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Fiesta del Equipo Sei estaba sentada frente a la mesa del comedor del apartamento asignado a Andreas. Estaba terminando de ajustar la agenda del día siguiente después de regresar de la jornada de grabaciones. La joven había estado intranquila debido a que su jefe había estado muy desconcentrado y el director casi había perdido la paciencia varias veces por tener que grabar varias tomas. Sei recorrió con la mirada el lugar donde una cocina americana con dos banquetas en el mostrador permitían ver una pequeña alacena, un horno eléctrico y un microondas con una pequeña nevera. Al fondo dos grandes puertas que llevaban a la habitación principal y a otra habitación con una cama y un sillón cama. Había un panel de vidrio en el centro de la sala, en el piso, que permitía ver el agua bajo ella la que se iluminaba por debajo por la noche haciendo conscientes a los huéspedes que la mitad del apartamento estaba apoyado sobre palafitos en el lecho marino. En la parte posterior, había una salida que conectaba una terraza desde la sala con la habitación principal con un par de tumbonas bajo un toldo ajustable. Había aprendido, gracias a la explicación de Andreas cuando lo vio salir en bañador el primer día y bajar por una escalinata que bajaba hasta el agua, que podías bajar a nadar en el sector posterior desde los apartamentos hasta el sector VIP siempre y cuando no molestaras a los demás huéspedes. Las cabañas para más personas, como en las que estaban el resto del equipo, tenían, en cambio, un muelle flotante unido a varios senderos que se mantenían sobre la superficie por un sistema de flotadores bajo ellos. Allí habían varias tumbonas y quitasoles. -¿Vas a ir a la fiesta en el muelle flotante? - le preguntó al joven cuando lo vio salir vestido con un pantalón de color blanco y una sudadera azul con sandalias a juego. - No... - le dijo buscando sus lentes, los que la joven señaló en la mesa auxiliar junto a la entrada - Gracias...Voy a hablar con el presidente...lo más probable es que me quiera regañar por lo de hoy. - ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar? - preguntó ansiosa. - No, fue mi culpa y lo asumiré. Andreas caminó hacia la salida, pero antes de abrir la puerta la miró. - Ve a la fiesta. - le dijo - Pasas casi veinticuatro horas conmigo. Diviértete. Tonia estaba muy animada cuando te invitó. - Sí, iré... - le dijo cuando se marchó. La joven se quedó observando la puerta por donde había salido Andreas y suspiró. No tenía ganas de ir, había estado durmiendo mal los últimos días. Tenía pesadillas del día en que murieron sus padres. Hacía mucho tiempo que no soñaba con ellos y no esperaba que en ese lugar paradisiaco pudiesen regresar. No podía entenderlo, su trabajo iba bien y Andreas le dejaba hacer todo lo que sugería sin molestarse o regañarla. Al contrario, poco a poco, veía que el actor se estaba acostumbrando a que ella se adelantara a sus deseos y lo ayudara. Trabajar con él había sido muy distinto a sus anteriores jefes, más imprudentes y exigentes, sin respetarla ni a ella o a su trabajo. Se estremeció al recordar los gritos o las cosas que le lanzaban por el aire cuando tenían reacciones impulsivas. Sei estaba decidida a hacer un buen trabajo, no solo por el salario, si no porque le gustaba trabajar para el actor. A diferencia de los rumores que había leído en los medios, era sencillo en sus gustos, práctico y organizado. Siempre parecía disperso o indiferente, pero se había percatado que no siempre era así. Le gustaba comer y no tocaba el alcohol para nada. Eso le sorprendió ya que hubo un rumor en el ambiente sobre que se había emborrachado con una modelo de la agencia en un hotel. - ¡Sei! - llamó Tonia a la puerta golpeando efusivamente - ¡Vamos, todos se están reuniendo! - No soy buena para las fiestas Tonia, te lo dije. Sei intentó zafarse del compromiso. - No te estoy pidiendo que te vuelvas loca. - se burló la joven - Trabajas como una hormiga todo el día. Ven a beber algo y escucharemos música. Nos han preparado salchichas y hamburguesas por el medio tiempo de las grabaciones. La joven volvió a aporrear la puerta y Sei suspiró derrotada antes de abrirle. - Te acompañaré, - le dijo cuando la joven saltó de alegría en el lugar - pero regresaré temprano. No he dormido bien. - No hay problema. - le dijo alegre. - Iré por mi celular. - le dijo Sei caminando hacia su habitación en tanto Tonia la seguía. - ¿Cómo te está tratando el señor Carmichael? - le preguntó, asomándose a la habitación del hombre - Es muy sexy...Todas las chicas te envidian. - La verdad es muy tranquilo y responsable... Lo veo practicar sus líneas o leer. - ¡¿Leer?! - dijo sorprendida - Es todo lo que hacen en esta habitación los dos. - Para aclarar...Yo estoy en mi habitación y él en la suya. - Dime que no has espiado ese cuerpo sexy en la ducha o cuando duerme. Dicen que duerme desnudo... Lo leí en una entrevista hace algunos años. Sei se sonrojó violentamente y se giró para que no pudiera ver su rostro en tanto buscaba su celular y sus sandalias. - No lo he visto. - le dijo finalmente empujándola fuera de la habitación. - Cuando me levanto él ya está vestido después de nadar. - Awww. - se quejó - Hoy en la playa se veía genial, todo bien puesto en su lugar. Podrías haber contado si era tan dotado como dicen. - Oye. - le gritó - No quiero que me despidan. - Lo describes como un monje. - se burló - Michelle es todo lo contrario. Le coquetea a todo lo que tenga pantalones y habla de todos en privado, para mal. Se queja de todo y hace rabietas como una niña. Si no fuera porque ya la conozco y no puede controlarme como cuando empecé, le daría una patada. - Es muy hermosa... - acotó Sei. - Claro, con todas las cirugías y el botox no me sorprende que se vea así, pero sin maquillaje es otra cosa. Además, retoca todas las fotos que sube a las redes. - Tonia...No deberías hablar de las intimidades de tu empleador. Si algo pasa, creerá que tú violaste su privacidad. - Te lo digo a ti porque fuiste buena conmigo, me ayudaste y ni siquiera nos conocíamos. La mayor parte del tiempo las asistentes compiten por conseguir las cosas que las celebridades piden o en ser las más visibles. Tú nos ayudas a todos desde las sombras...Como ese fantasma del teatro...¿Cómo se llama? - ¿El fantasma de la ópera? - Ese... - Él quería encerrar a la cantante y se escondía porque su cara estaba deformada. - Podrías encerrar al chico sexy en la habitación y disfrutarlo como ese fantasma... Sei se rio ante la comparación y si lo pensaba, ella no era tan bonita como Tonia o Michelle. Sus largas faldas, su piel blanca casi como leche, sus gafas y cabello amarrado en un trenza porque si no, era toda corona de friz y su voz, suave y baja no le parecerían atractivas a un hombre. Con su timidez no le resultaba sencillo imponerse o poner límites cuando la pasaban a llevar. Debido a que había perdido a sus padres a los doce años tuvo que madurar rápido al no tener a nadie pudiese protegerla y se volvió presa fácil de los bravucones de la escuela, de sus jefes o el que quisiera. Pasar desapercibida era la forma en que había aprendido a lidiar con ellos y que la dejaran en paz ya que pronto dejaban de verla y sólo era una sombra en el lugar. Un fantasma. - Hey, Sei ¿Me escuchas? - le preguntó Tonia pasando la mano frente a su cara para llamar su atención. - Lo siento, me quedé pensando ¿Qué decías? - Que si ya estabas lista para irnos... - le dijo ladeando la cabeza, analizándola - ¿Ya tienes tu teléfono? ¿La tarjeta? - Si, vamos...Espera. - le dijo, pero se volvió hacia la nevera y sacó una botella de agua y un vaso del estante y corrió a la habitación donde dormía Andreas para luego regresar con una sonrisa satisfecha. - Vamos, hormiga. - le dijo Tanya tomándola del brazo - Deja de trabajar unas horas. El chico sexy puede servirse su agua. La joven sonrió y siguió a su amiga en dirección a la fiesta cerrando la puerta tras ella.
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