondedor. "¿Quién eres?" “Creí que tenías mi número registrado” No respondo. "Mañana me presento en persona otra vez" Eso me deja con intriga. Eso significa que va a la universidad conmigo o es de mi clase. Por lo cual repaso en mi mente a todos los de la clase y no encuentro a nadie que pueda gustarle como para que me moleste con mensajes de texto.   Cuando llego a clase, lo primero que hago es inspeccionar a cada uno, nadie parece extraño. No envía mensajes durante la clase, la mayoría está escribiendo en su libreta. Miles no ha llegado a clase, por lo cual no puede ser él. Para cuando termine la hora, recojo mis cosas y me llega un mensaje de esa persona. "Gira a tu derecha" Lo hago. Y allí está mi extraño con mensajes. Mi boca se abre ligeramente, pero no del todo. No puedo aparentar que me ha sorprendido, aunque si lo ha hecho. ¿Por qué lo hará? —¿Tú? ¿A qué viene esto? —Estoy algo enojada por su forma de actuar tan infantil. Por qué no decirme las cosas a la cara. Era definitivamente un cobarde. —No parecía que estuvieras a gusto conmigo, por lo de la última vez —asentí. No lo estaba. —Trataste de joder mi exposición por lo cual no puedo darte puntos en eso. —Lo sé, por eso quería saber cómo estabas. Pero no pude hacer la pregunta directamente porque me di cuenta que ya no tenías mi número registrado. —Termínanos, Noah. Ya no necesitas tu número —usé toda la información que tuve y la borré ¿por qué ibas a guardar el número de tu ex? ¿Para llamarle cuando estaba llorando y borracha? Quería evitarme esa parte. —Lo sé, pero eso no evita que seamos amigos. Disculpa, lo de tu exposición. Oh, vamos. —Dime que no estas tratando eso ahora, después de meses. —Puse los ojos en blanco. —Te tomó tanto tiempo querer ser mi amigo, que ahora ha expirado la oferta. No creo que se pueda hacer eso, Noah. Terminé de meter mis cosas a mi mochila, lista para irme. —Solo quiero platicar las cosas contigo, por como terminaron las cosas. —No hace falta, hace mucho tiempo que lo superé. No necesito respuestas. —Pero quiero dártelas. —Mira, si lo que quieres es calmar tu conciencia, no hagas esto. Ve a una iglesia y confiésate con el padre por tus pecados. Que yo no escucharé nada que venga de tus labios. —Mia —sostuvo mi brazo, miré a donde sus manos me tocaban. —Solo dame una oportunidad. —La tuviste y no la quisiste. Ahora quita tus manos de mi brazo o no te darás ni cuenta cuando yo lo haga y estés del otro lado del salón. -All Right. Solo quería hacer las paces contigo. —Ve a tomarte por culo, Noah. No necesito esto ahora. Tomé mu mochila y Salí a zancadas del aula. Primero Miles me pedía explicaciones y ahora Noah quería hacer tregua conmigo. El pasado debería quedarse donde está. Yo ya tengo suficiente con mi muerte anunciada y mis cambios de humor. Me importaban una mierda. *** —Creo que algo ha cambiado en vacaciones. Eres diferente ¿hay alguien más? —Habíamos regresado a clases después de vacaciones de navidad. Y él había estado dejando de responder mis mensajes, se mostraba poco afectuoso a mi persona, es como si quisiera deshacerse de mí. Y eso dolía. —Solo dímelo, no importa. Solo necesito la verdad. Su nariz estaba roja. Pareciera que quería llorar. Cuando habló su voz se quebró. —No hay nadie. Es solo que estoy pasando por algo familiar, es un problema muy grave. Por favor, dame tiempo. Desde que lo conocí siempre estuvo cargando un peso y responsabilidad con su familia. Eso hizo que me enamorara de él, lo fuerte que era y no se dejaba vencer por nada ni nadie. Era ambicioso de una forma que me incitaba a ser como él. Respiré profundo. Tomó mis manos y no podía dejarlo irse así. Estaba pasando por algo difícil, cuando quieres a alguien no lo dejas ir a la batalla solo y no sería esa persona. Ni quería serlo. —Decide que vas hacer con lo nuestro —no podía hacerme esto. Decidir yo. —No me hagas hacer esto. Lo pensé por un rato. Lo quería mucho. Y solo era un mal rato que estábamos pasando, podríamos hacer esto juntos. Creía en un nosotros. —Vamos a poder con esto. Nos daremos esta oportunidad. —Dicho eso él sonrió, pero su felicidad no llegó a sus ojos. Tomamos nuestras cosas y nos fuimos. Cuando me despedí de él con un beso, lo cortó a la mitad. Sentí que estaba rechazándome, el beso lo sentí como si fuera el último. Y entonces lo supe. Aunque él quería seguir intentando esto. El ya no me quería, no soportaba estar cerca de mí. Y eso se sintió tan vilmente asqueroso. Dolor puro, del que solo te dan las personas a las que quieres. *** Ven y mírame desde abajo. Siempre estuve allí mirando como tenías éxito en todo. Ahora te toca verme a mí. Aunque no crea que esté teniendo éxito. La llaga está siendo abierta de nuevo y no puedo controlar el dolor brotando de ella. Quema y mata lentamente. Es ahora cuando se disfruta más el dolor. Cuando sabes que es una herida vieja y seca. Y solo saca pus.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD