Bruno frunció el entrecejo. ¿De qué carajos estaba hablando? Se acomodó mejor en su lugar y esperó que Cló continuará su relato.
—En mi ciudad — se refería a aquella que la vió nacer, crecer y convertirse en lo que era hoy — empezaron a desaparecer algunos prisioneros de manera inexplicable. Niels no parecía particularmente alterado por ello, pero él en realidad no se alteraba demasiado por nada. Lo que sí nos llamó la atención es que cada semana el Alfa tenía más dinero en su cuenta y mejores propiedades. A la Beta aquello le alertó que algo no iba bien, bueno, en realidad cualquier imbécil con dos dedos aquello le llamaría la atención —dijo riendo apenitas —. Ella se estaba volviendo loca por saber qué sucedía con los prisioneros, pero el Alfa decía que habían otras situaciones que ate
