–¡Que tengas un buen día, querida! –Y como rayo sale volando a su auto n***o deportivo, que estaba esperando por él en la entrada del lugar.
Yo me quede algo estática, mientras lo veía irse, para después darme la media vuelta y ver como Eva estaba a punto de llorar de felicidad, mientras que las chicas jóvenes de servidumbre, tenían la boca abierta mientras se decían cosas. Estaban asombradas con lo que acababa de pasar, puesto que nuestra antigua relación fue tan tensa, que dejamos una mala reputación.
Eva camina hacía mí, para abrigarme bien puesto que estaba nevando.
–Mi querida niña, estoy feliz por ti. –Besa mis manos con calidez. –Cuídate mucho.
Yo sonreí con felicidad.
–Gracias, lo hare. –Para salir corriendo hacía la camioneta negra que me estaba esperando.
El chofer y
