Recuerdos
Parte VI
Una luz blanca ilumino la delgada anatomía de la rubia, ella estaba acostada boca arriba cubierta por una cálida tela albina que caía como un largo vestido, aunque la dura superficie bajo su cuerpo le maltrato con vigor la espada.
Estaba completamente confundida
¿En dónde se encontraba?
¿A caso había muerto?
Abrió lentamente sus párpados dando constantes pestañeo para acostumbrarse a la luz yaciente en la parte alta de aquel lugar oscuro sin ningún otro color vivo a su alrededor. Ella movió con ligereza su cuerpo logrando de esta manera sentarse para poder examinar cada rincón de la nada absoluta.Sus zafiros se iluminaron bajo la luz lunar, con delicadeza levantó la vista en alto al cielo nocturno lleno de estrellas, captando la imponente figura de la luna llena. No obstante, el sonido inconfundible que deja el darle cuerda a algún artefacto llamo su atención, a la vez que, trajo una sensación de nostalgia en el pecho de la dama.
Ella conocía esa melodía.
Era idéntica a la caja musical que le regalo su padre una vez en diciembre antes de su desaparición.
La damisela de un leve movimiento giró su cabeza para observar que una sutil escena aparecía, tal cual, como una especie de oasis ante sus ojos.
Estaba teniendo un nuevo recuerdo...
Todo a su alrededor cambio justo en el momento en que una delgada y esbelta silueta de una mujer que portaba un largo vestido blanco de encaje, corría entre una fino camino en medio de un bosque frondoso de arboles espinosos. Ella con firmeza se sujetaba la parte baja de la ancha falda mientras sus pisadas hacían una especie de chapoteo a causa del choque de sus zapatos contra la superficie áspera y humedad del suelo.
Sin perder tiempo se coloco de pie, sentía aquella necesidad de seguir a la misteriosa mujer.
La rubia más joven se escondió detrás del tronco de un árbol a unos metros más alejados de ella, asomando de esta manera su cabeza para poder observar con mayor claridad la escena gracias a la ligera luz de la luna que era la encargada de iluminar a las dos figuras una al frente de la otra, pero a ninguna se le podía diferenciar el rostro.
¿Quiénes eran esos individuos?
Una de estas, era un hombre vestido con una armadura por encima, mientras que debajo, tenía una camisa azul índico de largas mangas con algo de volados a los costados de sus puños, todo eso haciendo conjunto a un pantalón estilo militar n***o y un par de botas de corte alto.
Parecía como si se fuera a la guerra, esa misma noche...
―Te lo he dicho más de una vez, no puedo tener dejar que vayas conmigo―gritó el hombre misterioso, sujetando de un movimiento con manos; los ambos brazos de la mujer en frente a él.
Ella se estremeció por la acción del guerrero.
―Pero sabes que eso no es impedimento para ir―le expresó la mujer, justo en el momento donde con mayor fuerza la sacudía él.
La dama de blanco estaba más que dispuesta a ir.
―Lo siento, pero yo no puedo perderte―contesto el hombre en un tono de preocupación, a la vez que atraía a su cuerpo aferrándose en un abrazo al de ella.
―Te amo, amado mío―susurró en un hilo de voz la mujer.
Siendo eso lo único que pudo escuchar la rubia menor, porque sintió como de repente un punzante dolor afectaba con intensidad su cabeza, era igual a cuando ella tenía esa clase de extraños recuerdos, dado que las emociones de la mujer cual siguió las estaba percibiendo en carne viva tangente en su interior.
Ella sentía que era una despedida entre ambos amantes y no quería que fuera de esa manera.
Su corazón se contrajo con tanta fuerza en su pecho realmente estaba tan destrozada por la despedida que esta viendo, a pesar de que la adolescente estaba siendo una simple espectadora, era como si estuviera viviendo esa desgarradora y nefasta sensación en su ser, el sufrimiento de esa mujer era el suyo. Por lo cual, en ese sueño trago saliva lentamente a la vea que paso una de sus manos por su cabello rubio, tratando de calmarse y no ponerse a llorar justo como se encontraba la otra mujer que parecía ser su otra yo.
April no sabía si era un ¿sueño? o ¿una ilusión? .
O tal vez era un recuerdo del pasado, pero eso la tenía bastante confundida porque siempre lo ha visto en primera persona pero esta es como si ella estuviera viendo como una tercera.
―Yo te amo mucho más, mi amada inmortal...―fue lo último que lograron captar sus tímpanos.
Realmente no entendía el motivo, en que siempre cada recuerdo que obtenía recuperar, la mayoría del tiempo es una separación o un trágico momento, era como si ambos tuvieran alguna clase de mal agüero encima que solo lograba empeorar su amor que terminaba en uno roto. Y eso le daba de cierta manera un pavor dado que esos sentimientos que estaba experimentando por el castaño son verdaderos.
Ella se esta enamorando perdidamente y no lo puede evitar...
Volví su mirada hacía la escena, para ver como aquellos amantes fundían su amor con un beso tan profundo como intenso, dejando a su paso un sabor agridulce en la boca de la joven chica. La luna ilumino por un segundo con mayor potencia entre las copas de los arboles, revelando ahora sí el rostro de ambos individuos.
La adolescente sintió su respiración entrecortarse, al darse cuenta que esa mujer era idéntica a ella, solo que era unos años un poco mayor, pero su parecido físico es increíble, juraría que así será cuando sea adulta y sin mencionar el hombre castaño que era el mismo usurpador de su sueños, eso le generaba muchas dudas en su interior.
¿Que es lo que sucede?
¿Porque se separan, si se aman tanto?
¿El amor realmente duele tanto?
Pero no obtuvo respuesta simplemente sintió como el suelo se abría, provocando que comenzará a caer hacía la nada...
Continuará...