Capítulo Uno

2219 Words
Fernando Parece increíble hace solo unas semanas yo creía y estaba totalmente seguro de que Isabella era la mujer de vida, la única mujer a la que amaría hasta mi último aliento, también parece mentira que después de haber decidido dejar que el destino siguiera su curso he cambiado de parecer y ahora me encuentro despidiéndome de todos para embarcarme en un avión que me llevara al lugar donde tendré que luchar con todo por vencer el cáncer y todo por Celin, mi diosa pelirroja que me ha devuelto a la vida aun antes de empezar con la batalla, ni siquiera cuando conocí a Isabella me puse tan nervioso o actué como un idiota así como lo hice el día que ella se paro frente a mi, que tampoco fue el mejor día de todos, secuestraron al hijo de Isa y nos hicieron pasar las dos semanas mas angustiantes de nuestras vidas, se que Alexander es su padre pero a ese niño yo lo he visto crecer desde que tenia poco tiempo de nacido, prácticamente lo crié durante sus primeros añitos de vida y lo amo tanto como amo a su madre, pero es un amor de amigos o hermanos y Andrew es como mi sobrino. —Fer, tienes que volver a nosotros bien, te prohíbo que te dejes vencer nunca te rindas porque tu familia estará aquí esperándote además no quieres dejar sola a Celin y perderte de su amor —el tono de suplica disfrazados con dejes de humor que usa Isabella al despedirme me dejan un amargo sabor de boca, en todos estos años ni por un solo segundo pensé en separarme de ella y ahora lo hago y no solo, si no que la vida me demostró que el amor esta en otro lado. —No llores preciosa, yo voy a estar bien además te llamaré cada día para contarte como va todo —susurro sosteniendo su mejilla con la palma de mi mano pero la aparto y abro mis brazos para recibirla cuando ella se lanza sobre mi buscando refugio en mi pecho, acaricio tiernamente su cabello tratando de calmar los sollozos que se escapan de su garganta. —Promete que vas a llamar y que estarás bien —pide sin despegar su cara de mi pecho, siento la húmeda de sus ojos mojando mi camisa siempre he sabido que ella me quiere pero solo como el amigo que nunca he dejado de ser. —Te lo prometo preciosa —susurro mientras ella se separa de mi y retoma su postura—. Por cierto, no me quería irme sin darte tu libertad, mis abogados se pondrán en contacto contigo para que firmes los papeles y puedas estar con Alexander sin inconvenientes —digo para disipar un poco la tristeza que envuelve el momento. —Celin cuídalo muy bien por favor y no dudes en llamar sin importar el motivo llama, sabes que Fernando es importante para nosotros —se dirige a ella sin dejar de verme a mi, sonrío por su acto sobre protector. Con una última mirada a todos Celin y yo damos la vuelta para empezar a caminar a la puerta de embarque, siento el corazón dolido por tener que irme pero sé que esto es lo que necesito en este momento, necesito aprender a pelear por lo que amo y deseo, tomo la mano de la hermosa mujer que camina a mi lado y me la llevo a los labios para imprimir el más dulce de los besos en ella. —Todo saldrá bien, yo estaré contigo en todo momento —su sinceridad me alienta a seguir adelante en esto. —Estoy seguro de eso, es solo que estoy tan acostumbrado a verlos cada día que se me hará difícil estar lejos —confieso honesto, Celin es la mujer más maravillosa del mundo no me cabe duda que vale la pena enfrentarme a lo que sea por tener una oportunidad de vida a su lado. —Entonces, vamos —dice y avanza con mucha más decisión mientras me lleva de arrastra. El vuelo ha sido tranquilo y a medida que nos alejábamos empiezo por sentirme más animado aunque el malestar durante el camino no me dio tregua, sobre todo el dolor de cabeza que parece no menguar con los analgésicos que me recetó el doctor en principio, el tiempo sentados también ocasiono que tuviera mucho dolor en mi espalda, pero solo fue un pequeño sacrificio antes de recibir la cura. La compañía de Celin fue la mejor, no me gusta que solo viva pendiente de mí trate de disimular mi molestia pero ella termino por darse cuenta y enseguida se ocupo de encontrar la manera de yo estuviera mucho más cómodo, se supone que soy yo quien debe velar por ella, no quiero ser un hombre inútil dependiente, quiero ser ese hombre que ella necesita, uno que la proteja y vele por ella. Aunque pensándolo bien hay atenciones de las que no me quejo, como cuando me llena de besos y se acurruca sobre mi regazo, esos momentos son los que más me gustan. —¿Te parece si al llegar nos vamos directo al hotel? —pregunta llamando mi atención. —Haremos lo que tú quieras que hagamos —sonrío mirando sus hermosos ojos. —Entonces haremos algo que ambos morimos por hacer —siento como mi cuerpo reacciona a su sugerencia. Pero esa es la verdad, desde que nos conocimos solo hemos estado de un problema a otro con lo de Isabella, claro que no es que sea estrictamente obligatorio tener intimidad cuando recién nos conocemos, no obstante, no puedo negar que muero por probar el sabor de su piel —. Parece que te has quedado sin palabras —susurra coqueta. —Es solo que tu plan coincide con mis deseos —un dulce beso inocente sella nuestro pacto. No sabia que ella pudiera ser así de sensual, juro que muero porque esta cosa aterrice para poder ir al hotel lo más rápido que nos sea posible, pero tengo que controlarme y seducirla antes, ser un caballero con ella, ella merece que la trate como es debido sin apuros. Quince horas después que se pasaron entre coqueteos y picardía aterrizamos, al fin hemos llegado, mientras ella va al baño del aeropuerto a refrescarse un poco llamo al hotel para pedir que nos preparen la mesa de forma especial y que coloquen flores y velas por toda la estancia, estaremos hospedados allí durante pocos días en lo que encontramos una casa para comprar, también tengo que asegurarme de hacer cambio en mi testamento e incluirla a ella en el. He estado pensado en dejar a Isabella como albacea en caso de que yo no logre vencer al cáncer mientras Celin aprende a manejar los negocios, una vez ella se pueda defender por si misma tomara el control total de todo. Quiero darle el mundo entero y ponerlo a sus pies. Celin Es primera vez que me subo a un avión no creí que mi primera vez entre las nubes fuese al lado del hombre al que amo, al que he esperado para entregarme en cuerpo y alma, quiero entregarme a él mi cuerpo me lo pide a gritos, quizás deba esperar hasta que este bien pero es una necesidad tan fuerte que no se como controlar. Tal vez muchos piensen que estoy solo sacando provecho por su posición económica pero eso es algo que realmente no me importa, si fuese el mismo hombre con mi misma posición social estaría igual de enamorada y pensar que esta en proceso de divorcio, al menos tengo la satisfacción de que no haber destruido ningún hogar ya que él y su esposa no estaban casados por amor, Isabella es una gran mujer y espero en un futuro contar con su amistad y confianza así como Fernando. No se como fui capaz de insinuarle mis deseos pero de verdad necesito conocer la máxima expresión de nuestro amor o a lo mejor es la emoción del viaje que me tiene tan excitada, lo cierto es que su tacto y su calor provocan sensaciones en mi piel que me son totalmente desconocidas. Le pido a Dios que todo salga bien y que podamos volver con el estando sano y así vivir una vida plena, —Será mejor que vuelva ya con él —lo deje un momento mientras venía al baño, necesitaba refrescarme después de un viaje tan largo, no solo me subí a un avión por primera vez si no que fue para salir de mi país de origen. Fernando quiere que tome clases para que aprenda el idioma ya que no se nada sobre el ingles, en cambio él lo habla tan fluido, se ve muy sexy cada vez que pronuncia alguna palabra. —Ya estoy lista para irnos —Fernando hizo reserva en un hotel mientras encontramos donde vivir. Me da pena saber que yo no aporto nada en esta relación más que mi compañía y apoyo. —Te ves hermosa, ¿Ya te lo he dicho? —es un romántico de primera categoría, solo tiene palabras hermosas para mi a cada segundo. —No recuerdo que la hayas hecho hoy, pero creo que yo tampoco te he dicho cuanto te amo y lo guapo que eres —respondo dejando que sus brazos me rodeen antes de darme un beso. —Vamos al hotel para que descansemos —dice y me toma de la mano para empezar a caminar. —Pensé que haríamos lo que yo quisiera —hago puchero mientras hablo. —Y lo haremos pero tamben vamos a descansar, además, te tengo una sorpresa —quisiera definir eso que siento en mi interior, es como si en el vientre tuviera muchos gusanitos saltando sin control. —Me has dado muchas cosas y ya te he dicho que no me gusta, yo estoy contigo por ti no por lo que me puedas dar —murmuro en tono cansino, me hace sentir mal que cada dos por tres me este dando algún regalo o preparando una sorpresa. —Y yo te he dicho que lo hago porque quiero hacerte sentir especial, es la forma que tengo para decirte lo importante que eres para mi —declara pero lo que no sabe es que solo con sus palabras tengo para sentirme como la última gota de agua en el desierto. —Eres imposible, solo te necesito a ti lo demás sale sobrando —confirmo y reafirmo mis palabras de siempre. —Y tú eres la mujer más hermosa de todas —Tomamos un taxi mientras el sigue con su ataque de amor, no me quejo de sus atenciones me hace feliz que me demuestre lo que siente así como yo lo hago, lo que no me gusta es que se exceda y haga gastos demasiado grandes por mi, no quiero sentir que esta comprando mis sentimientos. Después de embarcar las maletas en el auto el chofer arranca el auto siguiendo las indicaciones que le da Fernando, no entiendo ni una sola palabra de lo que le dice pero tiene que ser algo muy gracioso ya que el chofer se ríe. Avanzamos calle tras calle mientras yo miro maravillada a todas partes, es tan grande y hermoso este lugar, hay tantos lugares para visitar tanta gente, las calles se ven atiborradas de personas que caminan en todas las direcciones posibles, enormes edificios en los que se leen las palabras centro comercial y todos casi seguidos, restaurantes, cines hay de todo y todo lo quiero conocer, pero tengo que contener mi emoción ya habrá tiempo para todo eso una vez Fernando este curado de su cáncer. —¿Te gusta? —pregunta mirándome con una dulce sonrisa sobre sus labios. —Es que ni en mis mejores sueños me vi fuera del país y mucho menos en una ciudad como esta —confieso avergonzada. —Prometo que te llevaré a conocer al mundo y no solo eso, lo pondré a tus pies —decreta como la promesa que lo ayudara a darlo todo por salir adelante. —Cuando empiece todo el proceso al que te van a someter, quiero que recuerdes tu promesa y que en ningún momento olvides que yo estaré aquí esperando a que me lo cumplas —digo con firmeza. Siento el escozor de las lágrimas en mis ojos, he intentado ser fuerte pero hay momentos como este en el que simplemente deseo que todo fuese parte de un mal sueño y que él no este pasando por todo esto. —¿Como va tu dolor de cabeza? —cambio de tema aunque este no es que me ayude mucho a estar mejor. —Ya ha pasado, desde que me propusiste algo en el avión mi cuerpo parece que se curo de todos sus males —siento las mejillas arder, no sé como se me ocurrió hacer eso. —Si hubiese sabido antes que yo soy tu cura desde hace mucho te habría dado una terapia —replico mirando directamente sus ojos. Me siento poseída por el deseo que vibra en mi vientre, paso la lengua por mi labio superior humedeciéndolo antes de clavar las dientes en mi labio inferior, no entiendo que me sucede, pero solo pienso en nuestros cuerpos desnudos
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD