Capítulo 15

2207 Words
Narra Nahuel Taché rápidamente la esquina de la hoja de mi cuaderno cuando me di cuenta que había escrito el nombre de Daniel sin darme cuenta. Miré a Camila, ella seguía concentrada en intentar que la profesora no le sacara el celular en la clase. Volví a mirar el cuaderno sintiendo las mejillas arderme. Últimamente solo pienso en él aunque no quiera. Sigo pensando en el sábado y en cómo llegó para protegerme de esos chicos. —¿Y a vos que te pasa? ¿Por qué sonreís tanto? —dijo Camila bajito; ahora siento que toda la cara me ardía. —Nada... nada más estaba pensando... —le contesté de la misma manera sintiendo vergüenza. No sé que me pasa, no entiendo por qué no puedo dejar de pensar en Daniel, sobre todo en lo del sábado. —¿Pensabas en Daniel? —negué con la cabeza rápidamente—. ¿No? —se rió bajito. —N-no —Cami se volvió a reír. La miré, ella me sonrió, después puso su cabeza en mi hombro y volvió a mirar su celular. Me la pasé dibujando en los bordes de la hoja lo que quedaba de la clase. Cuando el timbre del recreo sonó, Cami me llevó hasta el patio e hizo que me sentara en un banco que estaba al fondo. Empezó a preguntarme de nuevo que era lo que estaba pensando para sonreír solo como un tarado, pero no le dije por más que preguntó; si le digo se va a burlar de mí hasta que terminemos la universidad. Después de un rato se cansó, me preguntó si podía venir a mi casa el sábado, después de que viera a Daniel. —¿Por qué no venís con nosotros? Mi mamá va a dejar que vaya solo de nuevo así —ella sonrió. —¿Me vas a presentar a tu novio? Me siento importante —suspiré sonriendo. Ella subió los pies al banco y se recostó contra mí. Nos pasamos el resto del recreo hablando. Acordamos que hoy le iba a preguntar a su mamá sobre el sábado y me iba a mandar un mensaje si la dejaban ir. Cuando sonó el timbre, los dos nos levantamos y entramos al salón, nos sentamos en nuestro lugar a esperar a la profesora. La mañana pasó bastante rápido. Cuando el timbre sonó, Cami y yo guardamos nuestras cosas y salimos juntos como siempre. Afuera estaba Lean esperándome como siempre. Caminamos hasta su casa hablando de como me había ido en la escuela. Me contó sobre su trabajo y que Paloma se había ido a la universidad, así que él se había encargado del almuerzo. Lo miré con una sonrisa. —¿Por qué me mirás así? —sonrió poniendo su brazo por mis hombros. —¿Sabés cocinar? —¿Insinuás que no sé? —empezó a hacerme cosquillas haciéndome reír. Lo empujé un poco haciendo que me soltara. Él también se rió acercándose a mí. Cuando llegamos a su casa, ayudé a Lean a poner la mesa y después me senté mientras él servía la comida. Almorzamos hablando de qué podíamos hacer más tarde, cuando terminara de hacer mi tarea. Al final, quedamos en que íbamos a jugar videojuegos hasta que mamá viniera a buscarme, o llamara a mi hermano para que me llevara a mi casa. Después de unas cuantas partidas, el celular de mi hermano empezó a sonar. Lo miré dejando el joystick en el sillón mientras él contestaba. Me levanté y fui a agarrar mi mochila. Mi hermano se levantó también con el celular contra la oreja. —Hola, ma... Sí... Estábamos jugando videojuegos... Sí, ma... —se acercó a la puerta y agarró sus llaves—... Bueno, ma... Nos vemos... —cortó la llamada y guardó el celular—. Vamos, Nahu. Mamá me dijo que te lleve, que ella va a llegar más tarde —asentí. Cuando llegamos a mi casa, mi hermano me dijo que no hiciera tonterías y que lo llamara si necesitaba algo, que iba a estar atento al celular. Después de asentir, me despedí de él y entré a mi casa. Cerré la puerta con llave y fui directamente a mi cuarto. Puse la mochila en la silla del escritorio, me senté en la cama, me saqué las zapatillas, después me acosté en la cama sacando mi celular. Lo miré un rato sin prestar mucha atención. Después de un rato, dejé mi celular, me levanté, agarré ropa para estar en mi casa y fui a bañarme. Cuando salí, mamá ya había llegado. Fui con ella para saludarla. Después me senté en la mesa mientras ella preparaba mate. Se sentó en la mesa conmigo y empezamos a hablar. Como siempre, me preguntó como me había ido en la escuela y como la había pasado con Lean. —Ma, ¿puedo ir al café con Cami el sábado? Así Lean no tiene que ir. —¿Y quién los cuida a ustedes? —Daniel. —¿Y si Daniel les hace algo? —Ma... —dije como un quejido—la semana pasada fui solo y no me pasó nada, no me va a pasar nada ahora —mamá me miró callada. —No quiero que vayas solo, Nahu. —Ya soy grande, ma. Cami es mujer y la dejan ir sola a todos lados. A mis otros compañeros también —volvió a quedarse callada. —Lo voy a pensar... —sonreí. —Gracias, ma. —No te alegres tanto, todavía no te dije que sí —asentí todavía sonriendo. Decidí cambiar de tema y contarle cosas de la escuela, de Cami y de lo que hicimos Lean y yo mientras esperábamos a que lo llamara. Después, mientras mamá cocinaba, fui a encerrarme a mi cuarto hasta que la cena estuviera lista. Miré mi celular, tenía un mensaje de Cami. —"Mi mamá dijo que sí podía ir con vos. Aunque me preguntó si podía quedarme en tu casa si terminábamos muy tarde." —"Tenemos que esperar a que mi mamá me diga que sí. Ya sabés como es con dejarme ir solo a los lugares." —escribí rápidamente y se lo mandé. —"Pero vas conmigo, se supone que siempre te dejan si vamos juntos a los lugares." —"Tiene miedo de que Daniel nos haga algo." —"A vos te va a besar, a mi me va a dejar ver, nada más." —Sonreí; ¿por qué siempre sale con esas cosas? —"No me va a besar, Cami." —sentí la cara arder cuando imaginé como se sentiría si él me besara. —"Pero te gustaría que lo hiciera." —"No me gustaría." —"¿Ah no? Yo creo que me estás mintiendo." —"¿Entonces le pregunto a mamá si te podés quedar?" —"Sí, pero no me cambies de tema." Decidí dejar el celular, levantarme e ir a preguntale a mamá si Cami podía quedarse. Dijo que solo si decidía dejarme ir al café con ella, sino no, que prefería que vaya a la casa de mi hermano para no estar solo en casa, a papá le tocaba trabajar de nuevo como la semana pasada. --------------------------------------------------------------- Me despedí de mi hermano en la puerta del club y entré. Fui directamente a la cancha sintiéndome un poco nervioso. Saludé a Daniel, dejé mi mochila al lado suyo, saqué mi uniforme y fui al vestuario. Después de cambiarme, volví con mi entrenador, dejé mi ropa adentro de la mochila y me senté al lado. —¿Cómo estás Nahu? —me preguntó Daniel dejando su celular. —Bien —lo miré sonriendo—, ¿vos? —Bien —sonrió también, revolviéndome un poco el pelo. Sentí la cara arder un poco; ¿por qué últimamente me siento como un tonto estando con él? Hablamos hasta que los chicos llegaron. Cuando estuvieron todos, o la mayoría, Daniel nos explicó el juego que íbamos a hacer y me pidió que, después, me ocupara de los demás ejercicios. Cuando terminamos el precalentamiento, el juego y los ejercicios, Daniel armó los equipos y me dijo que me sentara, que él iba a ser el árbitro ese día. Apenas me senté en el banco, miré a mi entrenador. Generalmente me centro en el partido de los chicos, pero hoy no puedo. Después de mi entrenamiento, agarré mi mochila y me despedí de Daniel; en realidad no quiero irme, pero mi hermano está afuera esperándome. Salí y me acerqué a Lean, él me sacó la mochila, mientras empezábamos a caminar. Me preguntó como me fue y que hicimos. En el tren le conté todo, o al menos lo que pude prestar atención. Cuando llegamos a mi casa, Lean se quedó en el living hablando con mamá, mientras que yo dejaba mi mochila en mi cuarto y, después, me iba a bañar. Cuando salí, fui al living y me senté al lado de mamá. Hablaban sobre el trabajo de mi hermano y los estudios de Paloma, así que me quedé escuchándolos. —Nahu —miré a mamá—. Podés ir mañana con Camila al café, pero quiero que me tengas informada todo el tiempo —asentí sonriendo. —¿Cami se puede quedar a dormir? Sino no la dejan ir —ella asintió. —Pero duerme en el cuarto que era de tu hermano —asentí sonriéndole. —Gracias ma —me levanté—. Voy a avisarle a Cami. —me fui a mi habitación. Busqué mi celular en mi mochila, después me acosté en la cama para hablarle a Camila. Cuando desbloqueé el celular, me di cuenta de que tenía un mensaje de ella y uno de Daniel. Decidí ver el mensaje de Cami primero. Era justamente de mañana, le escribí lo más rápido posible que mamá había dicho que sí y que se podía quedar en mi casa. Después de enviarle el mensaje, fui al chat de Daniel para ver el mensaje que me había mandado. —"Hola. ¿Te molesta que mañana pase a buscarte a tu casa? No me gustaría que algo te pase como la semana pasada." —le saqué una captura y se la envié a Camila, después volví a su chat para contestarle. —"Me gustaría. Aunque voy con una amiga, ¿te molesta?" —"Para nada." —siguió escribiendo—. "Paso cinco minutos antes, así no perdemos el tiempo." —"Bueno, te espero. Mandame un mensaje cuando estés en la esquina mi casa." —"Bueno, nos vemos mañana, Nahu." —volví a leer los mensajes, sobre todo el primero que me había mandado. Volví al chat de Camila. Ella no dejaba de decir que Daniel era mi futuro novio y que era raro que me haya pedido que nos veamos los sábados; aunque realmente no lo sea, siempre nos enfocamos en lo que tenemos que hacer y, cuando terminamos, nos vamos. No hay nada más allá. ------------------------------------------------------------ —¿Ansioso? —Nervioso. Tengo miedo de que le digas algo raro —Camila se rió. —No seas tonto, Nahu. No le voy a decir nada que espante a tu futuro novio. —No digas eso, Cami —ella se volvió a reír. —Perdón, perdón, no vas a aceptarlo ahora, ya me di cuenta —suspiré. De repente, mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo, lo saqué y lo miré, era un mensaje de Daniel diciendo que estaba en la esquina. Me levanté de la cama agarrando mi mochila. Cami también se levantó y salimos de mi cuarto. Después de agarrar mis llaves, salimos y caminamos hasta la esquina, ahí nos esperaba Daniel, mirando su celular. —Hola —dije cuando nos acercamos, él nos miró y nos sonrió. —Hola, chicos —nos saludó con un beso a los dos—. ¿Vamos? —asentí. Los tres caminamos hasta el café. Daniel nos llevó hasta la mesa que usábamos todos los sábados y nos sentamos. Mi entrenador y yo nos sentamos juntos, Camila se sentó frente a nosotros mirándonos con una sonrisa. Después de pedir, Cami empezó a hablar con Daniel, preguntándole cosas del entrenamiento; aunque sé que no entiende nada de lo que le dice él. —¿Tenés novia, Daniel? —preguntó de repente, sentí las mejillas arder sabiendo porqué lo preguntaba. Lo miré, él solamente le sonreía. —No deberías preguntar algo así. —Nada más es curiosidad. Yo no te conozco como Nahu. —Daniel se aclaró la garganta. —No, no tengo novia. Soy gay —su cara se puso un poco seria. —¿Si? ¿Y qué tipo de chico te gustan? —¿P-por qué no empezamos con la planificación? —dije un poco avergonzado por lo que estaba intentando hacer Cami. —Sí, está bien —contestó con una sonrisita. Espero que no esté enojado por lo que hizo ella; no debería haberla traído. Daniel y yo sacamos nuestros cuadernos y nos pusimos a planear lo que íbamos a hacer el viernes mientras merendábamos. Por suerte, Camila casi no habló, solamente se dedicó a preguntarnos para que serían algunos ejercicios y como se hacían.
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