1. Es la hora de trabajar

2152 Words
¿Alguna vez has escuchado de las amantes? ¿Esas perras destruye hogares o relaciones, sin importar el costo, o el abandono de cosas?                 ¿Has escuchado de los imbéciles que cambian el amor por la lujuria? ¿Has escuchado del adulterio, del divorcio por amantes?                 ¿Has escuchado, el cuánto ganan los abogados de hoy en día por los divorcios? ¿Has escuchado, que una amante sea contratada por la esposa? ¿No?                 Entonces permíteme presentarme.                Soy: Ruby, Cristina, Diana, Casandra, Candase, Mirella, Norma, Elizabeth, y todos los nombres que quieras; y como se supone que debo llamarme para ellos. Pero debajo de todo ello, soy solamente: Jenny, una estudiante de pre-medicina en la universidad de Harvard.                ¿Qué si soy una amante de verdad?                No a tiempo completo como podrás ver. Solo soy una amante falsa.                ¿Difícil de imaginar? Pues no. O al menos eso es lo que me digo en cada trabajo.                En el mundo hay perras frías sin corazón, aquellas que tienen al hombre perfecto y, no es broma. Hay veces que son demasiado perfectos; solo que tienen la mala suerte de estár con esas perras que solo se han casado por interés, o por obligación. Puede que por un contrato entre familias, lo cual es más jodido.                Entonces entro yo.                 Con tal de poder pagar mí matricula en la universidad, soy una amante contratada; contratada por aquellas perras. Perras que desean dinero, dinero fácil por medio de un jodido papel; en donde van y renuncian a hombres estupendos. A hombres metidos en una jodida trampa.                 No es como si me importara, digo-bueno miento, me importa-. Lo último que supe y me siento terrible, es que mi última clienta hizo que le dieran una orden de restricción a su esposo; (perdón) Ex esposo. Para no poder ver a sus hijos, dejándolo en la banca rota. Quitándole todo: los coches, las casas, y hasta su trabajo. Lo cual es una gran mierda.                ¿Jodido no? Podría decirse que destruí una familia y una carrera de un tiro.                A veces me siento sucia. Romper familias me hace sentir barata. Rebajada. Estúpida. Y sin duda muy desesperada de efectivo. Pero... ¿No creen que les hago un favor?                 Sólo digo, es como: ¿quién mierda quiere vivir con una mujer fastidiosa que solo quiere ir de compras con sus amigas llenas de botox? Segura como la mierda que yo no. O al menos no creo.                Algún día le pondré fin a esto. Puedo decir que he tenido un buen número de trabajos y estoy más que segura que el numero 25 será el último. ¿La razón? El pago de mi matricula está casi lista o ya lo está. Uno y mis años de estudio estarán asegurados, sin contar que he comprado todo lo necesario: hasta un apartamento. Solo para darte una idea de lo que cobro por ser una perra destruye hogares.                 Antes de que la universidad llegara. Era una pobre ilusa en una preparatoria de Boston. Era una perdedora sin convicción; entonces he aquí la pregunta que has de tener en mente: ¿cómo es que si era una perdedora, tengo el suficiente valor de destruir hogares? O lo más importante. ¿Cómo es que tengo el aspecto para que caigan en mi trampa?                La respuesta de disminuye a un nombre: Cloe Thompson, mi mejor amiga (por ahora). Ella llego en mi segundo año de sufrimiento dentro de la escuela preparatoria en donde sufría constante Bullying o al menos me escondía de todo y todos.                 Entonces un día, sus lindos cabellos rubios y sus grandes ojos azules, con toda la personalidad, moda y claro, dinero necesario para repudiarme y hacerme sentir más bicho de lo que era, lograron romper una barrera entre sociedades. Convirtiéndola en mi mejor amiga, y en tanto a mí, convirtiéndome en una chica bonita; pero ojo, que seguía teniendo cerebro.                Ella me enseño el poder que tenemos las mujeres: como enamorar con una mirada, con una sonrisa.; con un poco de carne y claro está, unas piernas asesinas que resalten con un buen par de vaqueros, faldas y hasta shorts. Lo cual me hizo la zorra que soy. ¿Qué diría Cloe de que su amiga que tanto ayudo es una zorra rompe hogares? Y más aún: ¿Qué dirá de lo que a las 8  voy a hacer? No es como si ella fuera un pan hecho por dios, pero seguro se horrorizaría.                Mi clienta numero 25 llamo hace aproximadamente 10 minutos dándome el plan final. El plan donde un pobre hombre va arruinar su vida por un rostro joven moreno de ojos marrones, y una estatura menor a la media de 1.50. Si, jodidamente bajita. Nada que no tuviera otra.                 ¿Qué si defiendo a los adúlteros de hoy? ¡Para nada! lo aborrezco.                 Es sólo que, cuando inicie este trabajo me di cuenta de que no solo las mujeres son utilizadas, también los son los hombres maravillosos. Ahora entiendo el por qué los mejores hombres no están para las mejores mujeres. Sólo quisiera no ser tan perra y tener un hombre.                Tal es el caso de: (no diré su nombre), tal es el caso de señor Scott (sí), nombre clave, señor Scott (bueno no tan clave). Un hombre de treinta y seis años, el cual no está nada mal para su edad. El señor Scott posee una micro empresa fomentada a los niños desamparados. Él  es guapo, rico y ayuda a la caridad. Además de que era una persona excelente para poder llegar a ser un padre maravilloso. Pero obvio, la perra de su esposa es nada más y nada menos que modelo. Así que ella no va a deshacer su cuerpo para darle al señor Scott lo que quiere. Eso es más que jodido.                 Pero me desvió del tema. El señor Scott quiere una familia, -que lamentablemente -, escogió a una perra como esposa. Y eso que llevan casi diez años casados. Entonces fui llamada. Tuve todo los datos del señor Scott en una noche, pero nada me preparo para  encontrarme con él, lo cual hizo que me sintiera como basura. Basura muy barata.                 Al conocer a dicho señor me enamore-en serio, no en sentido retorico-. Me enamore de un gran hombre amoroso, elegante, rico y que ayuda a la caridad.                 Cuando lo vi por primera vez él era reacio a mis encantos y, cuanto estaba por caer en ellos me dijo que era casado, y no quería engañar a su esposa. Pero entonces volvió a intentar razonar con su perra esposa, y se dio cuenta de que ella no iba  a ceder. Fue cuando cayó, duro, a fondo. No ha pasado a más de tener uno que otro trago, o una salida. Bueno, no cualquier salida.                 El gran señor Scott me llevo a Roma. Joder. A Roma, y eso fue hace tan solo tres días atrás. Entonces la perra se enteró de que en cualquier momento podría dejarlo y el aceptara por mí. Por una mierda de mujer como yo.                Entonces aquí estoy: sentada frente al tocador de mi habitación. Maquillándome, peinándome y vistiendo lo más zorra posible que pueda, para intentar seducir al tan amable y bondadoso señor Scott. Me siento malo por ello, sí, pero no lo suficiente por ahora.                Y mientras lo hago, recito mi mantra: "Es sólo por la universidad. Este es el último". Pero a pesar de todo, ¿no es lo mismo que me dije con el cliente numero 23?                 Hace dos meses había terminado de pagar mi cuota de la universidad, pero al no querer compartir habitación, hizo que mi ambición de perra subiera. Y así tener otro más para comprar este apartamento. Pero, toda tiene un precio. Me siento muy mal por lo que hago, y el saber que después de que firmen papeles, se les sentencie de divorcio; ellos vendrán a buscarme, y ellos, jamás me encontraran. A veces tuve el pensamiento de quedarme con uno, pero...                ¿Cómo le explicas todo a la persona, y ser tú? No es fácil. Y menos si fuiste la causa de que todo su mundo se viniera abajo.                 Así que otra regla es: jamás encariñarse. El señor Scott es perfecto, pero me pagan por sentir cosas que no deberían ser reales. Entonces, ¿Para qué hacerlas realidad?                Otra cosa que me mata de este trabajo, es que me convertí en una de las personas que más odia mi madre: una embustera rompe hogares. Y cada vez que veo el rostro de mi madre envuelto en lágrimas cuando mi padre- digo-: "donador de esperma" se fue con su mejor amiga. Me siento cada vez peor. Y más sabiendo que un hombre nos abandonó por una mujer no menor, y que era como una segunda madre para mí.                Mi madre dice que no fue su culpa. Que fue la de ella por no ponerle la atención que siempre quiso mi padre. Y yo digo que es pura mierda. A veces la sigo escuchando llorando cada vez que voy de visita a casa. Y lo que más duele, es que mamá jamás se volvió a casar después de mi padre. Ella dice que lo sigue amando. Yo digo que es verdad.                Entonces cada vez que veo a mi padre- o a su puta-: me enojo. Pero recuerdo que yo soy también una puta, así no hago más que guardarme mis sentimientos. O lo hacía, antes de hace 5 años, que mi padre tuvo un hijo con la persona que antes me cuidaba. Con la persona que creía jamás me defraudaría. Dos personas que amaba fuertemente, que terminaron rompiendo mi corazón y el de mi madre. La mujer que más amo en esta vida.                Sólo tuve a mi padre por 11 pequeños años. Mientras que el hijo de su puta, lo tendrá por siempre.                 Mamá dice: que él no tiene la culpa. Yo digo: que él tiene toda la culpa.                 Mamá dice: que debo respetarlo porque es un niño. Yo digo: que por ese niño mi infancia murió.                Entonces mi mamá ataca diciendo: que el aún es mi padre. Yo digo que solo es un bastardo.                 ¿Me creen? O es que mi corazón no soporto el abandono del que era mi héroe.                  Pero entonces: ¿por qué ahora soy una de esas putas que tanto odio? Jamás me quedaría con un hombre con los que trabajo.                 No quiero niños señalándome con el dedo diciendo: "Mira mami, ahí va la que robo a mi papi." Pero si es así, les respondería: "Mira niño, a tu lado está tu mami. La perra que me pago para robarme a tu papi." Y con ello me daría la vuelta. Pero la realidad es otra, y esta realidad acaba aquí y ahora.                Mi iPhone hace un pitido de mensaje nuevo, y se quién es sin mirar el identificador.                Mr. Scott: Buenas noches linda. Mi chofer pasa al parque donde siempre nos vemos. Hoy iremos a cenar. Tengo que hablarte de mi esposa.                Yo: ¿Qué quieres decirme de tu esposa?                Mr. Scott: Algo que nos dejara ser felices juntos cariño. Así que Michael te espera donde siempre. No tardes. Te quiero.                Reviso la pantalla de mi teléfono de nuevo. Revisando esas palabras para saber si mi cerebro no me dio una mala jugada. Y entonces ahora me siento más basura. El señor Scott me quiere. Y yo solo soy una farsante que romperá su corazón.                 ¡MALDITA SEA! Esto jamás debió de pasar. Más bien no debía dejar que pasara. Perdóname Sr. Scott. Perdóneme por hacer que me quiera. Pero prometo que todo saldrá bien. Y prometo que después de usted no lo volveré a hacer.                Con ello tomo mi bolso y salgo a hacer mi trabajo. Sólo espero que con este, el último cacho de dignidad y cacho de corazón, desaparezcan de mí, por romperle el corazón a un gran hombre que no debía ser tratado así. Me miro en el espejo completo en mi habitación.              Llamo un taxi el cual está esperándome fuera de mi apartamento. Le doy la dirección del parque al otro lado de la ciudad y emprendo mi viaje.               Un viaje que está lleno de sentimientos encontrados, pensamientos profundos. Y un par de ojos azules que me miran en mis sueños.                 Ojos prohibidos que jamás serán míos, unos ojos que me mirarían con reproche si supieran lo que estoy haciendo.                 Son esos ojos los que me persiguen desde que tengo 16 años, esos ojos que tanto amo.                 Los ojos del hombre más maravilloso, al que jamás prometo romperle el corazón. Y esos ojos no son los del señor Scott.                Con un último vistazo de cuerpo entero, reavivó el color de mis labios a un rojo más profundo. Tomo varias respiraciones profundas y tengo que respirar varias veces para poder hacer lo que hare dentro de unos instantes.                ¿Qué puedo hacer? Es la hora de trabajar.
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