1. El Concurso

407 Words
Junio 2018 ­­­—¿Sabías que Tom Holland y sus hermanos ofrecen un concurso para la premiere de Spiderman: Homecoming?—dice Martin, íbamos en su auto de vuelta del cine, habíamos visto Wonderwomen. —Sí, algo así leí en su **. Sería increíble ganárselas —digo suspirando. —Deberíamos participar —me dice encogiéndose de hombros. —Ah sí, claro, y aprovechemos de jugar la lotería ¿no? —digo con sarcasmo. Las posibilidades eran poquísimas. Pensémoslo, cuantas personas concursarían, aunque solo fueran a participar las personas de mi país, serían remotas las posibilidades. —¿Y por qué no? —pregunta Martin, con una mirada cómplice. Ruedo los ojos. —Incluso si por un milagro las ganáramos, ¿Cómo vamos y donde nos quedamos?—digo, mirando mi teléfono mientras busco en mi lista de música la siguiente canción que quiero escuchar. —En avión, obviamente —replica, colocando los ojos en blanco. Volteo a mirarlo y levanto una ceja, esa es mi cara de “no juegues conmigo”. Frunce sus labios—. Estoy seguro de que cubren todos los gastos. —¿En serio quieres que participemos? —le pregunto, frunciendo el ceño—. Va a ser la numero veinte mil de nuestra lista de concursos. Estaciona su coche en la orilla, justo frente a mi casa. Se desabrocha el cinturón y se gira para mirarme. —Vamos, los dos lo hacemos, así, si uno gana, invita al otro —me dice, mostrándome su teléfono, con una sonrisa de oreja a oreja. Ruedo los ojos y cojo el mío, buscando el ** de Tom Holland. Aprieto el video en donde promociona el concurso y luego me dirijo al link. Comienzo a escribir mis datos en el formulario. —¿Lista? —me pregunta Martin. —Si —le digo en tono cansino, que exasperante pienso para mí misma. —Apretemos enviar al mismo tiempo —me dice—. Uno… Dos… ¡Tres! Apretamos el botón de enviar, y por un instante deseo con todas mis fuerzas ganarme este concurso, deseo con toda mi alma poder ver a este nuevo y guapo Spiderman. —Solo imagínalo —me dice Martin, haciendo con sus manos el gesto de Bob Esponja cuando dice “imaginación”. —A veces pienso que soy yo la que tiene veinticuatro y no tú, ¿sabes? —le digo, mientras cojo mi bolso—. Adiós, Tintin. Le desordeno su cabellera castaña clara y deposito un beso en la mejilla. Acto seguido, abro la puerta del coche. —No pierdas la esperanza —me dice, guiñándome un ojo. —Sí, si, como digas —le digo, despidiéndome con la mano. Arranca su coche y se va, mientras yo me quedo viendo cómo se aleja. En el fondo, muy en el fondo, no quiero reconocer que mi esperanza está ahí, anhelante.   
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD