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Me estoy Volviendo Loco Andreas levantó la cabeza con dificultad como si le pesara varias libras extras. Le pulsaban las sienes después de vomitar en el inodoro de su habitación. El guía había despertado en la suite de Starlight después de sufrir una crisis. Le habían dicho que las crisis eran una mierda y estaba totalmente de acuerdo con eso ahora que el mismo la había experimentado. Lo último que recordaba era el rostro de Seth, la presión de su mano sobre su hombro y luego todo se fue a n***o. Andreas regresó a paso lento por el sendero hacia su apartamento tratando que el aire fresco lo despejara, pero no podía sacarse de la cabeza la información de su evaluación. Estaba vinculado a alguien. Además, de no saber quién era, lo peor, era que era el esper renegado que estaba buscando. Eso lo dejaba totalmente amarrado de manos. Si bien, la G3 le había dicho que no era su responsabilidad entregarlo, si lo era encontrarlo y presentarlo a la unidad de rastreo y captura para que fuera juzgado por el consejo. Para la guía era un tecnicismo, pero para él no lo era; al final, le estaban pidiendo que entregara a su compañero. No podía imaginar el dolor que le produciría entregar a su complemento con la posibilidad de perderlo ¿Quién tendría estómago para hacerlo? Trató, sin éxito de identificar quién podría ser de todo el equipo de grabación. Con los que más interactuaba era con la dirección, producción, vestuario, maquillaje y los otros actores, pero nunca al nivel de contacto físico como para establecer un toque de guía y menos un SICOM. Andreas gimió frustrado levantándose del suelo para enjuagarse la boca y salió de la habitación tomando la botella de agua que Sei debía haber dejado para él en la mesa de noche antes de salir a la fiesta. Sonrió, vaya que era eficiente esa mujer. El guía caminó hacia la sala, no quería acostarse para sólo dar vueltas en la cama. En la mesa de centro estaba el libreto, podría estudiarlo, pero no tenía capacidad de hacerlo en ese momento. Se sentía demasiado confundido y aturdido por los últimos acontecimientos. Andreas se dejó caer en el sofá y se recostó tratando de relajarse, respirando profundamente. No resultó. Se giró de costado mirando el panel de vidrio iluminado que mostraba el agua cristalina de color turquesa meciéndose con el viento bajo la cabaña. Estuvo así por algunos minutos hasta que una silueta pasó ante sus ojos. Sobresaltado, se incorporó un poco pensando en que había visto mal, pero minutos después, la misma figura volvió a cruzar a la vista del vidrio. El guía jadeó, era una mujer con la piel tan blanca que parecía que iba a desaparecer en el agua. Su largo cabello rubio se extendía sobre su espalda flotando hasta la mitad de ella y le permitió ver un pequeño tatuaje de una flor a la altura del coxis. Vestía un bikini blanco por lo que ante él, parecía estar desnuda. Tenía el cuerpo delgado, pero tonificado. Mierda, no podía ver su rostro, pasó muy rápido y desapareció de su vista antes de poder hacer algo. Andreas se levantó y corrió hacia la terraza posterior del apartamento buscando en el agua, pero, al ser de noche, no podía distinguir las formas al detalle y menos con la brisa meciendo el agua. A lo lejos vio el muelle flotante con el equipo de filmación riendo y divirtiéndose, nadie estaba mirando en esa dirección y estaban lejos como para distinguir algo en el agua. Frustrado, entró de nuevo y fue a su habitación, no sin antes mirar el vidrio iluminado y el agua bajo él ¿Qué había sido eso? ¿Quién era esa mujer? Dio un último vistazo al lugar donde había visto a la mujer antes de cerrar la puerta tras él. Ahora menos podría dormir. Cuidados Seirén estaba terminando de acomodar el café para Andreas en el mostrador de la cocina junto a un plato de frutas y huevos y tocino para ella. Su jefe debía estar casi listo después de nadar. Con sorpresa, la joven escuchó un gruñido para luego algo caerse y quebrarse en la habitación del hombre por lo que corrió para asegurarse de que estuviera bien. Cuando abrió la puerta el joven estaba parcialmente inclinado hacia la mesa de noche aferrando su cabeza con la mano y en el suelo, la botella de agua derramada y el vaso hecho trizas. -¿Estás bien? - le preguntó, acercándose a él poniendo las manos en sus hombros, ayudándolo a recostarse sobre la almohada y el movimiento lo hizo gemir por el dolor - Quédate quieto ¿Dónde te duele? - Mi cabeza... - gimió cerrando los ojos con fuerza. - Tranquilo, dame un momento... - se levantó con rapidez y fue al baño para mojar una toalla de mano con agua fría y se la puso en la frente - Tengo analgésicos en mi bolso, voy por ellos... Sei hizo el ademán para alejarse, pero Andreas la sujetó del brazo para que no se fuera y el choque de estática se repitió. - No te vayas... - suplicó, jadeando y el gesto la descolocó. Parecía asustado. - ¿Sufres de jaquecas? - le preguntó, sentándose hasta donde el brazo de Andreas le dejaba alejarse. Se sentía incómoda debido a que el hombre tenía el torso desnudo y se veía muy atractivo, aunque estuviera dolorido. - No son frecuentes... - le dijo respirando agitado - Tengo que levantarme, hay grabación en la mañana. - ¿Cómo vas a hacerlo? Ni siquiera puedes abrir los ojos. - le preguntó, confundida y se levantó para ir buscar su teléfono. - ¡No! Nunca falto a mi trabajo. - le dijo tirando de ella y la joven terminó sobre él. Andreas se puso tenso cuando las palmas de la joven tocaron sus pectorales y después una sensación calmante lo recorrió. - Señor Carmichael... - exclamó la joven tratando de incorporarse, pero el hombre no la dejó - No voy a hacer nada raro. - le dijo abriendo los ojos ya que la toalla se había deslizado cuando la empujó - Tienes las manos frías y eso me ayudó. - ¿Mis manos? - repitió, viéndolas sobre su piel y tragó saliva. El hombre olía de maravilla y podía sentir su calor a través de las palmas. Sei lo vio respirar más tranquilo por lo que decidió intentar algo. Se movió con cuidado levantando el brazo hasta su cara y puso su mano abierta sobre su frente y casi se rio cuando Andreas suspiró agradecido. - ¿Funciona? - le preguntó. - Sí... - contestó el joven casi con un ronroneo - Mejor que la toalla... Sólo un momento.... Andreas tenía los ojos cerrados y respiraba pausado en un intento de relajarse por lo que Sei se mantuvo en silencio y sin moverse - La otra... La joven entendió que era una solicitud para poner la otra mano y obedeció para terminar lo más rápido posible. Su corazón latía a toda prisa y estaba casi segura de que el actor podía escuchar sus latidos al estar sobre su pecho. - Es perfecto, me está aliviando. - le dijo en un susurro, afirmando la mano sobre su frente. La mujer olía excelente y su aliento cerca de su rostro le recordaba a hierba fresca. Mierda, si seguía con ella sobre él, su polla no pasaría desapercibida. Podía sentir sus senos apretándose sobre él ya que sus manos estaban en su frente. - Gracias... - le dijo alejándola y permitiendo que se levantara mientras se sentaba apoyado en el respaldo - Me siento mucho mejor. - Traeré su desayuno para que coma algo y los analgésicos. - le dijo aturdida, incorporándose un poco. Ese hombre estaba provocando muchas cosas en ella - Trae el tuyo también. - ordenó cuando la vio caminar hacia la puerta - No me gusta comer solo. - Si, señor Carmichael.
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