Capítulo 3.

3674 Words
Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz. Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.Un rayo de luz entraba por mi ventana, haciendo que tuviese que despertarme sí o sí. Me sorprendí por un momento y decidí apreciar aquella luz de esa mañana, ya que es bastante raro tener días despejados en mitad de invierno. En ese preciso instante me acordé del examen de historia que tenía en aproximadamente dos horas. Entre eso, y el rayo de sol asomándose por mi ventana, deseé por un vago instante que fuera verano de nuevo. Despertar a cualquier hora y no tener que seguir un horario era realmente un placer, y no precisamente para pocos. Terminé de vestirme justo cuando Lydia me envió un mensaje, seguro estaría preocupada por si me pierdo el examen o algo. “Si quieres nos vemos en la cafetería para repasar un poco tu examen, y así tomamos el desayuno” Obviamente le dije que sí, no podría ir sin comer al examen, pero tendré que ver cómo me las apaño para que no diga una palabra de historia. Ya tuve suficiente durante todo el fin de semana. Me digné a salir de mi habitación y subí al ascensor para bajar. Todo estaba muy silencioso de momento, y eso me gustaba mucho. Puede parecer extraño cómo a alguien le puede gustar tanto el silencio, teniendo en cuenta que aquí hay siempre mucho, y lo que los demás quieren es hacer más ruido. Cuando el ascensor se abrió, una ola de aire fresco me pegó en la cara. Me abroché bien la chaqueta y fui a paso rápido hasta la cafetería. -¡Hola!-me saludó Lydia-, venga, se te enfría el café. -No te preocupes, no me gusta muy caliente, me da nauseas-me senté y alcé la mirada sobre la cafetería. Todo el mundo tenía una pila de apuntes en los brazos, o los estaban ojeando mientras desayunaban algo fugaz.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD