Capítulo 3

1016 Words
10 de diciembre. Las vacaciones estaban a la vuelta de la esquina. Las queridas vacaciones de Navidad. Desde el 20 de diciembre hasta el 9 de enero. Eran esas típicas vacaciones en las que los profesores mandaban tareas y estudiar, y tú no hacías una mierda. - ¡Maia, no me estás escuchando!.- gritó la profesora Leonor haciéndome saltar en mi asiento. Leonor daba clases de Historia de España. - Lo siento, profesora.- dije con una mueca de disculpa. - Hablaremos cuando la clase termine. Asentí y me puse a escribir todo lo que ella decía sobre el tema que estábamos dando: La Romanización. - Bien chicos. ¿Alguien puede decirme qué es la romanización?.- nadie contestó a su pregunta y ella miró a Lorena.- Lorena dímelo. - Eh... A ver, es cuando invaden tu país y lo adaptan a su cultura. - Bueno, más o menos.- dijo la profesora.- Es el proceso de asimilación cultural que tuvo lugar en la mayor parte de Europa occidental y los Balcanes en la Antigüedad, por el cual numerosas regiones bajo el poder político de Roma adoptaron sus instituciones, costumbres, organización social y su lengua. Todos asentimos. - Nosotros nos centraremos en la Romanizacion de Hispania. Se entiende por romanización de Hispania el proceso por el cual la cultura romana se implantó en la península ibérica durante el periodo de dominio romano sobre esta. Ella siguió hablando de la Romanización mientras yo me hundía en mis pensamientos una vez más. Me costaba mucho concentrarme y a veces eso me causaba problemas. Quedaban dos días para el viernes y me estaba desesperando. Lorena y Dani habían dicho de quedar para cenar los tres en algún Burguer King, y luego irnos a jugar a las cartas. Un plan perfecto para nosotros. Siempre evitábamos salir de fiesta más de lo necesario, ya que salían más noticias de violaciones y asesinatos de chicas en fiestas, y sobre todo, chicas jóvenes. Y es algo que no entendía, el gobierno no hacía nada respecto a eso. Estaba demostrado que vivíamos en una sociedad patriarcal, donde la mujer tenía la misma justicia que una mierda. El año pasado violaron a una chica en la fiesta tradicional de España, "Los San Fermines". Son una celebración en honor a San Fermín de Amiens que se realiza, anualmente, en la ciudad española de Pamplona, capital de Navarra. Los festejos comienzan con el lanzamiento del chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona, el 6 de julio y terminan el 14 de julio con una canción de despedida. Una de las actividades más famosas de los San Fermines es el encierro, qué consiste en un recorrido de 849 metros delante de los 6 toros que serán lidiados por la tarde en la corrida de toros y 6 cabestros o mansos que culmina en la plaza de toros. Los encierros tienen lugar todos los días entre el 7 y el 14 de julio y comienzan a las ocho de la mañana, con una duración media de entre dos y tres minutos. Resulta, que un año de esa fiesta, una chica de 18 años fue violada por un grupo de hombres —cinco para ser exactos—. Ellos negaron en todo momento la violación, dijeron que la chica había consentido eso. Los cinco eran absueltos, sin embargo, de los otros dos delitos de los que se les acusaba: un delito contra la intimidad por las grabaciones que hicieron con los móviles y por el que la Fiscalía pedía dos años y diez meses de prisión; y un robo con intimidación, por el que se solicitaban dos años de cárcel. Ahora, esos cinco hijos de puta andan en la calle normalmente, y tienen que ir al juzgado de Sevilla —pertenecientes de allí— a firmar cada un cierto tiempo, ya que tienen prohibido salir de España y cometer un delito más. La vida de una chica destrozada y ellos libres. Bienvenidos a la justicia Española. Volví mi atención a la clase y vi que acababa de terminar, ya que todos estaban recogiendo sus cosas. Era última hora, así que recogí todas mis cosas y las metí a la mochila con cuidado. Me despedí de Lorena y de Dani y caminé a la profesora. - ¿Quería hablar conmigo?.- pregunté. Ella me miró bajo sus gafas y asintió. - Siéntate.- ordenó. Todos los alumnos salieron y ella suspiró. - Vas fatal en mi asignatura, Maia. No prestas atención, vas distraída, no haces las tareas, suspendes exámenes, no puedes seguir así. - Lo sé, solo no estoy pasando un buen momento. - ¿Sabes qué puedes acudir a mi o a la psicóloga del instituto, verdad? A la más mínima cosa que te haga mal, acude a por ayuda. No dejes que nadie te haga daño, Maia. - Gracias, Leonor.- sonreí agradeciéndole. - Haz las tareas que he mandado hoy, muchacha.- rió y asentí. Salí del instituto y vi que mi hermano no me esperaba como siempre. Estaba Alberto en su auto y no parecía muy contento. Caminé tranquila al auto y me miró. - ¿Por qué no salías? Su voz destilaba furia. - Estaba hablando con una profesora. Estábamos fuera del auto y daba gracias que no había nadie alrededor. - Mentirosa, seguro estabas follando con alguien.- dijo cogiendo mi brazo donde estaba el golpe de hace dos días. - Alberto aquí no, por favor.- dije intentando calmarlo. Su mano apretó mi brazo y gemí de dolor. - Vas a saber lo que es bueno cuando lleguemos a casa. - Alberto por favor.- susurré con la voz quebrada. Me retorció el brazo de una manera que dolía como el infierno y rompí a llorar. - ¿Ahora te arrepientes? Eso te pasa por irte en el coche de un tío. Me metió de un golpe en el coche y se metió él. Oí los cerrojos echarse y me tapé la boca. Me iba a matar, este era mi fin. - ¿Por qué desconfías de mi? Nunca te he dado motivos. Dije más calmada pero nerviosa. - Porque todas las tías sois muy putas, y tú, con esa carita de santa, no vas a ser menos. No respondí y pasó de largo en la calle de su casa. Iba en dirección a un descampado que había lejos de mi casa y aún más de la civilización. - ¿Donde vamos?.- pregunté temerosa. - Al infierno.
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