–¿Qué estás haciendo? –preguntó Semira al entrar a la cocina. La imagen de Franz frente a la estufa era bastante entretenida, él tomó la carne que estaba dentro de la olla y la sacó. –Ya no está sangrando, supongo que está lista –comentó volvió a ver su teléfono donde había buscado las formas de hacer un conejo. –¿Ya perdiste la cabeza? –dudó –. ¿Necesitas que me haga cargo del reino, Franz? –Jódete –le gruñó –. Es para Sky, tendrá hambre cuando terminé de entrenar con Rode y debería comer bien. –Debería de comer bien desde que ustedes duermen juntos –señaló ella, Franz iba a hablarle pero ella lo detuvo –. No quiero que me digas nada, ni siquiera debería saberlo, que asco, debería haber una regla para no saber las intimidades de quien hayas compartido vientre –señaló –. Creo que

