VERÓNICA TOCKER NARRA: ¡¡Que vivan los novios!! Mi cabeza dolía como la mierda y sólo me desperté porque ese extraño sueño donde Eder y yo nos casabámos con vestidos pomposos acabó con mi mamá corriendo desnuda por todos lados. El olor a cloro y desinfectante llegó a mi nariz pero me negaba a abrir los ojos, tal vez a Eder le dieron ganas de limpiar y... ¿Qué mierda dijo? Todo volvió a mi mente y abrí los ojos de golpe cegándome con una fastidiosa luz blanca, estaba en una cama de hospital con una vía intravenosa conectada a un suero molesto atado a mí. Me sentía como la mierda, el desayuno se revolvía en mi estómago y reviví las palabras del doctor en mi cabeza, justo antes del desmayo. —Felicidades, están esperando un hijo. UN HIJO. FELICIDADES. Maldita sea, creo que pienso volv

