Era amante de la oscuridad, rey del infierno y tenía el control de todos lo demonios e incluso de los más fuertes también; en sus ojos se podía ver el fuego arder, en ese momento sentía que las llamas estaban más vivas que nunca. Estaba apunto de perderlo todo. Miró al pequeño que llevaba en brazos y chasqueó los dedos para luego aparecer en la la tierra; susurro unas cuantas palabras y empezó a caminar.
—no hay tiempo pequeño
Sabía dónde ir, tenía todo planeado. Estaba apurado, no tardarían en descubrir que el pequeño estaba vivo y mandar a alguien que se lo sacará. Caminaba rápidamente, hasta que porfin dio con la casa que buscaba;los había estado observando desde el momento que supo del embarazo. No sabía que decir, pues la verdad era un tanto caótica y mostrar quien era solo les daría miedo pero no tenía más opción. Todo la puerta, miró nuevamente al niño que llevaba en brazos y suspiro pesadamente. Ya era hora. La puerta se abrió dejando ver un hombre de unos treinta años a lo sumo.
—buenas noches—saludo amable aquel sujeto—¿Qué necesita usted?
El diablo lo miro fijó, se metio
en su mente y busco en ella toda información que le asegurará que su hijo estaría bien. Finalmente salió de su cabeza y con normalidad se presento.
—buenas noches—respondió a aquel saludo el diablo—soy Lucifer, Lucifer BlackMorten y lamento realmente interrumpir su velada pero no tuve
de más opción ¿Puedo pasar señor?
El hombre se hizo a un lado para que él pasará, miro todo y suspiro; no le quedaba mucho tiempo, sentía la marca en su espalda arder. Lo estaban tratando de localizar y estaba seguro que en algún momento lo iban a lograr.
—mí hijo señor...—murmuro, el diablo era buen actor—no puede quedarse conmigo, corre peligro a
mí lado y no tengo con quien dejarlo
El sujeto frunció el ceño confundido, parecía que la actuación no estaba funcionando. No tenía tiempo.
—tengo poco tiempo...—explico el amo del infierno—es por eso que recurro a medidas extremas, Lucifer soy o el diablo más bien, por extraño que parezca en su mente estoy y le pido que a su esposa traiga ante mí
Aquel hombre, percibio el pedido de manera hipnótica; arrastró sus pies incontrolables hasta la cocina y unos minutos después volvio con su amada sujeta del brazo.
—ahora también estoy en su mente señora...—dejo la palabras en el aire y unos segundos después en la mente
de aquel matrimonio descubrió sus nombres—Everdone, Lucía Everdone
La pareja no respondía, solo miraban al diablo, estaban hipnotizados. Ellos no entendían como salir del trance, no controlaban su mente y por consiguiente tampoco su cuerpo.
—ahora escuchen atentamente todo lo que voy a decir—espeto Lucifer—el bebé se llama Kilian y lo van a criar como a su hijo hasta que cumpla diesciocho años y yo vuelva por él para llevarlo a su hogar a la media noche el día de su cumpleaños
La pareja asintió sin omitir sonido.
—el seis de enero nos vamos a volver a ver...—anuncio—a la medianoche regresaré para llevarme a mí hijo
Un chasquido basto para que los señores Everdone salieran del trance.
—para asegurar que cumplan con
su palabra y no intente hacer algo estúpido haremos un pacto—Lucifer sonrió e hizo que su forma humana cambiará por la real, alas negras y ojos de fuego—un pacto de sangre, básicamente si lo rompen viviran
por toda la eternidad en el infierno
Los Everdone no respondieron, no había más que aceptar ese pacto.
—sus manos... —exclamó Lucifer
Ambos extendieron sus brazos, el diablo tomó primero la del hombre. Por unos segundo la contempló, saco una daga de su chaqueta e hizo corte sobre la palma y lo mismo realizó en la mujer. Finalmente marco la suya también y sello el pacto con ambos. Era inquebrantable, al menos por parte de ellos pues él era el diablo.
—cuento con que no hagan nada fuera de lo que les pedí ¿si?—Lucifer los miro una última vez—debo volver al infierno, ahí quienes me buscan no pueden ni deben entrar ¿Saben?
Lucifer no espero respuesta y sin
más hizo que el suelo que pisaba se abriera en dos y despareció. Lo que paso dieciocho años después es lo que vengo a contar.