Amelia caminó al lado de Matt avergonzada, no era capaz de mirarlo a la cara, él tampoco buscó explicación alguna, pues su corazón se quebró de inmediato con su descubrimiento, para él, fue como si ella de verdad hubiera traicionado su matrimonio, y eso le dolía, Matt estaba tan desconsolado, que lo sentimientos que llevaba dentro no lo dejaban respirar con mesura. Durante el trayecto hasta el recibidor del edificio, ninguno de los dos dijo nada, el silencio sepulcral decía más que mil palabras. Pero Amelia no se sintió bien dejando que él asumiera todo sin escucharla primero. —Matt, cariño, debemos hablar por favor, necesito que me escuches. —Amelia suplicó —Vámonos de esta compañía Amelia, me arden los pies de solo pisar sus suelos —Matt evadió el tema —¿Podemos ir a tomar un café

