Capítulo 18

1847 Words
Narra Daniel ¿Hice mal en preguntarle directamente si es gay? Solté un suspiro pesado y miré por la ventanilla del tren; me gustaría ser como Lucas ahora mismo. A él no le importa absolutamente nada a la hora de hablar con alguien. Espero que mañana Nahuel no cancele el compromiso en el café, de verdad quiero seguir viéndolo fuera de los entrenamientos. Cuando llegué a la casa de mi mamá, toqué la puerta y esperé, pasaron unos segundos hasta que mi hermana abrió la puerta dejándome entrar. Fui directamente a mi habitación y guardé lo que había dejado en la casa estos días en mi mochila y volví al living donde estaban las tres: mi mamá, Maite y Ludmi. Cuando mi sobrina vio que tenía la mochila colgada en el hombro, se levantó y corrió hasta mí. —No te vayas, tío. —sonreí y la alcé dejándola que me abracé. —Tengo que volver a mi casa, Lud. Pero prometo llevarte a la plaza el sábado. —le acaricié el pelo. Después la bajé, me acerqué a mi mamá y a mi hermana y las salude. Volví a despedirme de mi sobrina en la puerta y salí en dirección a mi casa. Cuando llegué, tiré mi mochila en el sillón, después fui a la cocina para prepararme un café. Una vez que tuve una taza llena, volví al living y me senté en el sillón. Tomé un sorbo de café mientras prendía el televisor. Miré distraídamente lo que pasaban en uno de los canales hasta que mi celular sonó. Lo busqué en mi bolsillo y lo saqué. Entré en w******p y me fijé de quien era el mensaje que había recibido. Enseguida vi el nombre de Lucas; el pobre se pasó la semana enviándome mensajes y no le contesté ni uno, creo que está preocupado. Decidí abrir su chat y ver lo que quería. En general sus mensajes eran sobre sus clientes, el último mensaje, el que logró que le prestara atención, me preguntaba si estaba bien. —"No estoy muerto, estuve de minivacaciones en la casa de mi mamá." —le envié. Vio el mensaje al instante. —"Últimamente no me hablás." —"Estaba en la casa de mi mamá, Lucas, me distancié un poco de mi celular para estar tranquilo." —"No fue solamente estos días." —siguió escribiendo—. "Da igual. ¿Tenés ganas de salir esta noche?" —"Mañana tengo cosas que hacer temprano. Además, después tengo que reunirme con alguien." —casi que puedo escucharlo resoplar por mi respuesta. —"Me estás abandonando..." —"No seas dramático. Si querés nos vemos en dos horas, tomamos algo y volvés a tu casa." —"Bueno. ¿Llevo algo?" —"Si querés. Nos vemos en dos horas." —ya no contestó. Terminé de tomar mi café, dejé la taza en la mesa ratona y me levanté. Fui hasta mi cuarto, saqué una camiseta y un jeans limpios, después me metí al baño para ducharme. Una vez que estuve listo, volví al living a esperar a Lucas. Como habíamos acordado, dos horas después llegó. Cuando subimos a mi departamento me di cuenta de la bolsa que traía llena de cervezas y comida chatarra; sigo creyendo que, para ser entrenador, cuida muy poco su cuerpo. Después de dejar la mayoría de las cervezas en la heladera y de servir en platos las frituras, nos sentamos en el sillón a ponernos al día mientras dejábamos de fondo una película. Le conté animadamente como me había ido con mi familia, aunque sabía perfectamente que le da igual. Después él me contó lo mal que le estaba yendo en el gimnasio, tanto para conseguir números, como para conseguir clientes; al parecer, ahora tiene problemas con el trabajo en general. —Che... —dijo después de un corto silencio, lo miré tomando un trago de cerveza—. ¿Qué pasó con tu alumno? —¿Tiene que pasar algo con él? —Lo ves sin falta todos los sábados, algo debe pasar con él. —suspiré; ¿está celoso de nuevo? —No estoy en ningún tipo de relación con él que no sea profesional. Y si no fuera así, no debería preocuparte mucho. Después de todo, sería mi novio y no el tuyo, ¿no? —terminé la cerveza de un solo trago. —Te verías tan mal con un mogólico. —fruncí el ceño y lo miré fríamente. —No te refieras así a una persona con síndrome de Down, sea él o cualquier otra persona. —dejé el vaso en la mesa ratona con cierta fuerza haciendo que la madera y el vaso sonaran—. Nahuel es más persona de lo que vos podrías serlo en siglos. —¿Estás hablando en serio? —Muy en serio, Lucas. Y si tanto te interesa saber... —me serví más cerveza—. Sí, Nahuel me gusta. —me arrepentí de decir aquello apenas una milésima de segundo después. Mierda, se va a encargar de hacerme la existencia imposible de ahora en más. —Te gusta sentirte superior a los demás entonces. —No soy superior a él, no me siento así y tampoco lo creo. Simplemente creo que él es un chico bueno, tierno e inteligente, a pesar de todo. —lo miré de nuevo—. Que ni se te ocurra hablar así de él otra vez. —Lucas resopló, agarró su vaso de cerveza y tomó un trago. —Sabía que él te gustaba. Nunca buscás a alguien normal... —me miró—. Perdón... —no sé qué cara puse sin darme cuenta, pero, evidentemente, entendió que tenía que callarse. Nos dedicamos a hablar de banalidades el resto de la tarde; parecía que Lucas cuidaba muy bien sus palabras. Tampoco volvió a tocar el tema de Nahuel ni lo que le dije. Cerca de las siete, Lucas se fue. Después de despedirlo, me ocupé de limpiar y ordenar todo lo que usamos. Cuando terminé fui a mi cuarto y me desplomé en la cama. Agarré mi celular y di vueltas por i********: por un rato, dispersando completamente. Por alguna razón, después de decir abiertamente "me gusta Nahuel" me siento un poco más tranquilo, como si hubiera desvelado un secreto importante. Decirlo en voz alta fue como resolverme el dilema de lo que me está pasando con él. Además, creo que así Lucas va a dejar de insinuárseme o intentar besarme. Inhalé profundamente y salí de la app para entrar en w******p y revisar los mensajes. Lucas me envió que había llegado a su casa sin problemas. Después deslicé el dedo pasando los chats; tenía varios mensajes, ninguno me interesaba demasiado hasta que me topé con uno de Ana. —"Lucas me acaba de contar lo que le dijiste. ¿Ya aclaraste lo que sentís por ese chico?" —"Creo, en realidad lo dije sin pensar." —"Entonces lo aceptaste sin darte cuenta." —siguió escribiendo—. "Tratalo con cariño si vas a seguir adelante con él, es una persona que necesita mucho cariño y, sobre todo, paciencia." —"No estoy seguro de avanzar con él, sigue siendo mi alumno y siento que no es ético." —"¿Y si él es quien avanza?" —pensé unos instantes; ¿Nahuel sentirá lo mismo? —"No creo que lo haga. Estoy más que seguro de que solo me ve como su profesor." —"Dani, no dudes tanto. Relajate con él y dejá que todo fluya. Sé que no te debe ver como solo su profesor. Según lo que me contaste, no parece verte solo como una figura de autoridad." —solté un suspiro pesado—. "Dejá que fluya, Dani." —leí una y otra vez sus mensajes; ¿dejar que fluya? No estoy seguro que tiene que fluir exactamente. Solté un suspiro pesado; bueno... al menos avancé un paso en todo esto. Al menos ahora tengo definido que siento por él. Bloqueé el celular y lo dejé en la mesa de luz, después me levanté y me cambié la ropa que tenía por mi pijama. Una vez que me cambié, volví a desplomarme en la cama. Miré el techo preguntándome una y otra vez si lo que está pasando está bien. ---------------------------------------------------- Desperté por el sonido de mi celular, tanteé en la mesa de luz con los ojos cerrados hasta lograr encontrarlo. Abrí un ojo y miré la pantalla con dificultad; me habían mandado un mensaje. Solté un suspiro pesado, dejé el celular donde estaba y hundí la cara en la almohada. Me quedé así unos instantes, después me levanté con pereza y caminé hasta el baño para alistarme. Cuando estuve listo, volví a mi cuarto, agarré mi celular para ver de quien era el mensaje que me había despertado. Entré en w******p encontrándome con un mensaje de Nahuel, rápidamente lo abrí rogando que no me haya cancelado. —"Hola, perdón por molestarte tan temprano. ¿Podés pasar a buscarme por esta vez? Necesito que mi mamá vea que me voy con vos para que no se preocupe." —suspiré aliviado. —"No tengo problema. Pasó por tu casa a las cuatro. Nos vemos." —después de mandarle el mensaje, miré la hora: las nueve de la mañana, pensé en ir hasta la casa de mi mamá y llevar a mi sobrina a la plaza para despejar un poco mi mente. Fui hasta la cocina, preparé un poco de café y desayuné rápidamente mientras le pedía a Maite que aliste a Lud para dentro de media hora, que me la iba a llevar un rato. Cuando terminé de desayunar, lavé la taza que había usado y fui hasta el living donde me puse una campera. Después de guardar mi celular y mis llaves, salí. Caminé hasta la casa de mi mamá con las manos en los bolsillos, silbando distraídamente. Me siento un poco ansioso por ver a Nahuel, por estar con él a solas. Cuando llegué a la casa de mi mamá, toqué la puerta y esperé, al poco tiempo salió mi hermana con Ludmi de la mano. —Hola, preciosa —saludé a mi sobrina, alzándola. —Quedate a almorzar cuando la traigas de vuelta. —Bueno, solamente para pasar más tiempo con la princesa. —Ludmi se abrazó a mí. —Dejá de consentirla tanto. —negué con la cabeza. —No puedo hacer eso, consentir a mi princesa es mi prioridad. —le sonreí, mi hermana puso los ojos en blanco—. Nos vemos más tarde. —dije todavía sonriendo, la saludé con la mano y me llevé a Lud hasta la plaza que estaba cerca de su casa. Mientras vigilaba a mi sobrina que subía y bajaba de los juegos, intenté por todos los medios distraer mi mente lo más que podía. Aprovechar la pequeña paz que me da ver a Ludmila riendo mientras que juega y despejar mi mente de lo que siento y del conflicto que me está atormentando estos días.
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