Violeta conducía su coche a toda prisa yendo del lado contrario de la vía, los coches se hacían a un lado mientras ella aceleraba. Se preguntó quién demonios querría lastimarla, hacía mucho tiempo que ningún integrante de su familia era amenazado. Llevaban muchos años de tranquilidad, pero ese atentado era una clara evidencia que esos tiempos se habían terminado. Ya no podía salir sin estar armada, ese ataque no lo debía pasar por alto si lo hicieron esa vez no dudarían en volverlo hacer.
La joven dio una vuelta brusca pasando a su lado del carril, se preguntó dónde demonios estaban los idiotas que la seguían. Los muy infelices no hicieron nada, si no hubiera sido por Dylan esos desgraciados le hubieran volteado el coche y terminado con ella. Violeta golpea el volante por haber sido tan descuidada y confiada, pero no volverían a tomarla por sorpresa ¡Claro que no! para la próxima estaría preparada… en ese momento recordó a Dylan, lo había dejado atrás con aquellos sujetos. Solo espero que estuviera bien, era un simple profesor.
No regresaría a la universidad, tampoco pensaba mencionarle una sola palabra a su padre de lo ocurrido. De momento resolvería ese asunto ella misma…
[…]
Dylan estaciono su destartalado coche frente de su edificio. Al bajarse del mismo observo como las luces se caían echas trizas. Suspiro dándose cuenta que el golpe que le propino aquella camioneta le sumo más golpes al automóvil, ¿En qué momento se había metido en tantos problemas? Solo era un m@ldito profesor de francés. Azotó la puerta de su auto, frustrado y lleno de ira. De pronto otro coche que bien conocía frena de golpe detrás del suyo llevándolo a fruncir el ceño.
—¡Dylan! —Exclama Violeta quedándose parada en la puerta de su coche —. ¿Estás bien?
—¿Qué rayos estás haciendo aquí, Violeta? Deberías de estar en tu casa bajo la protección de tu padre.
—Puedo defenderme sola, no necesito la sombra de mi padre para siempre estar resguardada —Contesta caminando hacia él.
—No seas infantil, han intentado asesinarte y tu estas como si nada. No puedes ser tan descuidada, si no hubiera sido por mi tu…
—Estaría muerta, lo se… —Sonríe acercándose hasta quedar a pocos centímetros de Dylan —.He venido a darte las gracias por tu gran hazaña, la verdad me resulta curioso que seas solo un profesor.
—Cualquiera hubiera hecho lo mismo —Se da la vuelta encaminándose hasta su edificio pero sabiendo que era seguido por Violeta —.Te agradezco que te marches y no me causes más problemas, ya suficiente tengo con haberme metido en ese problema de la tarde.
La joven mordió sus labios al admirar el atractivo monumento de hombre que tenía ante ella. Era tan alto y fuerte, tan masculino y viril… de solo recordar lo que le había hecho entre sus muslos la noche anterior la encendía. Estaba obsesionada con Dylan.
—No creo que te traiga problemas —Responde restándole importancia a lo que Dylan se da la vuelta completamente furioso.
—¿Crees que esto es un juego? ¿Piensas que quiero estar metido en esto de guerras entre mafiosos? ¡Aléjate de mí Violeta! Solo causas problemas, mira cómo has dejado mi coche solo por tus niñerías. No te lo volveré advertir, te quiero lejos de mi casa y de mi vida personal. No estoy interesado en liarme con la hija del m@ldito jefe de la mafia.
El profesor se da la vuelta dejándola helada en medio de las escaleras, ella intento articular una palabra pero no le salían estaban atoradas en su garganta. Dylan era el primer hombre que le hablaba de esa manera tan despreciable. Realmente estaba muy cabreado, quizás lo mejor era darle un poco de espacio…
Violeta termino por bajar los escalones regresando a su coche el cual tenía algunos golpes por los costados. ¿Cómo demonios iba a explicar aquellos golpes? Rodó los ojos para luego subirse al mismo y ponerlo en marcha.
—¿Qué crees que le haya pasado a su coche? —Pregunta uno de los hombres que seguía a Violeta.
—Eres un idiota, sino hubiera sido por que te quedaste como estúpido tragando en aquel restaurante lo supiéramos. Ahora cuando el señor Demian nos pregunte que le ha pasado al coche de su hija no sabremos que responder.
—Al menos la hemos encontrado aquí donde ese profesor.
—El coche de él también está hecho nada, algo extraño está pasando. Debemos notificarle esto al jefe, no lo podemos dejar pasar por alto.
—Nos arrancara la cabeza como se entere que su preciada hija se ha metido en problemas.
—Pon en marcha el coche, ya es hora de que pasemos informe de esto.
En cuanto Violeta y sus guardaespaldas se fueron un misterioso coche bajaba la ventanilla para observar el edificio de Dylan y luego la dirección por la que se iba la joven Morgan. Luego lanzaron un cigarrillo por la misma para subir el cristal nuevamente poniendo en marcha el coche para alejarse de esa calle.
[…]
Un buen rato después, Violeta ingresaba su coche en el garaje de su casa. Al entrar en la residencia por la puerta trasera se extrañó de no encontrar a nadie. En esa mansión vivían muchísimas personas, por lo general siempre había alguien por allí merodeando. Se dirigió hasta las escaleras cuando el sonido del carraspeo de una garganta llamo su atención.
—Hola padre —Dice ella dándose la vuelta para ver a Demian en compañía de su tío Daniels ambos de brazos cruzados, uno con la mirada asesina y el otro tan apacible como siempre—Tío Daniels.
—¿No tienes nada que decir?
—Si ya lo sabes, ¿Para qué me interrogas?
—¿Quién te ataco? —pregunta Daniels en esa oportunidad.
—No lo sé…
—No asistirás más a la universidad hasta que Daniels descubra quien está detrás de esto.
—Nooo, no pueden hacer eso. No pueden prohibirme hacer nada.
—Eres la más pequeña de mis hijas, pretendes que te de rienda suelta y andes por allí como si nada. Eso no pasara mientras yo viva, y aun cuando no este no pasaría.
—¡Padre! —Lo reta con la mirada, pero a Demian Morgan nadie le ganaba una batalla de miradas.
—Violeta, hace mucho que ninguno ha sufrido un atentado. Debes entender que esto es por tu bien, todos saben que eres la hija pequeña Demian la más vulnerable —Su tío fue quien hablo.
—¿Vulnerable? —Pregunta con descrédito.
Se sentía completamente irritada, fuera de sí, como se les ocurría valorarla con esa m@ldita palabra tan débil. Ella no era ninguna mujer vulnerable, era mucho más valiente de lo que era su madre a su edad, odiaba cuando la trataban como una cría, hasta Dylan lo hacía y eso comenzaba a molestarla porque ya era una mujer hecha y derecha